Con epicentro en la fundición de La Oroya de Doe Rum, 2.300 km2 están envenenados con plomo y arsénico. El área contaminada equivale al 83% de Lima Metropolitana y compromete a cuatro provincias de Junín. La recuperación de los suelos afectados demandaría diez años y unos 50 millones de dólares
Fuente: diario EL Comercio
12/11/2009. Las emisiones de plomo, cadmio y arsénico ocasionadas por la fundición de La Oroya durante sus 87 años de vida productiva han afectado alrededor de 2.300 kilómetros cuadrados de suelos en la región central, reveló un estudio realizado por las consultoras Ground Water International, Science Integrity y Knight Piesold Consulting, a pedido de la estatal Activos Mineros.
Como para tener una idea del impacto ambiental de las emisiones del Complejo Metalúrgico de La Oroya, el área afectada equivale al 83% del área total de Lima Metropolitana.
Al respecto, están afectadas áreas no solo de la provincia de Yauli, donde se ubica la ciudad de La Oroya, sino también de Tarma, Jauja y Junín. Según informó el gerente general de Activos Mineros, Víctor Carlos Estrella, el estudio ha abarcado 3.404 km2, donde se ha buscado medir el impacto de las emisiones en los suelos y se ha determinado que 2.300 km2 están afectados.
La zona más impactada se localiza a dos kilómetros al sur del complejo metalúrgico, que comprende parte del área urbana conocida como La Oroya Antigua.
Según Estrella, las emisiones han inutilizado totalmente 2.049 hectáreas, donde, por el grado de contaminación reinante, no se pueden desarrollar actividades agrícolas. Asimismo, indica que en base al desarrollo de estudios adicionales y de grandes esfuerzos solo se podrían rehabilitar 42.000 hectáreas de las 62.000 que tienen aptitudes para ser actividades agropecuarias.
Salud afectada
En el Perú no existen estándares mínimos permisibles de concentración de plomo y arsénico para suelos. Sin embargo, el estudio (que acude a estándares canadienses) señala que para el caso residencial solo se debería permitir una concentración máxima de 400 microgramos por kilo (mg/kg) y de 50 mg/kg de arsénico; sin embargo, a solo tres kilómetros del complejo metalúrgico la concentración de plomo está entre 3.000 a 16.000 mg/kg en los suelos (entre 7,5 a 40 veces más que el límite permitido), mientras que el del arsénico se sitúa entre 500 a 5.710 mg/kg (entre 1,25 a 114 veces más el permitido en Canadá).
Riesgos inaceptables
Según las consultoras que han elaborado el estudio, la presencia de plomo en el suelo ocasiona una probabilidad significativa de que un niño registre este metal pesado en su torrente sanguíneo muy por encima de los 10 microgramos por decilitro, que es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
La presencia de arsénico en los suelos de La Oroya genera -según el estudio- riesgos de cáncer de 2,2 casos por 1.000 personas. Las consultoras incluso advierten que hay riesgo de ingesta accidental en el agua potable de hasta en 68%. Así, el estudio sentencia que los riesgos a la salud humana debido a los suelos contaminados son inaceptables.
Intentamos ubicar al alcalde de La Oroya, César Gutiérrez, para conocer sus impresiones sobre esta realidad, pero fue difícil hallarlo en su teléfono celular.
Remediación
El gerente general de Activos Mineros, Víctor Carlos Estrella, refirió que las consultoras han recomendado invertir unos US$10 millones en las zonas afectadas, aunque el funcionario sostiene que probablemente la cifra sea cercana a los US$50 millones. El monto se determinará con estudios técnicos, pues no todas las áreas tienen un impacto similar. Explicó que la ejecución de estos proyectos podría demorar hasta diez años.
Indicó que Activos Mineros empezará a enfrentar este daño en la zona urbana con la pavimentación de áreas expuestas. Sin embargo, dijo que deberían deslindar responsabilidades por áreas contaminadas desde que empezó a operar Doe Run en 1997, pues aún se ha seguido emitiendo plomo, cadmio y arsénico.
“Según el contrato de transferencia del complejo, si Doe Run contamina igual o menos que Centromín (el antiguo dueño) y cumple con su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA), el Estado es responsable de remediar los suelos, pero todos sabemos que Doe Run no ha cumplido con su PAMA”.
El veneno a 10 cm de profundidad
Según el estudio de las consultoras contratadas por Activos Mineros, la mayor concentración de metales está en los 10 primeros centímetros de profundidad. Esto se evidencia en las muestras recogidas (en 300 puntos distintos). Asimismo, existe una segunda capa a 80 centímetros de profundidad.
La movilidad vertical de los metales es mínima. Muchos de ellos, a pesar de su antigüedad (más de 86 años), están inmóviles en forma de compuestos estables como óxidos o hidróxidos. Lo positivo de ello es que las aguas subterráneas no estarían siendo afectadas, pues solo se han encontrado niveles bajos de concentración de minerales nocivos (plomo, cadmio y arsénico).