A lo largo de diez años de extrer oro, investigadores y organizaciones sociales han denunciado en varios medios, foros y espacios “severos daños ambientales” que han afectado no sólo a Cerro de San Pedro sino a la misma ciudad capital, derivados del uso diario de más de 16 toneladas de cianuro de sodio mezclados con 32 millones de litros de agua para la lixiviación de los metales.
Fuente: Proceso
En septiembre del 2000, el Instituto Nacional de Ecología (ahora también de Cambio Climático) clasificó el proyecto de la Minera San Xavier (MSX) –para explotar oro y plata con una mina de tajo a cielo abierto en cerro de San Pedro, San Luis Potosí– como un asunto crítico.
Era el mismo nivel de los salitrales de San Ignacio en Baja California Sur que el llamado Grupo de los Cien, Greenpeace y el despacho Székely de Defensoría Ambiental lograron detener.
Pero nada se pudo hacer contra la MSX. Con la promesa de una derrama económica de 26 millones de dólares en la entidad, y en todo el país de 38 millones, obtuvo luz verde para operar aranceles, como consignó esta reportera en el semanario Proceso en aquel año.
(Promesa que cumpliría vía impuestos, así como generar empleos para los pobladores de la región, legar una infraestructura como agua entubada, caminos, drenaje y energía eléctrica de alta y baja tensión, además del compromiso de dejar “remediada la zona”).
Ciudadanos de la entidad se organizaron en grupos como Pro San Luis Ecológico AC y el Frente Amplio Opositor (FAO) a la Minera San Xavier, filial de la empresa canadiense Metallica Resources Inc, y luego New Gold, y denunciaron los daños al patrimonio histórico del poblado de Cerro de San Pedro, que registraba 400 monumentos de diferentes ápocas, de los siglos XVI al XIX, catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre los cuales se encuentran antiguas haciendas de beneficio y los templos de San Nicolás Tolentino y San Pedro, construidos en los siglos XVII, respectivamente.
Pero hasta el INAH dio su aval para que la MSX operara, no obstante que el cerro que se volaría a fuerza de explosiones de dinamita aparece plasmado en el escudo de armas de la ciudad de San Luis Potosí, sobre el cual se retrató a San Luis rey.
El historiador Juan Carlos Ruiz Guadalajara, investigador de El Colegio de San Luis e integrante del FAO, ha denunciado en varios medios, foros y espacios “severos daños ambientales” que han afectado no sólo a Cerro de San Pedro sino a la misma ciudad capital, derivados del uso diario de más de 16 toneladas de cianuro de sodio mezclados con 32 millones de litros de agua para la lixiviación de los metales.
Hubo represión para quienes se opusieron a la minera, al grado de que algunos de los integrantes de la FAO debieron salir del país. El 1 de mayo de 2007, una manifestación de estudiantes fue dispersada a golpes y varios jóvenes fueron detenidos con el cargo de motín y asociación delictuosa y se les incomunicó. Ruiz Guadalajara declaró entonces a los medios:
“La verdadera asociación delictuosa en San Luis Potosí está en el grupo político empresarial que ha decidido imponer a toda costa, violando las leyes, el saqueo y la destrucción del patrimonio que ahora mismo desarrolla la Minera San Xavier en Cerro de San Pedro, y cuyo operador más visible es Marcelo de los Santos Fraga (entonces gobernador de la entidad).”
El jueves 17, la reportera Verónica Espinosa informó en la agencia Apro sobre la notificación de MSX a las autoridades federales sobre el cierre de sus actividades en el primer trimestre de 2016, “tras una década de operar en medio de litigios y denuncias ante instancias nacionales e internacionales” por devastar la zona y consumir el agua del valle de San Luis Potosí.
Según la información del delegado de la minera filial de la canadiense New Gold, Édgar Durón, en enero iniciará el proceso de liquidación de los 300 empleados de la empresa. Y dice que analiza “la posibilidad” de reubicar “a varios” de los trabajadores. Por ello la Secretaría del Trabajo deberá corroborar que se respeten los derechos laborales de los despedidos.
Igualmente, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) deberá vigilar lo que respecta a la remediación de los impactos ambientales, a lo que se comprometió la empresa cuando se le dio la primera autorización en 1999.
La palabra “potosí” estaba asociada desde la época colonial a una gran riqueza. “Vale un potosí”, se decía para señalar un bien de incalculable valor, en alusión al cerro del Potosí, rico en oro y plata, de Bolivia.
El Potosí mexicano ya no existe, mas la Minera San Xavier se retira dejando en su lugar un enorme cráter, con los desechos de la explotación, un territorio contaminado y devastado en sus alrededores, el patrimonio cultural dañado, una población que acabó por dividirse y que ahora enfrentará además el desempleo.
La MSX fue una de las primeras en obtener licitaciones para la explotación minera a tajo abierto; el territorio mexicano tiene ahora minas de este tipo en varios estados, de cuya devastación da cuenta el investigador del lNAH, Paul Hersch, en la exposición itinerante y libro El oro o la vida. Patrimonio biocultural y megaminería: Un reto múltiple.
Investigadores del INAH han señalado en los últimos días que con la nueva Secretaría de Cultura este tipo de megaproyectos, así como los asociados a hidroeléctricas, presas, campos eólicos y carreteras, entre otros, tendrán luz verde en detrimento de los patrimonios cultural y natural del país.