Pilas y sacos de residuos de manganeso a un costado del río Nonoalco, en el municipio de Xochicoatlán, Hidalgo. Pobladores acusaron a la minera Autlán de contaminar el cauce.
Fuente: La Jornada
Vecinos de la comunidad de Nonoalco, municipio de Xochicoatlán, paralizaron las actividades de la minera Autlán, perteneciente al Grupo Ferro-Minero (GFM) SA de CV, en protesta por la contaminación del río Nonoalco, daños a la salud de sus habitantes y por 15 despidos injustificados en el año.
Relataron que desde hace 50 años esa empresa explota manganeso, lo que ha causado estragos ambientales, entre ellos la contaminación del río, con la anuencia de autoridades federales y estatales.
Calcularon que alrededor de 80 de los 150 trabajadores de la minera son de esta localidad.
Nazario Calva Marañon, subdelegado de la comunidad, aseguró que desde hace cinco años, de manera irresponsable, Autlán ha vertido a un río que abastece a la comunidad líquido contaminado con manganeso proveniente de un tanque asentador para tratamiento de agua.
Explicó que el tanque es para filtrar el manganeso y llevar el agua contaminada por una tubería hasta una fosa. No obstante, el ducto tiene fisuras y se han formado encharcamientos de agua contaminada que termina en el cauce.
De todo el dinero que la empresa obtiene por la extracción de manganeso, nunca ha aportado un centavo para obras o para tratar de reparar los daños ecológicos, dijeron los vecinos, y agregaron que los trabajadores no tienen seguridad social; además, los 15 despedidos no recibieron la liquidación de ley.
Gaudencio Villegas Aguilar, quien trabajó en la mina la mayor parte de su vida, sufrió un accidente en la empacadora de manganeso y tuvo lesiones en la cabeza. Según su esposa, nunca se recuperó y quedó mal de sus facultades mentales. La empresa pagó los tratamientos médicos un tiempo y luego lo despidió sin indemnización.
El hijo de Gaudencio, Gustavo Villegas, de 33 años de edad, sufrió hace unos meses fractura de tres costillas y clavícula cuando destapaba las mangueras del tanque de asentamiento, y no ha recibido indemnización, agregó su madre.
Comentaron además que la contaminación ha provocado entre los habitantes enfermedades de garganta y pulmones e irritación de ojos, a causa del humo blanco con olor a azufre que emana de chimeneas casi toda la noche.
El humo nos provoca tos y hace que amanezcamos con los ojos irritados. Los fuertes ruidos, como de máquinas de fábrica, no nos dejan dormir dijo José López, otro de los afectados.
Relataron que han exigido a los representantes de la minera resarcir los daños, pero no han recibido respuesta, detalló Nazario Calva.