A pesar de que la comunidad ha señalado la Zona de Reserva Campesina (ZRC) como un camino hacia el reconocimiento de sus derechos como campesinado, la declaratoria de gran parte de la región como Área Especial de Reserva Minera, constituye otro ejemplo de lo que la ANZORC denunció como el “doble discurso” institucional del Estado colombiano en el tema de las ZRC.
Fuente: Defensa Territorios
La gente del Catatumbo ha escrito una historia de amor, vida y resistencia; sin embargo, tanto el despojo, como la invisibilización sufridas a manos del Estado, representan otra afrenta al apego campesino a la tierra y a los procesos de conservación ambiental que éste estrecho vínculo con el territorio implica.

Nos referimos puntualmente a que existe un traslape entre Zona de Reserva Campesina del Catatumbo, la Zona de Reserva Forestal de la Serranía de los Motilones, la Zona de Amortiguación de Parque Nacional Catatumbo Barí e incluso algunos Territorios comunes entre el pueblo Barí y los pueblos campesinos con los bloques 212, 292, 312, 313 de las declaradas por el Ministerio de Minas, sin ningún tipo de consulta o consideración para con las comunidades, como “Áreas Estratégicas Mineras” en la Resolución N° 180241 del 24 de Febrero de 2012; el total del área que abarcan éstos bloques excede las trescientas mil (300.000) hectáreas sólo en la región del Catatumbo.

La sobre-posición de las “Áreas Estratégicas Mineras” en las ZRC de todo el país, es otra muestra de la disminución conceptual en la que se tiene al campesinado y a las ZRC; pues a pesar de que existimos como campesinos, como figura de ordenamiento y como realidad económica, algunos persisten en no dejarnos elegir, en no dejarnos ordenar nuestros territorios y en no dejarnos producir bajo nuestras lógicas.

Vale decir que a pesar de las mentadas dinámicas de “adjudicación mediante procesos de selección objetiva” que vendrían acompañadas de la declaratoria de un área como reserva minera, las comunidades campesinas seguimos excluidas de la planeación del territorio; es por eso que frente a ésta declaratoria las campesinas y campesinos exigimos ser agentes de la construcción del territorio y no meros accesorios de éste; exigimos que frente a la posibilidad de que a espaldas del campesinado, nuestros territorios se entreguen a “quien ofrezca mejores condiciones” para explotarlo, se respete nuestro derecho constitucional a decidir y ser consultados en todo lo que nos afecte. Art. 79 C.P.

Las campesinas y los campesinos somos culturalmente diversos y requerimos mecanismos especiales para manifestar, o negar nuestro consentimiento a los proyectos que pretendan intervenir nuestros territorios. Frente a la posibilidad de convertirnos en una cantera de energía, las campesinas y campesinos exigimos priorizar la producción de alimentos, en clave de soberanía, seguridad y autonomía alimentarias para el pueblo Colombiano.

¡Campesinas y campesinos!:

¡Es el tiempo de nuestro reconocimiento y protección de derechos, las ZRC no son canteras de energía para el mercado, son fuentes de alimento para el pueblo Colombiano y Latinoamericano!