El traslado del centro urbano de Kiruna en el 2019 ante el riesgo de hundimiento será el mayor realizado hasta el momento. En principio, en el 2019, todos los comercios se mudarán al mismo tiempo al nuevo y flamante centro urbano.
Fuente: La Voz de Galicia
Kiruna, una urbe del extremo norte de Suecia fundada a partir de un yacimiento de hierro, protagonizará el mayor desplazamiento geográfico de una ciudad jamás visto a causa de la inestabilidad del terreno.
La ciudad ártica, de 18.000 habitantes, donde la noche polar dura 27 días y el invierno ocupa más de la mitad del año, alberga la mayor mina de hierro subterránea del mundo, que produce el 90 % de este metal que consume Europa. «¡Siempre hemos vivido de la mina y siempre viviremos!», exclama Bror Pudas, de 79 años, residente en la Gruvvägen (avenida de la Mina). La parte baja de su calle debe desaparecer, como otras decenas. A medida que la empresa sueca LKAB va explotando una vía de cuatro kilómetros de largo hacia el centro de la Tierra, el terreno de la superficie va perdiendo estabilidad.
Esta intensa actividad subterránea, que provoca movimientos en el subsuelo, forzará al centro de la ciudad a alejarse. Unos 6.200 habitantes y los principales comercios y sedes de Kiruna están en la zona amenazada por las fallas, que dará lugar a parques.
Este proyecto titánico no tiene parangón. La antigua RDA hizo desaparecer ciudades para poder extraer lignito y en Chile, la ciudad de Chuquicamata fue abandonada por su proximidad con la mayor mina de cobre del mundo, sin ser demolida. Nunca se había hecho tabula rasa de todo un centro urbano como se hará en Kiruna.
«La ciudad no se hundiría de repente. Pero habría deformaciones, irregularidades en el terreno que podrían dañar las canalizaciones y agrietar los edificios», explica el segundo adjunto al alcalde, Stefan Sydberg.
LKAB informó de ello al Ayuntamiento en el 2003. Seis años más tarde, el emplazamiento de la «nueva Kiruna» fue designado, evitando concesiones mineras y rutas de migración de renos.
La nueva ciudad, sin construir
A menos de cinco años de que termine el plazo, las obras del nuevo centro urbano no ha empezado. El lugar escogido, a cuatro kilómetros del centro actual, todavía es un bosque boreal. La mudanza, cuya mayor parte pagará la compañía minera, costará entre 1.600 y 3.200 millones de euros.
Una vez que el corazón de la ciudad quede implantado, la mudanza todavía durará varias decenas de años, barrio a barrio. El tesoro arquitectónico de la ciudad, su iglesia de madera, tendrá que ser desmontada y construida de nuevo hacia el año 2030.