En estos días, ha sido puesto en el tapete la frase “zonas grises” cuyo objetivo apunta a sensibilizar, concientizar o hacer creer a la población que es posible hacer minería en las llamadas “zonas grises”. Pero ¿Cuáles serían esas zonas grises? Y ¿Dónde están ubicadas? Para sus inventores que no son más que los interesados en que las actividades mineras se desarrollen sí o sí, las “zonas grises” serían aquellas zonas libres de asentamientos humanos, de población ganadera y de vegetación y, estarían principalmente en las zonas alto-andinas, es decir en zonas de jalca y puna. Ha esta visión de las transnacionales mineras y de sus técnicos le hace el juego esta otra, que al parecer también surge de los allegados a las mineras: la de la “zonificación económica y ecológica” y “ordenamiento territorial”.

Por: Avelino Zamora Lingán*

“El planeta tierra es un complejo tejido, de finas hebras concatenadas y entretejidas unas con otras, cuyo producto central es la VIDA. Arrancar una sola hebra de ese tejido es arrancar la vida misma” A. Z. Lingán

¡Zonas Grises, resultado de las actividades mineras!

Los ideólogos del sistema capitalista y de su modelo económico neoliberal son expertos en inventar palabras y eufemismos, para maquillar o, mejor dicho, para “dorarle la píldora” a dicho sistema. En este sentido sustituyeron la categoría científica “imperialismo” por la palabreja “globalización”. Y, es que por lo menos hasta la década del 80, el término “imperialismo”, era usado en todos los espacios sociales: académicos, populares, estudiantiles, políticos, laborales, etc., y ¿quién, que haya pasado los 45 ó 50 años, no recuerda que la arenga favorita, de las protestas sociales, movilizaciones y manifestaciones populares era “abajo el imperialismo yanqui”? Mientras que, de otro lado, el uso cotidiano de sus antónimos, los conceptos “comunismo” y “socialismo”, iban generando conciencia política, de manera inevitable en tales sectores sociales, especialmente en los estudiantiles. Es por ello, que tales ideólogos del capital imperialista “inventan” la palabra “globalización”, bajo la cual ocultan los verdaderos fines imperialistas y neocolonialistas, al mismo tiempo que logran extinguir los términos “comunismo” y “socialismo” con el término “terrorismo”. Asimismo, sustituyeron los términos lucha de clases, por el término competencia. Claro, porque la lucha de clases alude a la permanente lucha político ideológica entre opresores y oprimidos o entre dominantes y dominados, mientras que con la palabra “competencia” esa lucha se reduce al plano individual, y más aún a una interpretación deportiva más que política. ¡Hay que ser competitivos, dicen! Pero tal competencia sólo se tiene que operar en el plano económico, social, deportivo, técnico, profesional, etc. siempre en el marco del sistema capitalista y del modelo económico neoliberal. La propia palabra “modelo” sustituye a la categoría “sistema económico”, porque aquella suena mucho más suave, es despojada del ropaje ideológico-político y, además, se lo puede interpretar efectivamente como “modelo” o como referente, aplicable en cualquier parte del mundo. ¡Es lo que sucede ahora mismo!!

En este sentido es digno del presente comentario el hecho que en estos días, ha sido puesto en el tapete la frase “zonas grises” cuyo objetivo apunta a sensibilizar, concientizar o hacer creer a la población que es posible hacer minería en las llamadas “zonas grises”. Pero ¿Cuáles serían esas zonas grises? Y ¿Dónde están ubicadas? Para sus inventores que no son más que los interesados en que las actividades mineras se desarrollen sí o sí, las “zonas grises” serían aquellas zonas libres de asentamientos humanos, de población ganadera y de vegetación y, estarían principalmente en las zonas alto-andinas, es decir en zonas de jalca y puna. Ha esta visión de las transnacionales mineras y de sus técnicos le hace el juego esta otra, que al parecer también surge de los allegados a las mineras: la de la “zonificación económica y ecológica” y “ordenamiento territorial”. Digo, le hace el juego a quienes promueven la teoría de las “zonas grises” porque se indica que a través de dicha “zonificación” y ordenamiento se podrá “saber dónde se puede desarrollar actividad minera y donde no”. Y, quienes plantean dicha disyuntiva es porque, en el fondo de su conciencia, de todas maneras quieren o desean que en algún lugar se desarrolle, se imponga si o si alguna actividad minera.

Las preguntas son ¿Existen zonas grises en la región Cajamarca y en el país en general?, Si existen, ¿dónde están? ¿Acaso la denominada zonificación económica y ecológica y ordenamiento territorial garantiza que las actividades mineras ¡A tajo abierto!! se desarrollarán sin afectar o impactar negativamente, sea a la población, a la flora y fauna, al aire y al suelo y sobre todo a los sistemas hídricos?

Creo que no es necesario ser un experto para saber que todo lo que existe en el planeta tierra constituye un complejo tejido cuyas hebras están conectadas entre sí, de tal manera que si una sola es arrancada o afectada todo el sistema se afecta o es impactado. Por lo tanto si miramos con una visión totalizadora, integral, dialéctica, no sesgada, fragmentada o aislada, la respuesta a la primera interrogante va ser negativa, es decir no existen las llamadas zonas grises, peor aún, para actividad minera a tajo abierto. Las jalcas, las punas, las cabeceras de cuenca, componentes de las zonas alto andinas, lugares donde precisamente se encuentran los minerales, en mayores cantidades, y lugares a los cuales se les estaría llamando “zonas grises”, con el propósito de desarrollar allí las actividades mineras, son mucho más importantes para los seres vivientes, porque de allí nace el agua que es vida.
En este sentido, tal como ya lo han indicado muchos las únicas zonas grises son aquellas zonas que han quedado luego del paso de la aplanadora de las mineras; es decir, aquellas zonas donde hoy no crece ni la mala hierba, tal como sucede en Cerro de Pasco, la Oroya o aquí en Hualgayoc o en los cerros, que han sido traídos abajo por minera Yanacocha, donde los suelos están literalmente muertos. Sí usted lleva al laboratorio 01 Kg. De suelo, proveniente de cualquier tajo minero, y lo pone bajo un microscopio, seguramente que observará que no existe ni las huellas de los microorganismos, porque todos han sido exterminados, vía la remoción del suelo y vía la contaminación.

Finalmente, si los pueblos que hoy están luchando por la no desaparición de sus fuentes de agua y colchones hídricos, así mismo por la no contaminación de los suelos, los recursos hídricos y el aire, se dejan embaucar con el cuento de que “en ‘zonas grises’ sí es posible realizar actividades mineras”, entonces, más adelante no sólo tendremos zonas grises, sino un futuro negro para las próximas generaciones, porque habremos dejado que la destrucción del planeta siga su curso inexorablemente. ¿Qué sucede con los compatriotas del sur y centro del país, especialmente con sus dirigentes y líderes? ¿Acaso ya perdieron ese espíritu guerrero que hasta hace poco tenían? ¿Es verdad que algunos de sus dirigentes están creyendo ese cuento de hacer minería en las zonas grises? ¿Acaso no saben que la actividad minera es altamente nociva y destructiva así se realice en la luna? ¿Acaso no saben que en muchos países desarrollados está absolutamente prohibida la actividad minera a tajo abierto y, peor todavía, si en ella se utiliza cianuro, mercurio arsénico, etc.? Esto significa que en ningún punto de estos territorios de dichos países existe actividad minera, sea zona alta, baja, media o de la altitud que sea. Tal vez, para ellos, las únicas zonas grises se encuentren en la luna, porque allí aún no se descubre vida. Pero en el planeta tierra cualquier punto geográfico es fuente de vida (ya sea humana, animal o planta) y no se le puede considerar “zona gris” y, si no es fuente de vida es fuente para la vida (caso del agua, el suelo y el aire) Y además todo está concatenado de manera dialéctica, formando el TODO natural y al afectar la PARTE se afecta a ese TODO, y con ello también perece el TODO SOCIAL.

* Sociólogo