San Salvador, El Salvador – 14/05/08. El Arzobispo de San Salvador, Mons. Fernando Sáenz Lacalle, advirtió el pasado 11 de mayo en una rueda de prensa celebrada en la catedral de San Salvador sobre los peligros irreversibles que tienen los proyectos de explotación minera en El Salvador, pidiendo al Gobierno que no otorgue permisos para dicha actividad. El prelado indicó que estas explotaciones atentan contra la vida humana y el medioambiente. Mons. Sáenz Lacalle afirmó que “la minería verde, es un concepto de propaganda, pero no tiene ninguna identidad, no corresponde a ninguna realidad, por lo tanto no vale la pena tomar en serio el planteamiento”.
Fuente: Agencia Fides *
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Según afirmó el Arzobispo “la minería así explotada (con químicos peligrosos) tiene efectos irreversibles de contaminación, en concreto el cianuro produce muy serias consecuencias para la salud y, por lo tanto, hay que avisar al gobierno que no dé permisos de explotación con estos procedimientos, pera la defensa del pueblo salvadoreño”. El Arzobispo de San Salvador realizó estas declaraciones ante la insistencia de un grupo de personas que desde hace tiempo, protestan todos los domingos frente a la Catedral para denunciar que, debido al rechazo de la jerarquía católica, el Gobierno no permite la explotación minera.
“En el caso de la minería de metales – continuó el Arzobispo – se sabe que existe peligro y las consecuencias efectivas de contaminación del subsuelo con efectos irreversibles”, afirmación que comparte no solo la Conferencia Episcopal de El Salvador sino las otras Conferencias Episcopales de Centroamérica. Para Mons. Sáenz Lacalle con dicha postura los obispos del país buscan ante todo guardar la vida de los salvadoreños y salvadoreñas que viven en el territorio.
Respecto a los que defienden la llamada 'mineria verde' aduciendo que generaría centenares de puestos de trabajo.
Ya en mayo del año pasado, la Conferencia Episcopal se pronunciaba sobre este tema por medio de un comunicado titulado “Cuidemos la casa de todos” en el que recordaban entre otras cosas que esta clase de explotación causa daños irreversibles al medio ambiente y a las comunidades circundantes y las personas sufren graves problemas de salud debido principalmente al uso de cianuro en grandes cantidades para la extracción de oro y plata. Además el agua que se utilizaría en el proceso de extracción de estos minerales, se contaminaría inevitablemente, iniciándose así un proceso irreversible de contaminación de las aguas del subsuelo y de los ríos que poco a poco abarcaría gran parte del territorio nacional y dicha contaminación tendría también graves consecuencias en la flora y la fauna. Siendo además El Salvador un país pequeño, el efecto negativo se multiplicaría.
Por todo ello afirmaban los Obispos que “al estar en peligro la vida del ser humano, aunque se puedan obtener algunos beneficios económicos, no debe permitirse la explotación minera de metales preciosos en El Salvador. Ninguna ventaja material se puede comparar con el valor de la vida humana”.
* Nota del editor: agencia de noticias ligada al Vaticano.