El panorama en Cerro San Pedro ha cambiado en los dos años de explotación de Minera San Xavier: más de la mitad del cerro ha desaparecido, y atrás del templo San Nicolás ahora se levanta una nueva montaña. Son los desechos de la explotación de la mina que ya han llegado al lecho de un río y que los pobladores temen que genere contaminación ambiental y problemas de salud, además de una inundación. Fuente: diario La Jornada
Cerro San Pedro, SLP, 16/11/2009. Este poblado histórico, fundado en 1592, sobrevive a las explosiones que hace la Minera San Xavier. A la orilla del monte devastado están la antiguas construcciones, atractivo turístico de la región, que este día llegaron a visitar centenas de visitantes. ¿Dónde está el cerro?, preguntan. Ya no existe, era la respuesta.
Este día -como cada fin de semana- los turistas arriban a este sitio, las operaciones de la empresa continúan y los integrantes del Frente Amplio Opositor (FAO) a New Gold-Minera San Xavier, esperan la resolución a la denuncia popular que presentaron ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Confiaron en que la respuesta del organismo sea la clausura de la mina, luego de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le revocó el permiso el viernes pasado, y a pesar de esto continúa con sus operaciones.
Temen que ahora comience una campaña de hostilidad en contra de los opositores a la minera, sobre todo si los trabajadores de la empresa ven amenazadas sus fuentes de empleo. Por ello, dijeron que para evitar enfrentamientos, pedirán vigilancia estatal en el poblado.
Aseguran que no hay más de 50 pobladores del municipio que trabajan en la explotación del yacimiento y se desempeñan en las actividades más pesadas. Si la empresa cumple con la ley y deja de operar, ya hay proyectos turísticos que se pueden poner en marcha, debido a que el pueblo es un atractivo por sus construcciones antiguas y ya los hemos presentado a las autoridades, señala la ejidataria Ana María Alvarados.
El FAO invitó a legisladores y autoridades estatales a visitar el poblado, con el fin de que conozcan el sitio y para explicarles la situación de la comunidad, sin embargo, ninguno acudió.
A lo largo del día la afluencia de visitantes no cesó. Constantemente pasaron vehículos por los caminos estrechos que llevan al pueblo. El museo estuvo abierto. Por la tarde, se ofreció un concierto en el restaurante El Nopal. La casa ejidal, donde se exponen fotografías y la historia del movimiento del FAO, fue otro centro de atención para los turistas.
El panorama en este sitio ha cambiado en los dos años pasados, más de la mitad del cerro ha desaparecido, y atrás del templo San Nicolás ahora se levanta una nueva montaña. Son los desechos de la explotación de la mina que ya han llegado al lecho de un río y que los pobladores temen que genere contaminación ambiental y problemas de salud, además de una inundación.
En una reunión que sostuvieron los integrantes del FAO -donde participan ejidatarios, habitantes y simpatizantes de este movimiento- con uno de los abogados para evaluar los pasos que adoptarán en los próximos días, concluyeron que una de las vías que tiene la empresa para legitimar su operación, una vez que le fue revocado el permiso condicionado de impacto ambiental, es la posesión de la licencia de cambio de uso de suelo que le entregó en 2000 el gobierno estatal.
Sin embargo, explicó Mario Martínez, con una copia del oficio DU-mayo-181/2000, esta licencia que avala el cambio de uso de suelo forestal a minero se estableció con base en el permiso de impacto ambiental. El documento indica que se autoriza el cambio de uso de suelo en 373 hectáreas y refiere que esto es conforme a la resolución en materia de impacto ambiental emitida por el Instituto Nacional de Ecología en 1999, la cual también fue declarada inválida.
Señala que si la empresa no cuenta con el permiso de impacto ambiental de la Semarnat, el cambio de uso de suelo no es válido. Además, esa licencia es para 373 hectáreas, de las cuales 173 corresponden el ejido de Cerro San Pedro, pero en el oficio 880 de la delegación de la Semarnat se específica una superficie mayor, 469 hectáreas en total, y de ellas, 291 corresponden a este ejido.
Explica que debido a que la empresa asegura tener un contrato de arrendamiento de esa superficie, firmado por presuntos ejidatarios que ya fueron desconocidos por las autoridades agrarias, es que se ha cercado el pueblo, ya que también fue incluido en esa área y por ello se alambró con malla ciclónica los caminos peatonales. Hasta de nuestras casas se quiere apropiar. Nos quiere acorralar, precisa.
La presencia de medios de comunicación internacionales es frecuente en este lugar. Han hecho reportajes periodistas italianos, franceses y canadienses. El más reciente fue divulgado por la cadena de televisión árabe Al Jazeera.
Esto, considera el FAO, servirá para hacer presión a escala internacional. Que se conozca que quieren desaparecer un pueblo histórico para explotar una mina, dijeron.