La información producida por el propio sector minero en Ecuador y en Chile pone sobre el tapete la tensión Agua y Energía para la vida o para las mineras por la que los pueblos latinoamericanos  luchan desde hace décadas. En Ecuador se debate una ley para limitar el uso de agua y en Chile afirman que deberán utilizar agua de mar, lo que requiere más energía para la desalinización.

Ecuador

La cámara minera y varios gremios  de Ecuador advirtieron sobre el riesgo de que “se afecte la industria” si los legisladores aprueban las reformas a la Ley de Recursos Hídricos que están en trámite en la Asamblea Nacional.

Las reformas apuntan, entre otros objetivos, a prohibir las actividades de minería metálica en zonas aledañas a fuentes de agua, páramos, humedales y otros ecosistemas vulnerables y sus áreas de influencia. También se establece que los municipios pueden declarar de utilidad pública las áreas circundantes de fuentes hídricas.

Las reformas devolverían competencias a las denominadas juntas de agua, que son especialmente importantes en zonas rurales donde se asientan proyectos mineros y este sector afirma que de concretarse estas reformas, se frenaría la inversión y la entrada de divisas.

Si bien la Constitución ya establece la prohibición de realizar actividades mineras en áreas protegidas, los legisladores buscan ampliar las restricciones.

“Hay que decidir por lo más beneficioso para la ciudadanía y lo menos riesgoso para su salud”, señaló el legislador Henry  Moreno.

Durante años, comunidades de áreas de influencia de proyectos mineros, sobre todo en el sur del país, han denunciado que las juntas de agua utilizan el acceso al líquido vital para evitar que los pobladores de dichas zonas apoyen los proyectos de la minería.

Chile

Por su parte, en un informe elaborado por Cochilco sobre la proyección del consumo eléctrico en la minería del cobre entre 2020 y 2031, se reveló que la demanda energética aumentará 34% en dicho periodo, pasando de 25 TWh a 33,4 TWh. En este se estima que, para satisfacer la demanda esperada, se requeriría agregar una capacidad de generación eléctrica de 1.222 MW a 2030.

La energía eléctrica es un insumo clave para la industria minera en sus diversos procesos productivos y servicios. De hecho, se estima que su uso representa alrededor del 8% de los costos operacionales de la gran minería del cobre nacional.

El vicepresidente ejecutivo de Cochilco, Marco Riveros, sostiene que este aumento “se explica por los desafíos estructurales que exigirán mayor consumo de electricidad, como el envejecimiento de las minas; una caída en la ley del mineral; mayor producción de concentrados de cobre, que requiere para su procesamiento más energía eléctrica”. Y añade que “a ello se suma el incremento del uso de agua de mar, ya sea desalinización y/o bombeo de agua directa de mar a operaciones mineras, proceso que es altamente intensivo en consumo de energía eléctrica”.

Por su parte, el biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, señala que “en los próximos años irá aumentando la desalinización de agua para consumo minero, lo que requerirá mayor uso de electricidad”.  Aproximadamente el 30% del costo final del agua desalinizada es explicado por el costo de la energía.

Fuentes: bnaméricas y LA TERCERA