Uno de los temas que más inquietan a los entendidos en tributación y a diversos sectores del pensamiento colombiano es, en ingresos, qué le queda realmente al país de la extracción y exportación de recursos naturales no renovables que hacen las grandes compañías mineras transnacionales.
Fuente: diario Vanguardia
18/07/2011. El debate está aún a nivel de reducidos círculos pero cada día más sectores reclaman que se haga frente al país para que haya claridad sobre qué riqueza natural no renovable tenemos, qué entraña realmente la política fiscal de “seguridad inversionista” y, además, qué utilidad le está realmente quedando al país de dicha extracción y exportación.
Es un tema muy sensible no solo por ser una riqueza no renovable, sino porque durante las últimas décadas algunos sectores han defendido a ultranza los beneficios y gabelas tributarias dadas a las grandes compañías mineras. Pero, ¿éstos a cuánto ascienden?
En tanto, paralelamente, las principales compañías mineras hacen gran presión sobre el gobierno Santos para que se restablezcan los privilegios tributarios que tuvieron durante el gobierno Uribe Vélez.
Un estudio de la Universidad de los Andes pone en evidencia que la participación del Estado es muy baja y que en tanto que las grandes compañías mineras transnacionales gozan de magníficos precios de sus productos en el mercado internacional, reciben gran cantidad de beneficios tributarios, superiores a los de cualquier otro sector de la economía.
Tales beneficios son tantos y tan diversos que son difíciles de establecer y cuantificar. Entre ellos están las deducciones, la venta de combustibles subsidiados en zonas de frontera, la posibilidad de descontar de su renta gravable las inversiones en programas sociales y de responsabilidad social empresarial, medio ambiente, ciencia y tecnología. Frente a ello, lo que pagan por regalías es muy poco. Es decir, Colombia no está obteniendo una justa retribución por la explotación de sus recursos naturales no renovables. Resumiendo, es más lo que se subsidia a la gran minería que lo que ésta deja al país.
A Colombia le quedan de la extracción de tales recursos naturales lo que recibe por regalías y los impuestos que pagan las compañías mineras. Las regalías son muy pocas, solo $ 22 de cada $ 100 generados por la explotación de dichos recursos naturales, siendo el porcentaje más bajo de América Latina. Ello contrasta con los privilegios tributarios, arancelarios y remanentes que tienen las grandes compañías mineras.
Colombia es uno de los países con más niveles de desequilibrio económico y social del mundo. Por eso deben, en este frente, revisarse muchas cosas a fondo para que la realidad cambie y haya más ingresos.