Ecologistas denuncian la reapertura de una mina de la segunda guerra mundial de A Coruña que ha solicitado permiso a la Xunta para verter al río los residuos de su actividad minera que multiplican por ocho el máximo legal. La empresa, Sacyr, ha solicitado permiso para verter al río los residuos de su actividad minera. La Xunta y los ecologistas ya han analizado las aguas de esos ríos: “Los niveles sobrepasan de lo que está legalmente establecido”, comenta el concejal Amador Turnes. El nivel de metales pesados multiplica por ocho el máximo legal. Mariscadores y ecologistas piden a la Xunta que se deniegue ese permiso.

Fuente: La Sexta

Los berberechos están amenazados y con ellos el futuro de 1.600 personas que en la Ría de Noia, en A Coruña, viven directamente de su extracción.

A menos de 15 kilómetros se ha reactivado una histórica mina que ya en el siglo XX surtía de wolframio al bando nazi en la segunda guerra mundial. Hoy esa mina funciona, según denuncian los ecologistas, sin estudio de impacto ambiental. “Lo que nos preocupa es el vertido de más de un millón de metros cúbicos de zinc, cadmio y cobre” asegura Amador Turnes, concejal de BNG.

La empresa, Sacyr, ha solicitado permiso para verter al río los residuos de su actividad minera. La Xunta y los ecologistas ya han analizado las aguas de esos ríos: “Los niveles sobrepasan de lo que está legalmente establecido”, comenta el concejal. El nivel de metales pesados multiplica por ocho el máximo legal. Mariscadores y ecologistas piden a la Xunta que se deniegue ese permiso.

“Los materiales pesados son los que se llaman como bioacumulativos, es decir, que se almacenan en lo seres vivos”, añade David Macías, Portavoz del colectivo Ecologista Adega.

La empresa asegura que tiene todos los informes técnicos y autorizaciones administrativas y que está comprometida con el respeto al medio ambiente. Pero la Cofradía de Pescadores ya ha hecho sus alegaciones: “Sabemos que hay metales pesado”, “todo ese vertido no sabemos los efectos que puede tener”, comenta Liliana Solís, Asistente técnico de la Cofradía de Noia.

La Xunta de Galicia asegura que garantizará la calidad de las aguas y que si autoriza a la empresa, le pondrá condiciones. Los vecinos, mientras, temen por su futuro.