Yurimaguas, Perú -14/12/07. Ante la nueva situación que estamos enfrentando en nuestros territorios, por el problema de tierras surgido en los poblados por el ingreso de compañías extractoras de recursos naturales, me veo obligado a manifestarme y expresarme desde la Fe que compartimos. Vemos con horror y tristeza cómo nos están despojando de nuestro patrimonio y riqueza para entregarlo a personas, grupos y países ¡que tienen de sobra…! Decimos “extraños” porque sin considerar nuestra dignidad de seres con derechos a definir nuestro futuro y construirlo, vienen a extraer las riquezas. Y se repite la trágica y antigua verdad sufrida en la Amazonía: “se llevan la riqueza y nos quedamos con la pobreza”. Queremos el progreso de los pueblos, de los hombres, de todo el hombre, ¡un progreso igualitario!
Por: Mons. José Luís Astigarraga Lizarralde, C.P.,Obispo Vicario Apostólico de Yurimaguas

ESTEMOS ALERTA

Vicariato Apostólico de Yurimaguas

Yo, Pastor de esta Iglesia de la Amazonía Peruana, del Vicariato Apostólico de Yurimaguas, me dirijo a ustedes, hermanos y hermanas de la Provincia del Datem del Marañón, de la Provincia de Alto Amazonas y de los Distritos pertenecientes al Departamento de San Martín: Pongo del Cainarachi, Barranquita, Huimbayoc, Chipurana, Pelejo y Papaplaya

Ante la nueva situación que estamos enfrentando en nuestros territorios, en referencia al problema de tierras surgido en los poblados por el ingreso de compañías extractoras de recursos naturales, me veo obligado a manifestarme y expresarme desde la Fe que compartimos.

Recordemos lo que leemos en la Biblia, en el Libro del Génesis. Que Dios, al principio, hizo todo “bien” (Gn. 1, 31). Creado el mundo, hizo brotar plantas de toda clase, hizo crecer animales de toda especie y cuando estuvo todo listo, le dijo al hombre: “pon nombre a los animales, tú eres el dueño” (Gn. 2, 19).

Creemos en Dios, Creador y Padre, que ha puesto en nuestras manos el mundo. Ha querido que todo esté para servicio del hombre, de todas las razas y pueblos (Gn.1, 28). Dios ha querido que no nos falte a nadie el alimento, el sustento y nos hizo hermanos y nos dio la tierra en herencia, nos confió la Creación.

En este mes de diciembre, mes en que conmemoramos la primera venida de Dios al mundo, quiero manifestar a todos mis hermanos, que la fe nos obliga a pronunciarnos frente al momento presente.

Estamos viviendo dolor y confusión por el actuar de los gobernantes y autoridades del País respecto a nuestros derechos sobre la propiedad de tierras y recursos naturales. Vemos con horror y tristeza cómo nos están despojando de nuestro patrimonio y riqueza para entregarlo a personas, grupos y países ¡que tienen de sobra…!

.Los gobernantes, ignorando nuestras costumbres y necesidades, cerrando los ojos y oídos a lo que necesitamos para superar el estado de pobreza que sufrimos, decide vendernos a extraños de origen nacional o extranjero.

Decimos “extraños” porque sin considerar nuestra dignidad de seres con derechos a definir nuestro futuro y construirlo, vienen a extraer las riquezas. Y se repite la trágica y antigua verdad sufrida en la Amazonía: “se llevan la riqueza y nos quedamos con la pobreza”.

La Iglesia de Jesucristo acompaña a los pueblos en su búsqueda de progreso. Queremos el progreso de los pueblos, de los hombres, de todo el hombre, ¡un progreso igualitario!

Un progreso que permita el desarrollo de las capacidades de los grupos y personas que pueblan esta tierra. Un progreso real, de todos y para todos, con oportunidades que abran la vida y nos hagan más hermanos.

Representante de la Iglesia del Vicariato Apostólico de Yurimaguas y en comunión con los misioneros que están acompañando a los pueblos que hoy sufren por la enajenación de sus tierras, manifiesto mi fe en el Dios de Jesucristo que quiere la vida para todos, que nos pide unión y fraternidad, que goza con la verdad, que grita desde los pobres de la tierra pidiendo justicia.

Animo a los gobernantes, a las autoridades distritales, provinciales y regionales, a revisar y recapacitar sobre sus políticas que repercuten en los poblados y sus tierras.

Animo a las comunidades, a seguir esforzándose por defender sus tierras; a los misioneros, a seguir amando y entregando su vida por Jesucristo presente en los pequeños, en los que sufren violencia y son explotados.

A todos les grito: ¡El Señor está cerca!, ¡enderecemos los caminos que llevan a la Paz!

Fraternalmente,

Yurimaguas, 14 de Diciembre del 2007

Mons. José Luís Astigarraga Lizarralde, C.P.
Obispo Vicario Apostólico de Yurimaguas