A 15 años de uno de los desastres ambientales más nocivos que haya sufrido el país, el derrame de mercurio en Choropampa dejó impactos irreversibles en la salud de su población, desolación y pobreza. Hoy 8 de cada 10 choropampinos son pobres, mientras que 6 de cada 10 viven por debajo de la línea de la pobreza.

 

Fuente: Diario 16

El derrame de mercurio en Choropampa ha condenado a su población a vivir enfermos, al olvido y a la desolación. 15 años después de esta tragedia ambiental estas perniciosas huellas aún perduran en el tiempo. Esta localidad, ubicado a 61 kilómetros de Cajamarca es un pueblo que arrastra el fantasma del mercurio, de ser una zona comercial -concentraba en sus ferias a comerciantes de Chiclayo, Trujillo y Cajamarca, y abastecía además a otros distritos colindantes- pasó a ser un poblado olvidado. Cuentan sus habitantes que antes de la tragedia Choropampa era un lugar donde los choferes y los pasajeros de paso hacían sus paradas para alimentarse, ahora nadie se detiene por temor a intoxicarse.

Hace 15 años (2 de junio del año 2000), 151 kilogramos de metal mercurio inorgánico se extendió por aproximadamente 27 kilómetros de la carretera, desde el distrito de San Juan, cruzando por el Centro Poblado Menor de San Sebastián de Choropampa. Frente a este hecho trabajadores de la Minera Yanacocha iniciaron una campaña para recuperar el metal, pusieron carteles donde ofrecían entre 100 a 300 nuevos soles por Kg. de metal recuperado, sin comunicar a la población que se trataba de un material tóxico, este hecho ha sido registrado en el informe elaborado por la Oficina del Ombudsman y Asesor en materia de Observancia – CAO.

“Maldita la hora que llegó un circo, nuestros hijos de todo el pueblo y sus alrededores estaban acá, nuestros hijos querían asistir. Para poder comprar las entradas al circo vendimos el mercurio. También habían venido pobladores de 30 caseríos a hacer sus compras. Todos los niños se tiraban a la pista, recogieron el mercurio con sus manos, muchos optaron por aspíralo con la boca porque la sustancia era escurridiza, así iban acumulando en sus recipientes, desconociendo del peligro que ello significaba”, se lamenta Juana Martínez, presidenta del Frente de Defensa de Choropampa.

Una semana después, ante los efectos perversos del mercurio, centenares de personas empezaron a ingresar a los diversos centros de salud de Cajamarca con síntomas similares: ronchas en la piel, malestar del cuerpo, náuseas, vómitos, diarreas. La inhalación de esta sustancia empezó a minar la salud de las personas, el Informe de la Defensoría N°62 narra que 755 personas fueron atendidas por intoxicación, requiriéndose la hospitalización de muchos de ellos, por la manipulación o recolección del mercurio sin las condiciones de seguridad.

“Empezamos a recogerlo con nuestras manos, con cuchara y recipientes, vinieron muchos niños, al día siguiente personal de la posta nos dijeron que podría ser tóxico, porque una técnica de la posta de salud se encontraba enferma, no creíamos, hasta que pasaron los días, hasta que vimos que la obstetriz Luisa Arribasplata y su hija estaban intoxicadas. Arribasplata ingresó de emergencia al Hospital de Cajamarca, y debido a la gravedad de su situación fue evacuada a Lima, señala Verónica Sánchez, pobladora de Choropampa. Un informe de la Ong Fedepaz reporta que Arribasplata tiene lesiones cerebrales irreversibles, quedando reducida a un estado vegetal. Mientras que su hija tiene insuficiencia renal severa, permanentemente debe someterse a un tratamiento de hemodiálisis.

Ocho años después, un Informe del Ministerio de Salud (N°188-2008-DGSP/DSS/MINSA) determinaba que aún había mercurio en las viviendas de Choropampa. “De un total de 18 casas evaluadas, 7 resultaron contaminadas por mercurio elemental con valores mayores a los establecidos por EPA- 1997 siendo éstos hasta 0.3 ug/m3 (0,0003mg/m3)”.

El informe señala además que alrededor de 1,600 habitantes se expusieron al derrame de mercurio. 49.1 kg de mercurio fueron recuperados, 17.4 kg se perdieron en el suelo, 21.2 Kg. se evaporaron, y 63.3 Kg. no fueron recuperados.

Los análisis realizados por el laboratorio CICOTOX de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos afirman que este hecho generó una contaminación mercurial gravísima.

La pesadilla del mercurio

Bajo el sol de mediodía llega a la posta médica del pueblo Clotilde Cachay Portilla, de la mano de su hija Doris, joven de 22 años, que aparenta menos edad de la que en realidad tiene: es callada y mantiene la cabeza gacha, siempre lleva un gorro para ocultar su rostro. A los 7 años de edad, ella recogió con sus manos el mercurio que derramó el camión cisterna de la empresa RANSA S.A., subcontratista de Yanacocha. Su madre sostiene que pensó que se trataba de azogue, para los pobladores de la zona el azogue es considerado una sustancia con cualidades curativas, un remedio contra el susto.

Un año después de ese hecho, empezó el calvario para Doris, las huellas que le dejó el mercurio han marcado su vida para siempre. “Ella no puede hacer nada, no puede lavar, no puede cocinar, y tuvo que dejar la escuela. Ella era una niña sana”, dice la madre.

Clotilde no ha denunciado a Yanacocha por los daños irreparables en la salud de su hija. “Antes que mi hija empezara a perder los dedos de las manos, era una excelente estudiante en la escuela, estaba en tercer grado de primaria y quería ser enfermera”. Cuando la llevó al doctor, nadie supo explicarle por qué su hija presentaba esos síntomas ni por qué había perdido la vista en uno de sus ojos. 15 años después del derrame, ella hasta ahora no encuentra respuestas, pese a que todos los síntomas indican que fue contaminada por el mercurio.

Desde la minúscula plaza de Choropampa, que en su parte central está techada y tiene asientos en forma de círculo, se divisa el paso lento y resignado de ambas mujeres.

Es sábado y el único plan para hoy de aquella muchacha de 22 años, solo es estar encerrada en su habitación, para que nadie vea las heridas que desfiguraron su rostro. Doris está condenada al encierro perpetuo, a la soledad voluntaria, al silencio, a la pobreza y el analfabetismo.

Transacciones ilegales

A raíz de los reclamos de los pobladores se inició el proceso judicial, estos reclamos tomaron tres vías, por un lado, un grupo de víctimas viajó hasta Denver EE.UU. donde consiguieron acuerdos favorables, no mediante un proceso judicial sino producto de una transacción económica que oscilaba entre 7 mil y 80 mil dólares por persona, este fue el grupo más favorecido. Mientras que el grupo que no pudo viajar a EE.UU. transó directamente con la minera, la empresa valiéndose de la pobreza y la ignorancia de los pobladores, optó por llegar a acuerdos extrajudiciales. La cifra de la “indemnización” se definía de acuerdo a las negociaciones directas, que eran entre 1,000 a 4, 500 nuevos soles. Con ello las víctimas sellaron un acta de liberación de todos los reclamos y demandas, además del reconocimiento de la recepción de los fondos de transacción.

El abogado Juan Carlos Miranda explica que el grupo que negoció directamente con la empresa decidieron seguir en los procesos judiciales civiles hasta que la Corte Superior de Cajamarca estableció que las transacciones que habían firmado con Yanacocha eran válidas, esa determinación excluyó del proceso a aproximadamente 300 personas. Actualmente el proceso sigue abierto, Miranda representa a 110 víctimas que nunca recibieron ningún tipo de indemnización.

Verónica Sánchez es una de las víctimas que tranzó con la minera, ahora debe resignarse y pasar el trago amargo de sentirse burlada. “Recibí 4,500 soles, ese dinero lo gaste en medicinas para mí y mis hijos. Nosotros, por acordar extrajudicialmente el monto de reparación, ya no podemos denunciar ni nada. Había una cláusula en el documento que nos hicieron firmar que indicaba eso, nosotros nos enteramos después”, afirma.

A Elsa Edita Nimboma Minchán le encontraron uno de los más altos porcentajes de mercurio en la sangre; pero denuncia que su historial clínico desapareció. Los síntomas de ella y de sus hermanos eran los mismos: dolores de cabeza, mareo y cansancio. Yanacocha le pagó dos mil soles de reparación. Elsa es analfabeta y no recuerda si en el documento que firmó al recibir el dinero, se le impedía retomar medidas legales contra la minera.

Un análisis legal que realizó Justicia Viva sintetiza que con este tipo de transacciones pueden producirse violaciones graves a los derechos fundamentales. “El Estado no puede ser impasible, hay una evidente violación al derecho a la salud, el derrame de mercurio ha ocasionado daños graves y permanentes, lo que exige un tratamiento costoso, en tanto que el monto de la indemnización (que otorgó Yanacocha) es irrisorio en comparación con el costo del daño ocasionado. Las transacciones extrajudiciales firmadas entre la empresa Yanacocha y poblaciones carecen de efectos legales por contravenir derechos fundamentales”, dice el documento.

“El Estado ha sido un actor por decir lo menos “mudo”, al no haber participado activamente en la protección de los derechos de los afectados. Fue casi un aliado de la empresa, no inició siquiera acciones por delito ecológico, otorgando en bandeja de oro no sólo la concesión sino la salud de su población menos favorecida”, señalan Yastin Ramírez y July Zegarra en la investigación “Derrame de mercurio en Choropampa y sus consecuencias en el desarrollo de los conflictos socioambientales en el Perú”.

Mientras los gobiernos de turno hablan que con la minería habrá crecimiento y desarrollo, la población de Choropampa está enferma, en este lugar se respira resignación y dolor frente a un Estado ausente. “El derrame de mercurio ha sido un hecho histórico a nivel mundial, sin embargo Choropampa sigue teniendo una posta médica miserable, con medicamentos absolutamente básicos como ibuprofeno, absurdo ante la magnitud de las necesidades médicas que en la zona hay. Nadie pide un mega hospital, se requiere de atención de parte del Estado: profesionales, medicamentos, infraestructura respecto a este daño”, señala Miranda.

Verónica y sus hijos tienen un seguro de salud de Pacífico, que cuenta es insuficiente. El Minsa alertó de esto en el 2008 “existen problemas de salud en los pobladores que actualmente no están siendo atendidos por diversos factores: cobertura del seguro Pacífico insuficiente, falta de aseguramiento a todos los pobladores, sistemas inadecuados de referencia y contra referencia de pacientes, insuficientes recursos humanos, equipamiento en los Centros y Puestos de Salud”.

“Yanacocha les dio a algunos afectados un seguro estrictamente nacional, de atención ambulatoria, es un seguro que se renueva anualmente, que cada año ha ido bajando de categoría, ahora los beneficiados solo tienen un seguro muy básico, y las personas que no gozan de este seguro (la gran mayoría) deben cubrir sus gastos en salud con su dinero. En estos quince años muchos de mis clientes han fallecido”, denuncia el abogado.

Juana Martínez, dirigente choropampina sigue bregando hasta encontrar justicia, ella, sus hijos y su esposo también tienen secuela de la contaminación, y ellos forman parte de las 110 personas que se encuentran en el proceso judicial iniciado hace más de una década. “En el año 2005 tuvimos una resolución favorable a nivel judicial. Ganamos el juicio a Yanacocha en primera instancia, pero lamentablemente, por cuestiones inexplicables, el juez Percy Soriano, que ve nuestro caso detuvo las indemnizaciones bajo la excusa de que la cantidad mínima de mercurio en la sangre para indemnizar, debía de ser de 150 microgramos por litro, y ya no 20 microgramos por litro como señala la Organización Mundial de la Salud, OMS”, finaliza Martínez.

Este poblado luce desolado, en el paradero de buses hay un par de puestos de comida que a duras penas consigue un cliente hambriento. Choropampa parece un pueblo fantasma que, desde su infinita pobreza, sigue viendo pasar por sus carreteras los camiones y camionetas cargado de riqueza que le es esquiva y ajena.

DATOS

Los informes del daño que ocasiona el mercurio una vez inhalado indican que el 100% del mercurio elemental atraviesa las membranas alveolares de los pulmones y se difunde hacía la sangre, desde donde es distribuido por todo el cuerpo y que, además entre un 75 y un 80% es retenido por el cerebro, los riñones y el feto de mujeres embarazadas (Estein 1996).

Un informe del Congreso de la República señaló como responsable directo a las empresas Yanacocha SRL y RANSA Comercial S: A; y como corresponsables a las autoridades públicas como el Ministerio de Energía y Minas, Ministerio de Salud y Ministerio Público.

La Municipalidad Provincial de Cajamarca recibió mediante acuerdo extrajudicial con la empresa Newmont tres millones de dólares. 40% de ese monto fue destinado al estudio de abogados.

A pesar de la evidente responsabilidad de Yanacocha, solo se abrió un proceso penal por lesiones culposas contra el chofer de la unidad vehicular de RANSA que transportaba el contaminante, al mismo se lo sancionó con dos años de pena privativa de libertad suspendida.