Por Raúl Wiener. El Informe 001 del Ministerio de Ambiente, del 21 de enero de 2011, que el ministro Brack, perdón Pulgar Vidal, ha dicho que no existe, fue elaborado, según se sabe, durante dos semanas, en medio de las cuales se escuchó el grito de guerra del presidente Conga va, no acepto ultimátums de nadie, que iniciaría la crisis. La redacción inicial del documento respondía directamente a las necesidades de una negociación en desarrollo en las oficinas del primer ministro y en la que participaban representantes de distintos sectores del Estado, la empresa y la población de Cajamarca.
Hasta ese momento el gobierno aparecía como mediador que buscaba aproximar posiciones y lograr fórmulas de solución, como las de reducir el número de lagunas afectadas y trasladar los depósitos de relaves a distancia, propuestas por el Ministerio de Ambiente.
La historia que hoy se quiere contar es que no había nada de eso, salvo un gobernante decidido a cumplir las cosas firmadas por sus antecesores, entre ellas el gigantesco proyecto minero que el candidato nacionalista había dicho que no iría si afectaba el agua y la vida de las comunidades de Cajamarca.
Obviamente que en esa revisión de los hechos no entra el informe de los funcionarios de Ambiente, y se pretende sorprender con la novedad de que se trató de un documento “extraoficial” que se filtró para apuntalar a los huelguistas.
Precisamente en la semana crítica en la que Conga va, se convirtió en una bola de nieve y se crearon las condiciones de la huelga, el presidente dijo a distintas personas que estaba exigiendo la renuncia de los dos viceministros del sector Ambiente, pero no porque participaran en la paralización o actuaran en paralelo al gobierno, sino porque sabía que habían trabajado argumentos técnicos que obligaban a repensar el proyecto.
Si demoró la salida de ambos funcionarios fue porque Giesecke dijo que se iría si le quitaban a sus segundos y el premier Lerner se jugó por sus ministros durante varios días hasta que entregó su propia renuncia. Todo esto alrededor de si existían objeciones desde el Ejecutivo contra Conga o se tomaba en paquete la herencia de Alan García.
Pulgar Vidal está tratando de hacer un enredo burocrático de un problema técnico y político y por eso dice que ha ido a buscar a trámite documentario y mesa de partes un texto que lo hubiera encontrado de inmediato si iba a los archivos de las direcciones de línea.
El problema de Conga, la huelga, el estado de emergencia y la crisis que se mantiene latente, no es solo el de los desacuerdos que hubo en el gobierno, entre los que recordaban a qué se había comprometido Gana Perú ante los peruanos y los que estuvieron siempre en el terreno de las grandes mineras, entre ellos el ministro de Economía cuya hermana era gerente en Yanacocha, y el del Interior que como empresario trabajaba asociado con la Southern. También era el de cómo se toman las decisiones y cuál es el sentido colectivo del poder.
Conga va, no solo rompió con Cajamarca, sino que quebró profundamente la confianza entre los ganadores de las elecciones del 5 de junio. Algo que es muy difícil de reconstruir. La Primera.