Hacia mediados de diciembre de 2015 un rebaño de unas cuarenta cabras murió al beber agua contaminada de arsénico en un arroyo en el noroeste de Calcídica, a poquísima distancia de donde la empresa Oro Griego, filial de la multinacional El Dorado Gold, está instalando una minería de oro. Los arroyos y los acuíferos de la zona llevan muchos años contaminándose de los ácidos, los metales pesados y las demás sustancias contaminantes de la minería.

 

Fuente: Verba Volant

El problema ha empeorado desde que la empresa minera ha comenzado a rellenar las galerías no utilizadas de las minas de residuos sulfúricos que tienen alto contenido de arsénico. El análisis del agua realizada unos días más tarde mostró que el contenido de arsénico era de 580mg/lt, si el máximo contenido permitido en el agua potable es de 10mg/lt.

Unos días después del incidente el pastor cuyo rebaño entero murió, se puso a protestar. Llegó a protestar hasta al municipio de Aristóteles, pero unos días después de que el municipio se informara del asunto, curiosamente dejó de protestar, a pesar de que ni fue indemnizado ni se pusieron en marcha procesos de investigación del tema. Hacia finales de 2015, la periodista que sacó el tema a la luz se puso en contacto con un miembro del consejo de concejales, quien desconocía totalmente el tema. El 25 de febrero de 2016 en un evento de una organización medioambiental la periodista hizo la primera referencia al tema en público después de la publicación del tema en su periódico. Los miembros del Comité de lucha (anti-minera) de Megali Panaguiá que asistían al evento contestaron que conocían el tema y que estaban recolectando el número de firmas necesario para solicitar una cita con el alcalde y el consejo de concejales.

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Al principio el municipio trató de evitar el encuentro con los miembros del Comité de lucha. El alcalde trató de que el tema fuera debatido en una sesión del consejo informal, sin la presencia de cámaras, y sin registrar actas. Cuando al final fue realizado el encuentro, el alcalde confirmó que era conocedor del tema. Sostuvo que no había procedido a un muestreo de agua porque el flujo del agua en este arroyo no es permanente, y que esperaban a que la empresa vertiera más desechos para hacerlo. También, sostuvo que había pedido a los que conocían el tema que lo guardaran secreto para que no se enterase la empresa minera. No obstante, esta alegación no puede ser cierta, dado que el primer muestreo fue realizado por una organización en la cual es accionista la empresa minera… Además, se realizó en presencia de varios concejales, algunos de los cuales están a favor de la extracción y mantienen buenas relaciones con la empresa. 

El municipio realizó, aunque fuera con retraso, un análisis de agua del arroyo, pero sus resultados aún no han sido publicados. Según el teniente de alcalde no pueden ser publicados porque del asunto se ha encargado la Fiscalía. Un habitante de la zona declaró a la periodista que el teniente de alcalde había confiado a unos habitantes de los pueblos vecinos que también en este segundo muestreo el contenido de arsénico estaba por encima de los 580mg/lt. Unas semanas más tarde el municipio emitió un comunicado en el que admitía oficialmente que en el (segundo) análisis de agua se registraron “muy altos contenidos de arsénico y de otros metales pesados”. Han pasado unos cuatro meses desde el incidente y el municipio no ha tomado ninguna medida así que no se repita el incidente.

Pero veamos ahora cual ha sido y sigue siendo la actitud de otros colectivos, instituciones y agentes, que directa o indirectamente están involucrados en este asunto. La organización medioambiental Callisto, la cual había organizado el evento en que la periodista hizo público el tema, declaró que no tenía el potencial humano necesario para ocuparse del tema, y que no podía ayudar… El Departamento de Ganadería local está del todo desaparecido. Uno de los miembros del Comité de lucha declaró que un tema muy grave fue silenciado: Si muere una sola oveja, se movilizan los aparatos estatales. En cambio, en este caso que murieron cuarenta cabras a la vez no pasó algo semejante. El mismo añadió que todavía no se sabe donde fueron enterrados los animales muertos. Los inspectores medioambientales han recibido un informe sobre el asunto, pero todavía (tres meses después) no han declarado nada al respecto. Una diputada local del partido socialdemócrata, cuando fue informada por un habitante sobre el tema durante una manifestación anti-minera, le contestó: “Aquí hay muchos periodistas, si quieres hacer una denuncia”. Y siguió manifestando contra la minería de oro… Los demás diputados simplemente han optado por el camino del silencio, más bien de la “omertá”.

Señalamos que actualmente el espacio público del bosque donde fueron contaminadas las cuarenta cabras está reclamado por la empresa minera, contra toda la legislación vigente y el sentido común. Cuando la misma periodista regresó al arroyo para sacar unas fotos, los bravucones de la empresa (los que están defendiendo “el derecho al trabajo” y se manifiestan a favor de la minería, sosteniendo que es un proyecto que crea puestos de trabajo…) trataron de echarla del bosque. Como cerca de aquel sitio estaban las casas de unos pastores, al enterarse ellos de la chulería de los pretorianos, se acercaron al arroyo para echarles la bronca a los mercenarios de la empresa minera, diciéndoles que eran ellos los que tenían que marcharse. Nosotros añadimos que junto con ellos tienen que marcharse también sus patrones económicos y políticos. La única manera de hacerlo es la lucha anti-minera auto-organizada, masiva e insistente.