El proyecto, aún en fase preliminar y en competencia con otras dos ubicaciones, se localizaría en el área industrial del Llano de Solís y preanuncian sus habituales y a la vez dudosas promesas de trabajo a unas 200 personas. Será en asociación con la firma Chilena de Minerales.

Fuente: La Nueva España

El gigante minero Barrick Gold Corporation, con sede en Toronto (Canadá), ha posado sus ojos en el concejo de Corvera, donde ve posibilidades de abrir una fundición de cobre en asociación con la firma Chilena de Minerales, que hace apenas seis meses abrió una oficina en la provincia de Vizcaya, supuestamente para explorar el potencial de la cornisa cantábrica para el negocio cuprífero.

El proyecto, según los términos del mismo que se han comunicado al gobierno de Corvera, supone la inversión de 90 millones de euros y daría trabajo a unas doscientas personas, ciento cincuenta de ellas de forma directa. Según fuentes municipales, los inversores también han visto con buenos ojos la posibilidad de que, en caso de que la fundición se haga realidad, una parte sustancial de esos empleos sean para vecinos del concejo.

La empresa que explota en la actualidad la cantera sita en la parroquia de Solís, la firma avilesina Asturmasa, ya negocia la utilización de unos terrenos de su propiedad con autorización urbanística de uso industrial y ubicados en el Llano de Solís para instalar la planta de fundición de cobre. Se trata de una parcela de 102.000 metros cuadrados de los que 65.000 tienen consideración de uso industrial y que actualmente están vinculados al uso minero. No obstante, los inversores manejan hasta tres posibles localizaciones para su proyecto: la citada parcela del Llano de Solís, otro enclave asturiano que no ha trascendido y un tercero ubicado en Galicia.

La ventaja con la que parte Corvera en la pugna por la fundición tiene que ver con las buenas comunicaciones que enlazan el municipio con los puertos de Avilés y Gijón, así como con el hecho de que el suelo objeto de interés en el Llano de Solís ya goza de consideración de espacio industrial desde 2010, por lo que no habría que proceder a ningún tipo de recalificación urbanística.

Los inversores ya han solicitado en el Ayuntamiento de Corvera una licencia para el movimiento de tierras y acondicionamiento de los terrenos, si bien el gobierno local está a la espera de cobrar la tasa correspondiente para dar ese permiso. Y en todo caso, las autorizaciones para hacer realidad el proyecto de la fundidora de cobre serían más complejas ya que el desarrollo del área industrial de Solís implica la construcción previa de una glorieta de acceso, un vial interior y la urbanización del entorno, entre otras consideraciones.

En caso de prosperar esta iniciativa metalúrgica, el Ayuntamiento de Corvera estima que ingresaría entre 2 y 2,5 millones de euros por las tasas e impuestos derivados de los permisos de construcción, además de unos 200.000 euros anuales en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) e Impuesto de Actividades Económicas (IAE). No obstante, desde el gobierno municipal de Corvera se transmite la mayor de las cautelas dado que la decisión final sobre el curso del proyecto no está en sus manos, sino en las de los inversores.

El equipo de gobierno corverano, a la vista de que algunos vecinos de la parroquia de Solís comenzaron hace unos días a especular sobre las características del proyecto y para mayor claridad al respecto, manifestó ayer por boca de su Alcalde, Iván Fernández, que hará cumplir la ley en todo momento, pues si bien se ve con ilusión la posibilidad de que fragüe esta nueva actividad económica en el concejo también los ediles son conscientes de que en estos momentos aún existen demasiadas incertidumbres. Es por todo esto que la prioridad municipal es, en palabras del Alcalde, “respetar la voluntad de los vecinos del entorno, los más directamente afectados por la pretendida fundición de cobre, y hacer cumplir las exigencias urbanísticas que establece el Plan General de Ordenación Urbana en caso de que esa instalación salga adelante”.

Los pasos a dar a partir de ahora para materializar la pretendida fundición de cobre en la parroquia corverana de Solís son varios y en diversas instancias. Lo que más urge es el acuerdo entre los inversores y la empresa Asturmasa -la dueña de la finca- para vender o alquilar el terreno, siendo la segunda opción la que se perfila como la preferida por ambas partes.

En la esfera municipal, hay que redactar y presentar un plan especial de desarrollo industrial que obligaría al futuro promotor del suelo a construir una rotonda de enlace con la carretera AS-17, un nuevo vial desde esa rotonda a la finca afectada y un apantallamiento vegetal para reducir el impacto visual del área industrial, además de reforzar los sistemas generales de servicios (saneamiento, abastecimiento de agua, etcétera); en función de que ese plan especial cumpla con las previsiones y estipulaciones del Plan Urbano sería aprobado o rechazado. Y, por último, el grupo inversor interesado en abrir la fundición de cobre debería recabar los oportunos permisos autonómicos en materia de industria, medio ambiente y cuanto más procedan.