Desde el jueves pasado los habitantes de Doima bloquean el único puente que da acceso a este pueblo para impedir el ingreso o la salida de los funcionarios de la minera AngloGold Ashanti, que contempla convertir esta zona del Tolima en el centro de procesamiento del oro que explotará en Cajamarca a partir de 2019. La oposición a cualquier actividad minera evidencia no sólo los problemas que ha tenido la multinacional sudafricana con sus proyectos en la zona, sino también las dificultades de la locomotora minera a la hora de interactuar con las comunidades locales.
Fuente: La Silla Vacía
Por la difícil geografía de Cajamarca, AngloGold Ashanti está buscando otros lugares donde realizar el proceso de extracción del oro que planea explotar en su proyecto de La Colosa a partir de 2019.
La oposición de este corregimiento del municipio de Piedras a cualquier actividad minera evidencia no sólo los problemas que ha tenido la multinacional sudafricana con sus proyectos en la zona, sino también las dificultades de la locomotora minera a la hora de interactuar con las comunidades locales.
Haciendo turnos de seis horas, grupos de cien habitantes controlan el acceso sobre el río Opia, permitiendo el paso de vehículos pero restringiendo el movimiento del puñado de locales que trabajan para la AngloGold. A todos les une la misma preocupación: el impacto que podría tener en Doima el proyecto aurífero de La Colosa, ubicado a unos 100 kilómetros de distancia, ahora que saben que es una de las áreas donde la multinacional estudia realizar el procesamiento del oro.
Debido a que la pendiente en Cajamarca -donde Anglogold explotará oro cuando reciba la licencia para hacerlo en unos años- es demasiado pronunciada, la compañía ha estado buscando un lugar apropiado donde situar el proceso de lixiviación del oro, que separa el oro diseminado en la roca.
Aunque la empresa no lo ha confirmado, todo parece indicar que AngloGold Ashanti estaría considerando utilizar la vereda de Camao en Doima para llevar las rocas donde se encuentra el oro y hacer allí la separación química. Este es un proceso que implica la utilización de cianuro y de óxido de cinc y de grandes cantidades de agua, que además libera los sulfuros que acompañan al oro en los yacimientos del continente americano y que acidifican el agua. Como los arroceros dependen del agua, este proyecto los tiene con los pelos de punta seis años antes de que comience.
En mayo pasado Rafael Herz, entonces presidente de AngloGold Ashanti y ahora vicepresidente de sostenibilidad, señaló que las reservas de La Colosa eran de 24 millones de onzas de oro.
El último informe anual de recursos naturales de la Contraloría hace advertencias sobre el impacto ambiental de La Colosa.
Desde el jueves pasado, los habitantes de Doima mantienen bloqueado el paso a empleados de AngloGold Ashanti. Foto de El Nuevo Día.
Por eso, tras enterarse que el presidente Juan Manuel Santos realizaría un consejo de seguridad en Ibagué antes de ayer, los habitantes de Doima le llevaron una carta -avalada por casi 700 firmas de los de 2.300 habitantes que tiene el corregimiento- en la que le solicitaron convocar en el pueblo una reunión con los ministros de Minas y Ambiente, para comunicarles su posición sobre la actividad minera en la zona.
“Queremos alzar una voz de protesta e inconformismo en contra de cualquier actividad minera que se pretenda desarrollar en nuestro municipio”, le escribieron a Santos, quien prometió llevar a cabo el conversatorio. “En nuestro municipio no queremos, ni pretendemos cambiar nuestra vocación económica, basada en la agricultura, ganadería y especialmente el turismo”.
Oro en los arrozales
AngloGold Ashanti -la tercera mayor productora de oro del mundo y la empresa que más títulos mineros tiene en Colombia- comenzó a explorar en Colombia en 2002. Hasta la fecha ha invertido, según su propia información, 255 millones de dólares, que han resultado en el descubrimiento de yacimientos en Cajamarca y Gramalote (Antioquia). Ambos proyectos se encuentran en una fase de prefactibilidad y no entrarían a explotación hasta 2019.
Pero hace un año la compañía anunció que La Colosa contiene reservas de 24 millones de onzas -el doble del cálculo original-, que equivaldrían a unos 36 mil millones de dólares (el equivalente al 10 por ciento del PIB anual colombiano) y la convertirían en uno de sus proyectos bandera a nivel internacional.
La compañía le aclaró a La Silla que hasta ahora están estudiando “opciones a 100 kilómetros a la redonda [de Cajamarca] para ubicar la infraestructura que requiere un proyecto minero y que incluye la planta industrial de recuperación de oro, mecanismos de transporte y las zonas de depósito de Relaves”.
Según los habitantes de Doima, desde hace cinco meses funcionarios de AngloGold Ashanti han ido a la zona, ofreciéndoles invertir en proyectos de interés comunitario como la pavimentación de la vía de entrada al pueblo.
Y aunque la minera les ha explicado que hacer el procesamiento allí es una opción entre varias, todos los pequeños y grandes agricultores de la zona consultados por La Silla señalaron que la empresa ha sido muy ambigua a la hora de explicar en qué consisten exactamente sus posibles planes en Doima.
“Hace cinco meses me buscó una persona solicitándome permiso para hacer un plan de manejo ambiental dentro de nuestros terrenos, que apuntaba a evaluar la flora y la fauna en la zona. Inicialmente le di permiso, pero me di cuenta de que era muy evasivo en sus respuestas. Cuando finalmente me contó que esta minera -cuyo nombre yo no conocía entonces- buscaba hacer su explotación en Cajamarca y tener un punto de apoyo cerca de la quebrada en Doima, de inmediato le retiré el permiso”, le contó a La Silla José Pablo Gómez, un ingeniero agrícola bogotano que tiene una finca arrocera en Doima. Según Gómez, los funcionarios de la minera se instalaron en un predio aledaño y comenzaron a hacer estudios en el suelo.
Doima contra la minería
Gómez no ha sido el único en cerrarle las puertas a la multinacional. En diciembre, cuando empleados de la empresa convocaron una reunión en el colegio del pueblo, los asistentes les pidieron que se fueran prácticamente sin oírlos. (Este es el video de la reunión).
“La gran mayoría del pueblo -salvo unos poquitos que trabajan con ellos- no queremos ninguna actividad de minería. Estamos muy asustados de que nos contaminen el agua, la de la quebradas y la de los pozos subterráneos que hay, con sus piscinas de cielo abierto y que esto se convierta en un desierto”, le dijo a La Silla Marina Guevara, una agricultora pensionada que venía de terminar su turno en el puente y que también estuvo en la reunión de diciembre.
“Nos preocupa especialmente el deterioro ambiental, porque no son diez volquetadas de tierra las que van a caer aquí sino todo el material de extracción que sale de las 515 hectáreas que tiene AngloGold Ashanti en Cajamarca”, le dijo a La Silla el concejal de Cambio Radical Carlos Iván Olaya, uno de los líderes del paro cívico en Doima y habitante del pueblo. “Ellos dicen que manejarán muy bien el proceso, pero no tenemos garantías de que esos residuos no vayan a parar en nuestra agua de consumo y de uso diario”.
AngloGold Ashanti estima que en La Colosa el tenor del oro es de 0,86 partes por millón. Eso quiere decir que por cada 0,86 gramos de oro que extraigan, se necesita trabajar con aproximadamente una tonelada de roca. Si efectivamente las reservas son de 24 millones de onzas de oro -equivalentes a unos 746 millones de gramos-, el volumen de material transportado desde Cajamarca hasta Doima podría rondar los mil millones de toneladas de roca, según cálculos de la Contraloría.
Según un informe anual de la Contraloría sobre recursos naturales, que le presentó al Congreso en julio, el proyecto de La Colosa podría generar residuos y material excedente de piedra en el orden de 160 mil toneladas diarias, cálculo al que llega multiplicando las reservas de oro anunciadas por el volumen de roca que debe ser procesado para extraerlo. Según la Contraloría, Bogotá o Buenos Aires producen en total 5 mil toneladas de residuos diarios.
La minera le señaló a La Silla que no necesariamente se tendría que transportar toda la roca extraída, ya que diferentes factores geológicos y de minado influyen en la cantidad de mineral que debe ser transportado hasta la planta de metalurgia. Esos cálculos y el método de transporte seleccionado -que pueden ser bandas transportadoras, un mineroducto, camiones o trenes- no serían determinados antes de 2016.
Además, AngloGold señaló que el uso de cianuro no conlleva ningún impacto ambiental. “En la planta el cianuro se utiliza en circuito cerrado, sin contacto con el medio ambiente, por eso no lo afecta. Una vez usado es destruido o recuperado para reutilizarlo, como se hace en la mina Cerro Vanguardia (en Argentina), donde más del 90 por ciento es reciclado y reutilizado, y el excedente es destruido formando compuestos no tóxicos”, le dijo a La Silla la minera.
La multinacional atribuye la preocupación en Doima a una falta de información, que planea subsanar este año con una estrategia de trabajo con las comunidades y con la apertura de una oficina de información en Piedras. “Consideramos que gran parte de esa oposición se debe a percepciones equivocadas y a falta de conocimiento de la industria minera y de lo que un proyecto de minería a gran escala significa, incluyendo importantes beneficios para las comunidades, los municipios y el país”, señaló.
AngloGold además disputa la validez de los cálculos hechos por la Contraloría y el estudio del hidrogeólogo y geoquímico Robert Moran para la ONG holandesa IKV-Pax Christi, en el que se basó el organismo de control. (Se pueden leer aquí las respuestas completas de AngloGold Ashanti a las preguntas que le hizo La Silla).
Encuentro de arroceros
El impacto que podrían tener este proceso ha llevado a que los agricultores de la zona decidieran unir sus esfuerzos. Además del paro cívico, varios de los principales empresarios arroceros de la zona convocaron una reunión para mañana jueves en el auditorio de la cooperativa Serviarroz en Ibagué.
Dos fuentes le confirmaron a La Silla que la idea es agrupar a todos los sectores preocupados por el proceder de la multinacional sudafricana, incluyendo a los pequeños y grandes agricultores y ganaderos de la zona, al alcalde y los concejales de Piedras, a geólogos y topógrafos del departamento.
“Estamos intentando crear un frente unido que nos permita enfrentar la situación de manera coordinada y eficiente, compartir la información que tenemos y tomar decisiones colectivas”, le dijo a La Silla José Alejandro Gómez, otro empresario arrocero de la zona.
A eso se ha sumado una preocupación adicional. La semana pasada apareció un video en el que Gustavo Bocanegra -alias ‘Donald’- del frente 21 de las Farc amenaza a la multinacional minera, declarando a todos sus empleados y colaboradores como “objetivo militar”. “Desde antes de que inicie la explotación, ya nos está generando un problema de inseguridad”, dice Olaya. “Este ha sido tradicionalmente un pueblo muy tranquilo, sin guerrilla ni paramilitares, por lo que nos preocupa mucho que las cosas puedan cambiar”, dice José Pablo Gómez.