Hillary Clinton aprobó como secretaria de Estado el acceso de una firma rusa al uranio de EE.UU., revela ‘The New York Times’. La Fundación Clinton ingresaba dinero de una minera canadiense que invertía en Kazajistán. Los rusos acabaron por quedarse con todo mientras Bill Clinton cobraba medio millón por una conferencia en Moscú.
Fuente: La Vanguardia
Bill y Hillary Clinton se beneficiaron de un negocio minero que acabó dando a capital ruso el control de minas de uranio en Estados Unidos, según publica hoy The New York Times. Millones de dólares llegaron a las arcas familiares a través de donaciones ala Fundación Clinton por parte de una compañía minera canadiense que fue comprada por los rusos, y durante este proceso el expresidente Bill Clinton cobró medio millón de dólares por una conferencia en Moscú en la que fue felicitado por Vladímir Putin.
Estas revelaciones han sido en parte auspiciadas, según el NYT, por Peter Scheiwer, exmiembro del think thank de derecha Hoover Institution y autor de libros sobre Reagan y la familia Bush que ahora prepara la publicación de otro sobre la fortuna de los Clinton.
Además,la Fundación Clinton y su lista de donantes, en la que aparecen gobiernos extranjeros (decenas de millones de dólares), está siendo observada con lupa en las últimas semanas, desde que Hillary Clinton anunciara su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, ya que habría errores en sus declaraciones para la exención de impuestos, según la agencia Reuters.
Hillary Clinton se retiró este mes de la dirección dela Fundación, en la que permanecen su marido y su hija, Chelsea. Los republicanos afirman que la candidata es “vulnerable” a ciertas influencias, mientras que su equipo de campaña dice que se trata de “absurdas teorías de la conspiración”.
La historia del uranio, los rusos y el dinero que llegó a manos de los Clinton es larga y compleja, y viene a exponer un trasfondo geopolítico de calado, ya que se produjo durante el primer mandato de Barack Obama, en cual propuso aquel famoso “reset” en las relaciones con Rusia, que incluyeron un viaje de Obama a Moscú –siendo entonces presidente Dimitri Medvédev- y un relanzamiento de los acuerdos de desarme. Nada que ver con la coyuntura actual…
El portavoz de la campaña de Hillary Clinton, Brian Fallon, negó al NYT que la secretaria de Estado sirviera como tal a los intereses de los donantes dela Fundación Clinton, y mucho menos que influyera en la venta de la compañía minera, llamada Uranium One, a los rusos.
Según el NYT, todo comenzó en el 2005, cuando el empresario minero canadiense Frank Giustra pidió al expresidente Clinton que le acompañara a Kazajistán para hablar con el presidente Nursultán Nazarbayev. Giustra logró adquirir tres minas de uranio y Clinton respaldó a Kazajistán para obtener en el 2010 la presidencia dela Organizaciónparala Seguridadyla Cooperaciónen Europa (OSCE), que supervisa entre otras cosas procesos electorales (aquel año, las polémicas elecciones en Ucrania, que dieron la presidencia a Víktor Yanukóvich).
Giustra donó a la FundaciónClinton31,3 millones de dólares.En el 2007, la firma de Giustra se fusionó con la sudafricana Uranium One, asumiendo este nombre. Giustra vendió sus acciones y el canadiense Ian Telfer asumió la presidencia. La compañía canadiense empezó a comprar minas de uranio en Wyoming, Texas y Utah.
Pero en el 2009, en un momento en que Uranium One caía en bolsa un 40%, el director de la administración kazaja del uranio, Kazatomprom, era acusado de haber vendido las minas ilegalmente. En Uranium One temieron entonces perderlas y pidieron ayuda a Washington para que mediara.
Según WikiLeaks, los diplomáticos de EE.UU. se olían una maniobra de Moscú para apoderarse de las minas kazajas en manos de Uranium One. Y así fue. En el 2010, ARMZ, una subsidiaria del complejo ruso Rosatom se quedaba el 51% de Uranium One, con la promesa de que no cambiaría la empresa y su presidente seguiría siendo el canadiense Ian Telfer.
En junio del 2010, al mismo tiempo que se cerraba este negocio, Bill Clinton daba una conferencia en Moscú invitado por Renaissance Capital, un banco inversor ligado al Kremlin que también ha invitado a Tony Blair. Clinton cobró 500.000 dólares.
John Barraso, senador republicano por Wyoming –donde está la principal explotación minera- escribió a Obama diciendo que los rusos se iban a apoderar del uranio norteamericano. Pero la respuesta de la comisión nuclear estadounidense fue que no pasaba nada y que el uranio no saldría del país (en realidad, sí). Entre los altos funcionarios que tenían que aprobar el negocio ruso estaba la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
En todas estas fases del proceso, entre el 2009 y el 2012, el presidente de Uranium One, Ian Telfer, envió dinero a la Fundación Clinton a través de su propia fundación en Canadá, hasta un total de 1,35 millones de dólares. Asimismo, señala el NYT, diversas personas vinculadas a la minera canadiensela Fundación Clinton con 5,6 millones de dólares a raíz de la compra de las minas en Kazajistán.
Un portavoz de Rosatom dijo al NYT que el interés ruso no era quedarse con las minas de uranio de EE.UU. sino arrebatar a Uranium One las que compró en Kazajistán, que es el país con las mayores reservas de uranio del mundo. Así, en el 2013 la subsidiaria de Rosatom se había quedado el cien por ciento de Uranium One y las minas norteamericanas, pero esto era solo la propina…