Los productores sostienen que todo está diseñado para tener que venderle el predio a la minera Aratirí que pertenece al grupo indio Zamin Ferrous Group. La prospección del hierro se realiza en 120 mil hectáreas; la zona minera abarcará entre 12 mil y 15 mil hectáreas. Varios de los actuales cerros dejarán de existir. La empresa dice que cuando termine la explotación minera rellenarán y crecerán praderas, pero los ambientalistas refutan que esto no sucederá porque el suelo demora 10 mil años en formarse.

Fuente: La Diaria

16/11/2010. Recorrida con ambientalistas por los predios en que comienza a desarrollarse el proyecto minero a cielo abierto de Aratirí.

Aratirí -relámpago en guaraní- pertenece al grupo indio Zamin Ferrous Group. Es un proyecto minero a cielo abierto que se plantea extraer hierro, pudiendo obtener otros minerales como cobre, zinc y oro.

Vacunos jersey, ovejas, corderitos, así como grandes bloques de forestación, forman parte del paisaje de la zona rural de Valentines y Cerro Chato, donde se proyecta la minera Aratirí. A simple vista se observa el dinamismo que ha aportado a la zona. Pero la actividad minera no es del todo compatible con la ganadera, ni siquiera en la fase actual, en la que el recurso no ha comenzado a explotarse.

Aratirí -relámpago en guaraní- pertenece al grupo indio Zamin Ferrous Group. Es un proyecto minero a cielo abierto que se plantea extraer hierro, pudiendo obtener otros minerales como cobre, zinc y oro.

El lugar elegido está a unos 250 kilómetros de Montevideo. Los terrenos comprenden cuatro departamentos: Florida, Durazno, Treinta y Tres y Cerro Largo. También abarca Lavalleja y Rocha: por allí pasará el mineroducto que llevará el hierro hacia un puerto que se construirá en Rocha, en La Angostura (próximo al balneario La Esmeralda).

El proyecto comenzó en 2007; actualmente está en las etapas de prospección y exploración. A mediados de 2011 la empresa decidirá, en base a la calidad y cantidad de materiales, si efectivamente hará la explotación. Se afirma que se hará cargo del cierre de las minas que abra, dado que en aproximadamente 20 años extraería todo el material y se retiraría.

Mundo aparte

La Diaria recorrió el lugar invitada por la Red Uruguaya de Organizaciones No Gubernamentales Ambientalistas. El primer contacto fue con referentes de la empresa, en el club social de Valentines, con la encargada del departamento de Recursos Humanos y una trabajadora social. La ponencia fue bastante elemental y las oradoras no pudieron responder la mayoría de las preguntas formuladas por los visitantes.

El proyecto comprende la planta procesadora, seis a ocho cuerpos de minas (el tamaño de algunas puede rondar las 200 hectáreas), estanques de relaves (agua que abastecerá a la planta), el mineroducto (de 60 centímetros de diámetro) por el que el hierro viajará al ser transportado con agua, y un acueducto (por el que regresará a la planta el agua que transportó el hierro).

En este momento en Valentines hay 140 trabajadores y se prevé que en la fase de proyecto el número pueda elevarse a 250; la construcción de la planta (mediados de 2011 a 2013) emplearía a cerca de 3.000 personas, y la operación continuaría con alrededor de 1.500 puestos directos. Las voceras destacaron la atractiva oferta laboral: el sueldo mínimo es de 14 mil pesos, y dijeron que de los 140 contratados, antes sólo el 10% estaba en regla, enfatizaron en el respeto a los días libres y jornada de ocho horas, marcando la diferencia con los empleos rurales.

En la visita, se recorrieron los galpones en los que se clasifican las muestras de roca y pequeños laboratorios que estudian muestras que luego son enviadas a analizar a países como Irlanda, Canadá y Perú. La empresa realizará los estudios de impacto ambiental que serán evaluados luego por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama).

Tierra adentro

La prospección se realiza en torno a 120 mil hectáreas; la zona minera abarcará entre 12 mil y 15 mil hectáreas. Varios de los actuales cerros dejarán de existir. Las voceras de la empresa dijeron que cuando termine la explotación minera, sobre los rellenos crecerán praderas, pero el argumento fue rebatido por un ingeniero agrónomo del grupo visitante, que indicó que esto no sucederá porque el suelo demora 10 mil años en formarse.

Una vez que el suelo es catalogado de prioridad minera, la empresa presenta una solicitud de prospección, a través de la Dirección Nacional de Minería y Geología (Dinamige). Cuando el propietario es notificado por esa dirección, tiene diez días en los que puede presentar un recurso de amparo que impida el ingreso; de lo contrario, las puertas quedarán indefectiblemente abiertas: “los permisos de prospección, exploración y explotación tienen el carácter de ser infravalentes, quiere decir que si el predio entra en el permiso de prospección, el que lo pidió puede entrar fatalmente a los otros”, explicó a la diaria Julio Gómez, productor y escribano.

En la etapa de exploración el propietario recibe una compensación de 40 dólares por hectárea. Perforan el suelo para tomar muestras de unos diez centímetros de ancho y entre 150 y al menos 380 metros de profundidad. Si se concreta la etapa de explotación, el propietario recibe un canon de 3% del valor del producto bruto extraído.

Sucede que una vez que el predio es declarado de prioridad minera se acotan otros usos: las empresas forestales, así como otros arrendadores, pierden interés en las tierras, y si los dueños quieren poner los terrenos como bienes hipotecarios, los casos pasan a estudiarse uno a uno. Los productores sostienen que todo está diseñado para tener que venderle el predio a la minera.

Desde enero de este año se han presentado entre 110 y 120 recursos administrativos ante la Dinamige, alegando la interferencia con el uso ganadero. Ésta resolverá por sí o por no y después el caso puede pasar al Tribunal de lo Contencioso Administrativo, pero se desconoce qué suerte tendrán.

Reina la incertidumbre, porque desde 2007 y hasta mediados de 2011 al menos, no pueden proyectar el uso de sus campos ni tampoco sus vidas en esos lugares.

Los productores se han molestado por la forma en que ingresaron a sus predios, dado que las máquinas han destrozado parte de sus áreas sembradas, y aseguran que en otros casos intentaron entran sin tener completos los permisos de prospección. Gómez hizo hincapié en que hay un conflicto entre la actividad productiva y minera, y que a su entender tendría que mediar el Estado pero “ha tenido muy poca presencia, los organismos de contralor como Dinamige y Dinama han dado poca explicación”. El entrevistado indicó que tendría que estar la Universidad de la República estudiando, por ejemplo, el drenaje ácido: “Cuando rompés una roca y la exponés al aire y hay materiales, como la pierita, que se oxidan y terminan produciendo ácidos, después llueve y esos ácidos son llevados por las aguas pluviales a las corrientes de agua.

Otra complejidad intrínseca es que el lugar donde lo van a hacer es el nacimiento de cuatro vertientes de ríos que van a la laguna Merín y al río Negro”.