A pesar de su nombre “Agenda Económica Bolivariana”, del cual es parte el Motor Minero, no se trata de un nuevo modelo productivo que vaya en sintonía con el Plan de la Patria, ni que busque la independencia nacional o la soberanía económica, mucho menos la defensa del planeta. Por el contrario, es un cambio total, opuesto por el vértice a aquella propuesta de Chávez.
Por Carlos Carcione publicado en Rebelión
El lanzamiento público del Motor Minero fue, para el mundo de los negocios en esta rama, todo un éxito. Es innegable. La presencia de 130 empresas de 35 países, interesadas en invertir en este campo, la mayoría corporaciones transnacionales, así lo demuestra.
Estamos en presencia de un proyecto económico en toda la línea, los llamados 14 Motores de la economía productiva son una decisión estratégica, que de tener éxito en su aplicación, hará, entre otras calamidades, desaparecer algunos de los monumentos naturales que con más orgullo muestran los venezolanos al mundo. Y comprometerá los recursos naturales del país por generaciones.
Mucho más que una adaptación del rentismo petrolero a la caída de los precios del petróleo. Lo cierto es que, a pesar de su nombre “Agenda Económica Bolivariana”, no se trata de un nuevo modelo productivo que vaya en sintonía con el Plan de la Patria, ni que busque la independencia nacional o la soberanía económica, mucho menos la defensa del planeta. Por el contrario, es un cambio total, opuesto por el vértice a aquella propuesta de Chávez.
Además de comprometer con “novedosos instrumentos financieros” recursos esenciales del país por varias generaciones. Se trata de una ampliación al rentismo integral, a un capitalismo exponencialmente depredador de la naturaleza. Para decirlo en otros términos. Es una adaptación al patrón de acumulación extractivista con el que las grandes corporaciones transnacionales y el capital financiero, intentan superar la caída de la tasa de ganancia, base de la crisis internacional actual del sistema del capital, apelando a la explotación desmadrada de la naturaleza para apropiarse de la renta diferencial de la tierra. Aunque el planeta colapse.
El guion del plan de los 14 Motores: el Motor Minero
El 10 enero fue publicado en Aporrea.org, un texto del ex ministro y actual Alcalde Rodolfo Sanz. Bajo el solemne título de “Contribución para el salto económico”i, desarrolla un detallado plan de medidas económicas, sociales y políticas. No es posible analizar de manera pedagógica y crítica ese documento en un solo artículo. Por eso comenzaremos por lo que hoy está en debate: el llamado Motor Minero.
En lo que en el documento de Sanz denomina Segunda Base, avanza sobre lo que llama “Industrialización minera con inversión privada extranjera y nacional para aprovechar todas las reservas de minerales: Oro; diamante; carbón; coltan; granito; caolín, entre otros. En este campo es preferible el Capitalismo de Estado a la anarquía irracional de la producción aurífera a pequeña escala”ii.
En uno de los sub puntos, y hablando sin mencionar del caso Gold Reserve, señala: “Operaciones financieras a gran escala con los recursos probados y certificados, cerca de 300 millones de onzas troy. Avanzar en el proceso que conduce Nelson Merentes, para lograr financiamiento para la Republica por un monto inicial de 5 mil millones de dólares, fijando como meta en la próxima década unos 100 mil millones de dólares por este concepto.”iii
Pero no se trata solo de la liquidación de las reservas de oro y otros minerales del país a manos de transnacionales como Gold Reserve, en su momento expulsadas por el gobierno del Comandante Chávez, a continuación Sanz, avanza en la industrialización de los minerales señalando: “Asociación estratégica con los antiguos dueños o nuevos actores de las empresas expropiadas que no estén produciendo en condiciones óptimas”.
Más primarización, más sumisión al capital financiero internacional, más destrucción de la naturaleza, más entrega…
Globalmente, la propuesta de los 14 Motores profundiza de manera colosal la primarización del país, lo que conocemos como rentismo. Es decir, abandona los intentos por “sembrar” petróleo y transformar la dependencia del mismo en una economía productiva, para concentrarse en una explotación intensiva, extensiva y brutal de los recursos naturales.
De la misma manera, la utilización de instrumentos financieros negociables en el mercado internacional, para financiar estos emprendimientos y para cumplir los compromisos de deuda externa, comprometen esos recursos por varias generaciones de venezolanos. Así al objetivo de conseguir en una década 100.000 millones del Motor Minero por la vía de operaciones financieras a gran escala con los recursos probados y certificados de oro, como dice el documento en cuestión, hay que agregarle el objetivo de la Primera Base del mismo documento que estamos analizando: Conseguir por la misma vía de entrega financiera, en los mismos diez años, otros 200.000 millones de dólares producto de la venta de los derechos del país sobre las reservas petroleras certificadas.
Por otra parte los métodos utilizados para la extracción de oro y otros minerales en este periodo, traen consecuencias desastrosas e irreversibles para el medio ambiente. La minería a cielo abierto, a base de la destrucción con explosivos, de bosques y montañas y la utilización de volúmenes descomunales de agua y su contaminación con cianuro, que la hace irrecuperable para ningún tipo de uso, dejan, allí donde hoy hay un ambiente paradisiaco, sólo un desierto árido, contaminado y muerto.
El plan que propone Sanz, y que hoy lamentablemente se está instrumentando, tiene un presagio sobre su resultado para el país y su pueblo, en palabras del entrañable Eduardo Galeano, en su gran obra Las Venas abiertas de América latina. Dice Galeano allí: “Cuanto más codiciado por el mercado mundial, mayor es la desgracia que un producto trae consigo al pueblo latinoamericano que, con su sacrificio (y el de su tierra, agregamos nosotros), lo crea.”
De esto se trata el Motor Minero y gran parte de los otros motores de esta supuesta nueva “economía productiva”. Este es el “plan” explicado por su autor intelectual.