Raras La evidencia científica desmiente la realidad presentada por Quantum sobre la minería de tierras raras
Un estudio de investigación publicado por un prestigioso equipo ruso comandado por el toxicólogo Boris Katsnelson sobre la toxicidad de la monacita al que ha podido acceder la Plataforma Sí a la Tierra Viva pone en cuestión las afirmaciones de la empresa sobre el impacto radiologico de este tipo de explotaciones y resulta demoledor para sus planteamientos al confirmar la existencia de un riesgo real incluso para sus propios trabajadores.
Fuente: Valde REC

El experto, perteneciente al Medical Research Center for Prophylaxis and Health Protection in Industrial Workers (Ekaterimburgo, Federación Rusa) recomienda en su artículo científico “Toxicidad del particulado de monacita y su atenuación con un complejo de bioprotectores”, la toma de una serie de medidas paliativas frente a los peligros inherentes al trabajo con el mineral, dando por hecho que “los trabajadores empleados en la minería, procesamiento y almacenamiento de la monacita están en riesgo de exposición al polvo con efectos adversos sobre la salud”.
La investigación, publicada en la revista científica italiana “La Medicina del lavoro” (“La Medicina del trabajo”) concluye que los efectos negativos de la monacita en el organismo humano se deben, “al menos en parte”, a la presencia en su composición “no sólo de elementos de tierras raras sino también de radioisótopos naturales de las familias del torio y uranio”.

Los expertos afirman también que los compuestos de tierras raras como la monacita afectan sobre todo a los órganos internos, “el hígado en particular” y que se conocen efectos adversos sobre los procesos metabólicos dado que los óxidos solubles y los fosfatos presentes en el mineral “son altamente citotóxicos” y “parecen ser capaces de causar neumoconiosis”, grave enfermedad producida por la infiltración en el aparato respiratorio del polvo de determinadas sustancias minerales, causando igualmente “toxicidad sistémica” y “efectos irritantes”.

Respecto a la presencia de elementos como el torio y el uranio en el mineral, la investigación considera “de suma importancia su radiotoxicidad, principalmente debido a la radiación alfa”. Además, cerca de las grandes masas de monacita, el efecto de la radiación sobre el cuerpo humano también es causado por la liberación de los gases torón y radón y los productos fruto de su decaimiento/semidesintegración. Sin embargo “la deposición de partículas inhaladas de monacita en las vías respiratorias es de especial importancia para quienes trabajan con arenas de monacita o concentrados” debido a sus potenciales efectos dañinos, pudiendo afectar también a las poblaciones cercanas.

LA MINERÍA DE TIERRAS RARAS, UN PELIGRO DESDE CUALQUIER PUNTO DE VISTA

Tanto este estudio, circunscrito al ámbito específico de la minería de monacita, como la abundante literatura científica internacional sobre los efectos de las tierras raras, confirman una vez más la inviabilidad del plan minero de Quantum tanto ambiental como socialmente, y convierten en papel mojado el estudio de la empresa encargado de manera interesada a la consultora Geomnia y desarrollado por la Universidad de Sevilla, que en ningún caso analiza el impacto radiológico acumulativo y que incluso reconoce que queda fuera del alcance actual de las conclusiones presentadas la evaluación radiológica en la planta de proceso definitiva asociada al proyecto de explotación.
En cualquier caso, además del personal de las explotaciones, hay que recordar que la propia Agencia del Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA), reconoce en un informe dado a conocer a principios de este año por la Plataforma que, pese al establecimiento de medidas correctoras esta actividad extractiva genera un impacto inasumible sobre aire, agua y suelos, llegando a ser posible que algunos tipos de tierras raras pasen a formar parte de los cultivos e incluso incorporarse a la cadena alimentaria.

En este sentido, las recientes declaraciones públicas de Raquel Vergara, directora facultativa de Quantum Minería S.L., al afirmar que está previsto que los terrenos “vuelvan a su uso agrícola incluso en condiciones más favorables a las originales en un breve período de tiempo” y “con grandes beneficios para los agricultores”, resultan inaceptables y demuestran un profundo desconocimiento de la realidad de una comarca cuyo sector primario es su principal motor económico.

Por otra parte, la rebaja de recursos hídricos a “tan sólo” 100 millones de litros de agua anuales frente a los 500 millones iniciales sólo puede ser valorado como un falaz y completo despropósito, tanto como el garantizar a priori que no se produzca ningún tipo de vertido en el “circuito cerrado” y el nulo impacto ambiental “similar el del sector de la construcción” cuando se pretende extraer 19 millones de toneladas de mineral en bruto a cielo abierto.

Finalmente, es necesario recordar que aunque Quantum Minería lo haya negado en público la semana pasada, en la documentación entregada como “contacto oficioso” a la Junta de Castilla-La Mancha, la empresa reconoce que entre “los frutos más visibles” del supuesto apoyo nacional y europeo está la construcción de una planta piloto que, en base a su información, “podría estar abierta a tratar mineral de otros países”, por lo que de salir adelante sus planes, la Provincia de Ciudad Real podría convertirse en un almacén de residuos tóxicos del que sería difícil cuantificar sus efectos futuros.