La Sierra de Ávila es una zona poco poblada. Está salpicada por pequeños pueblos, muchos con apenas unas decenas de vecinos. Pero todos ellos están muy unidos a su tierra. Explican que la única actividad que ha habido allí a lo largo de cientos de años ha sido la ganadera y que el paisaje está modelado de tal forma que el más mínimo cambio les afecta muchísimo. Por eso se han puesto en pie de guerra contra los planes de crear una mina de feldespato a cielo abierto en la zona. Dicen que construir allí “esa brecha”, como la denominan, es como si le hiciesen una herida a un hijo. Es una cuestión afectiva. Emocional. Y no piensan consentirlo.

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Fuente: Huffintong Post
El proyecto se ha encontrado con una oposición tan frontal que algunas instituciones como la Diputación de Ávila, en principio neutrales, han tenido que cambiar su postura y pasar a ser contrarias a la mina, que tendría un tamaño similar al de 35 campos de fútbol. Dos datos dan idea de la tremenda movilización social: más de 114.000 personas han firmado en contra en Change.org y los vecinos han presentado nada más y nada menos que 4.000 alegaciones.

“En el proyecto se dice que este es un lugar en el que no se va a desarrollar ningún conflicto social porque hay muy poca población y muy poca masa crítica. Pero les ha salido el tiro por la culata. No se lo esperaban ni la Junta, ni la Diputación, ni la empresa”, dice con orgullo Juan Carlos Soto, agente de desarrollo rural del Ayuntamiento de Cillán, uno de los pueblos de la zona, y miembro de la recién creada Plataforma No a la Mina en la Sierra de Ávila.

“EL GANADO NO PODRÁ BEBER”

Los vecinos aseguran que la zona se estaba recuperando económicamente en los últimos años gracias a un plan de desarrollo de dinamización social y económica que ha permitido la creación de asociaciones de turismo, de artesanos y de ganaderos y la llegada de emprendedores jóvenes. Y afirman que la mina hará volar por los aires todo ese plan.

El proyecto está pendiente de la evaluación de impacto ambiental de la Junta de Castilla y León, que se espera para febrero o marzo. Los vecinos mantienen la esperanza de que ese documento frene los planes. Aseguran que hay motivos de sobra. Uno de los más importantes es la contaminación que, dicen, sufrirá el agua de la zona. “La mina se hará en un área en la que nacen tres ríos y la cantera necesita agua para sacar el feldespato, que es una parte del granito [se utiliza para la elaboración de vidrio y cerámica]. Esa actividad va a provocar que ese agua, además de ser escasa, esté contaminada. Imagina lo que supone eso para la actividad ganadera. El ganado no va a poder beberlo”, alerta Soto.

Más: la mina se ubicaría junto a una Zona Especial para la Protección de las Aves porque es una “zona típica del águila imperial y hay un programa de protección de la Junta que se vería gravemente afectado”. Pero, sobre todo, subrayan que la contaminación atmosférica se multiplicará, con el riesgo de que aumenten los problemas respiratorios y enfermedades como la silicosis o el cáncer.

“Pretenden poner la cantera a 1.500 metros de altitud, la zona donde más llueve y donde más vientos hay. La dispersión de contaminantes por vía atmosférica es enorme, potenciada porque justo al lado hay un parque eólico”, asegura Sara De la Paz, portavoz de la Plataforma contra la mina, que pone un ejemplo muy gráfico: “Es como si pones un ventilador al lado de un cenicero. Los molinos van a actuar todavía más como dispersantes de esas partículas, que son contaminantes y está demostrado que producen silicosis. Puede llegar hasta Ávila capital”.

“Es como si pones un ventilador al lado de un cenicero”
De la Paz insiste en que los vecinos de la ciudad pueden verse afectados por otro detalle: los ríos de la zona llegan al Embalse de las Cogotas y hay un proyecto para que la capital capte el agua desde ese lugar.

“PARA LA SILICOSIS TENDRÍAS QUE ESTAR A UN METRO”

Además, la Diputación calcula que se necesitará una inversión de 800.000 euros para adaptar las viejas carreteras de la zona a las nuevas necesidades de la mina. Esta institución se mostró en principio neutral con el proyecto, pero en las últimas semanas ha cambiado de postura argumentando el rechazo social a la mina y la preocupación sobre las posibles afecciones a la salud. También ha mostrado su sorpresa por que el estudio de impacto medioambiental presentado por la empresa tuviera deficiencias. Por ejemplo, subrayan los vecinos, omite por completo apartados como la fauna, la arqueología, las vías pecuarias o las repercusiones que la mina tendría para los vecinos.

El polémico documento lo redactó el ingeniero de la empresa Promiex Francisco Sánchez Pérez, que asegura que no hay motivos para la polémica y que tilda de “movimiento político” el cambio de postura de la Diputación de Ávila. Consultado por El Huffington Post asegura que no habrá contaminación de las aguas porque “no va a haber ningún tratamiento húmedo” y que las aguas “no van a arrastrar nada que no estén arrastrando hasta ahora”. También niega que vaya a aumentar la contaminación del aire porque el único momento en que se generaría “algo de polvo” sería en las voladuras y sólo habría una al año.

Sánchez califica los molinos de viento cercanos de “molinillos de café” y asegura que no expandirán las partículas, que dice que no son peligrosas. “Yo no tengo constancia de canteras de granito que hayan generado cáncer a la gente. La silicosis… hombre, si cuando están perforando estás a un metro de la maquinaria sin ningún tipo de protección, pues a lo mejor te producen silicosis. No lo dudo. Pero tendrías que estar a un metro”, subraya.

También niega otro de los puntos más polémicos: la empresa que llevará a cabo la obra se llama Antonio y Javi SL y tiene un capital de 3.010 euros, por lo que los vecinos dudan de que pueda cumplir con la normativa y tapar el agujero de la mina dentro de 30 años. Muchos vecinos temen que se trate de una empresa pantalla que posteriormente venda a otra compañía “con más poderío” el derecho de explotación. “¿Qué estupideces son esas? La ignorancia es muy osada. El 99% de las SL de este país tienen un capital social de 3.000 y pico euros y siempre es susceptible de ampliarse. Cuando presentas un proyecto y te dan la autorización, te obligan a poner un aval de restauración”, argumenta Sánchez.

“ESTE ES EL PRIMER GRANO DE ARENA”

Por todo ello, cree que los vecinos han puesto el grito en el cielo porque la empresa no es de Ávila, sino de Madrid. “Si queremos sacar punta al lapicero, habría que ver dónde tienen domiciliadas sus empresas toda esa gente que tiene todas esas ganaderías”, deja caer.

El ecologista Jesús Abad, que asegura que alegar eso es “un poco lamentable”, contradice uno por uno los argumentos de Sánchez y dice que no había visto en su vida “un estudio tan lamentable” como el de Sánchez Pérez. “Cuando hacemos detonaciones estamos trabajando con un material como el feldespato. Y la Universidad de Stanford lo declara como uno de los minerales más contaminantes a nivel mundial y la primera causa de cáncer de pulmón en Estados Unidos, por encima del tabaco”, recuerda.

Advierte, además, de que acabarán pasando por las carreteras de la zona cerca de 35.000 camiones al año, que expandirán las partículas de feldespato y pondrán en peligro a los cientos de ciclistas que circulan por esas estrechas vías los fines de semana. “Puede que alguna mala noticia salga en los medios”, augura.

Y advierte de que la oposición a esta mina es fundamental porque ya hay otros proyectos aprobados. “Este es el primer grano de arena que quieren poner para taladrar toda la Sierra de Ávila”, afirma Abad. Los vecinos avisan: van a seguir luchando para que nadie abra una brecha a su hija. Son sus sentimientos, subrayan, los que están en juego.