Se realizó en el marco del Día de acción contra la megaminería a tajo abierto un encuentro virtual impulsado por OraWorldMandala, un programa de extensión en México de la Universidad Gujarat Vidyapith (India) fundada por Mahatma Gandhi en 1920. Con la moderación de Sonia Deotto y Juana Salas, integrantes de comunidades que luchan contra la megaminería en distintos países del continente, centrado en la lucha del pueblo de Putaendo, Chile, contra la instalación de un proyecto a gran escala de la minera canadiense Los Andes Cooper.

Por noalamina.org

La jornada comenzó con un rezo por el machi Celestino Córdoba y los mapuche en huelga de hambre: el canto Ñuke mapu chaltumay, que significa “gracias madre tierra” en mapudungun, que artistas entonaron desde Putaendo.

Lorena Véliz Flores, de la comunidad de Putaendo, explicó que la minera Los Andes Cooper pretende hacer la mina a cielo abierto más grande de Latinoamérica, un proyecto que avanzó fuera de la ley contaminando el río Rocín. Pese a ello este 2020 se le aprobó nuevos sondajes, por lo que la comunidad se empezó a organizar en “Vecinos en Movimiento” para evitar ser, como plantean, “una nueva zona de sacrificio”.

También desde Putaendo, el biólogo Aarón Cadiz Vélez, actualmente dedicado al estudio y difusión de la flora nativa de la región de esa región, explicó cómo afecta el proyecto minero Vizcachitas Holding a la biodiversidad de la región, un área prioritaria para la conservación por la variedad de plantas y animales endémicos vulnerables y en peligro de extinción. También explicó cómo el proyecto afectaría a los glaciares de roca, reservorios de agua que permiten que exista un curso de agua durante el seco verano. Entre otros impactos posibles, explicitó que además del consumo de agua de las vertientes y su contaminación por sustancias peligrosas, se enfrentarán a la disminución de la calidad del paisaje y su potencial uso turístico y científico.

Estuvo presente exponiendo Paulina Garrido Bonilla, presidenta de la mexicana Unión de Cooperativas Tosepan, una unión de 40 mil familias de 34 municipios, que busca mejorar su calidad de vida por lo que se enfrentan a las mineras que amenazan 164 mil hectáreas de la región. Paulina explicó que organizándose en multitudinarias asambleas han logrado ganar un juicio de amparo y evitar que las mineras realicen la extracción, pero que siguen en la lucha para lograr cambiar la ley minera.

Participaron del encuentro activistas canadienses que aportaron valiosas miradas desde el centro neurálgico de la megaminería trasnacional. El historiador Daviken Studnicki realizó una exposición histórico social sobre la megaminería, explicando al punto en que la minería ha llegado a una escala e intensidad en que se sobrepasan los procesos geológicos: “estamos moviendo más material y a más velocidad que los procesos naturales geológicos en todo el mundo”. En ese sentido, manifestó que hay que terminar con la eterna promesa nunca cumplida de bienestar, para pasar a una relación no de extracción y ganancia por una de respeto entre las personas y su ambiente.

También desde Canadá, participó Jennifer Moore, de la organización Mining Watch Canada, quien explicó el rol de su país en este modelo, donde las bolsas de valores se han vuelto una fuente de financiamiento y especulación: el 90% de las empresas canadienses se dedican a explorar y especular con la venta de proyectos. Así mismo, Jennifer explicó cómo el gobierno canadiense trabaja desde las embajadas para proteger los intereses de las mineras, lograr los permisos y mejorar las ganancias, afectando los Derechos Humanos de los pueblos y llevando adelante procesos judiciales contra las comunidades que resistiendo afectan sus proyectos. “El pueblo canadiense también tiene que sumarse a la lucha contra este modelo minero” concluyó.

Además, ante la pregunta de un participante del encuentro sobre las pensiones/jubilaciones de canadienses que se invierten en megaminería, los disertantes respondieron que en su país también hay mucha desinformación y que las decisiones sobre las pensiones se hacen de forma poco transparente, pero también organizaciones “que buscan abrir la comunicación entre lo que está pasando entre las zonas de extracción y el norte” y que “hay que romper esos nexos en donde el dinero de unos está fomentando el extractivismo que afecta a otros”.

Desde Guadalajara, Juan Carlos Ruiz explicó cómo las mineras no sólo destruyen los territorios sino también las relaciones humanas, destinando recursos para estrategias políticas de acercamiento con los políticos y de infiltración en las comunidades para estimular y generar conflictos dentro de las poblaciones. “Las mineras entran por las grietas que existen y potencializan los conflictos  la violencia interna con el objetivo de fracturar las posibles solidaridades que se puedan armar para oponerse a sus proyectos” logrando incluso la eliminación de opositores de forma indirecta al generar violencia en las comunidades.

Desde Esquel, Chubut, Argentina, Hernán Schiaffini representando a la Asamblea por el No a la Mina pudo compartir la historia del pueblo y la provincia en la lucha contra las corporaciones mineras: rememoró el plebiscito, las leyes conseguidas con la lucha y la nueva Iniciativa Popular que en estos momentos se está llevando adelante. Compartió la necesidad de desconfiar de todo lo que venga de las empresas mineras y sus aliados en el ámbito del Estado, buscando tener la capacidad de enfrentar y contrarrestar los discursos con información propia. Retomó las palabras de Ruiz, para destacar que las mineras trabajan sobre conflictos y desigualdades existentes para operar con las necesidades de la gente, cuando en realidad vienen a acentuar los conflictos y desigualdades: “No hay ningún lugar en donde por haber tenido un emprendimiento minero haya resultado una sociedad más igualitaria”.

El encuentro, también contó con la participación de artistas, como Rubén Albarrán y Juan Pablo Rivera, músicos chilenos que tocaron y entonaron (cada uno desde su casa) el tema de Violeta Parra “Y arriba quemando el sol”. Por su parte y antes de la ronda de preguntas, la artista de Putaendo Ámbar Cádiz Véliz, comentó cómo están buscando estrategias desde el arte como la convocatoria para Putaendo Mágica: un certamen internacional de arte colaborativo al que han llegado más de 400 obras. “Esta ha sido la primera forma de bajar información científica a la comunidad a través del arte. La idea es que podamos vivir en este territorio por mucho tiempo más. Defendernos de la megaminería a través del tesoro humano que tenemos”, concluyó.