Minera La Escondida anuncia que dejará de utilizar agua subterránea. El anuncio llega cuando el agua dulce de Atacama está casi agotada y emerge la explotación de litio.
El Código de Aguas impuesto en Chile por la dictadura en 1981, obliga a la Dirección General de Aguas a entregar dicho recurso gratuitamente, en forma perpetua y en propiedad y crea un mercado sobre un bien nacional de uso público fundamental para la vida y para el desarrollo de los pueblos. Ello, sumado a las diversas privatizaciones de las funciones estratégicas del Estado en este ámbito, así como en los rubros de la minería y la energía, entre otros, convierten a Chile en uno de los países más neoliberales del mundo desde la consolidación de un conjunto de prácticas extractivistas. Los derechos de aguas se tramitan en Chile en forma absoluta por fuera del marco ambiental y el uso que se declara al momento de solicitarlo no constituye obligación alguna para dicho derecho, generándose un descontrol absoluto y una casi nula planificación sobre este bien común fundamental.
Cuando nos referimos a Minera La Escondida, hablamos de dos minas de cobre a cielo abierto en el desierto de Atacama 170 km al sureste de Antofagasta en el norte de Chile. Actualmente es la mina de cobre de mayor producción en el mundo. Este proyecto minero pretendía perpetuarse explotando el Salar de Atacama, luego de haber obtenido en forma gratuita y a perpetuidad sus derechos de aprovechamiento de aguas a través del esquema descripto. Sin embargo, por medio de la resolución N° 120 del año 2015, se declaró Área de Restricción a la zona en cuestión debido al enorme sobreotorgamiento de aguas, el cual superaba en seis veces la capacidad de renovabilidad natural del acuífero.
La minera angloaustraliana BHP dio a conocer ayer del desistimiento del proyecto Monturaqui, iniciativa que se tramitaba en el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) y con la que buscaba extender la extracción de agua desde el acuífero del mismo nombre. De esta manera, se concreta el fin de la utilización de agua subterránea en la operación de Minera Escondida, el yacimiento más grande que existe hoy en el país, en línea con el compromiso mundial de BHP de dejar esta modalidad de suministro en todas sus operaciones a nivel mundial.
La decisión se da en medio de la profunda sequía que vive el país y además en el contexto del impacto que han señalado mineras como Anglo American en Los Bronces por la falta del recurso hídrico, o el racionamiento anunciado por Codelco en división El Teniente. Además, en los últimos años se había generado una disputa con Minera Zaldívar —ligada al grupo Luksic—, con la que finalmente se acordó compartir el modelo hidrogeológico del lugar para que ambas pudieran seguir el trámite ambiental, en una zona donde también extraen agua mineras como SQM y Albemarle.
En el caso de Zaldívar, si bien aún le restan algunos años de autorización, tendrá que seguir la tramitación ante el SEA, ya que en reiteradas ocasiones los ejecutivos de la empresa han señalado que es la única opción para dar viabilidad a ese yacimiento.
Suministro de planta
Minera Escondida funcionará de ahora en adelante gracias al suministro de agua desalada proveniente de la planta que instaló la compañía en el puerto de Antofagasta en 2017, pero se viabiliza con la expansión que se inauguró en 2019.
Según confirmaron desde BHP, han invertido más de US$ 4.000 millones en este tipo de tecnología, lo que permitirá que los procesos metalúrgicos no se vean dañados, ni exista impacto en la producción de la faena, que ya se ha visto fuertemente disminuida por la caída en las leyes de mineral. A nivel de la industria, la menor disponibilidad del recurso hídrico hará que crezca con fuerza el uso de agua de mar en los procesos productivos; tanto así, que a 2030 se espera que este tipo de suministro represente hasta el 47% del total requerido por la industria, con un crecimiento importante desde 2022.
El agua que van a desalar saldría del mar. En la zona, además de la minería de cobre que agota el agua subterránea de los acuíferos, se explota litio. Para este tipo de explotación también se utilizan enormes cantidades de agua (dulce y salmuera).
En medio de este desierto, el más árido del mundo, hay una enorme área con estanques de agua color turquesa. Cada una de estas enormes piscinas tiene el tamaño de 20 canchas de fútbol y contiene agua salada extraída de las profundidades de la tierra del desierto. Esta salmuera contiene carbonato de litio, la base del metal ligero y plateado que se encuentra en las baterías de casi todos los computadores, teléfonos y autos eléctricos de la actualidad.
Aunque a primera vista, el desierto de Atacama de Chile parece un lugar estéril e inhóspito, la flora, la fauna y los habitantes de la zona han podido adaptarse bien a las condiciones de su entorno por muchas generaciones. Hoy la vida peligra por los escasos recursos de agua del desierto otorgada a las compañías mineras.
“El agua es vida”
Coyo es una de las doce aldeas en los dispersos oasis del desierto. Los miembros de la comunidad se turnan para sacar agua del río San Pedro. Tras dos semanas de espera, Hugo Díaz pudo finalmente irrigar sus campos.
“Antes de que llegaran las mineras acá había mucha agua. La minería ha consumido las napas subterráneas, sacan agua de un río de otro sector también y no llega acá el agua que corresponde”, dijo Díaz a DW.
Para los atacameños, el agua no solo tiene un valor material sino también cultural y espiritual. “Para nosotros como likan-antai (etnia atacameña) es muy importante el agua. No solamente el agua en relación a lo que es mantener nuestras costumbres mediante la agricultura, sino que también porque el agua es vida”, explicó Vladimir Reyes, uno de los mayores de la comunidad de Coyo.
El agricultor enseñó las marcas en el canal de riego que muestran los niveles de agua más altos en tiempos pasados. “Muy pocos campesinos pueden vivir de la agricultura. En la actualidad, los jóvenes han tratado de ir aprendiendo sobre la agricultura, pero se ven con el obstáculo de que el agua es cada vez menos. Ese es principal daño que nos están haciendo las empresas mineras”, afirmó Reyes.
La Arabia Saudita del litio
Chile tiene una de las mayores reservas de litio del mundo. Sus exportaciones cubren el 40% de la demanda mundial de este valioso metal. Por eso se le llama la “Arabia Saudita del Litio”. Además, se espera que la demanda global se triplique en los próximos seis años.
Para extraer el litio, el líquido bombeado se deja expuesto al sol del desierto hasta que se haya evaporado el 95% del agua. El litio se separa del residuo mediante un proceso químico y se convierte en los compuestos para las baterías recargables.
2 mil litros por segundo
Las dos compañías mineras que operan en Atacama, la chilena SQM y la estadounidense Albemarle, extraen cada año más de 63 mil millones de litros de agua salada de las capas más profundas del desierto, es decir, casi 2 mil litros por segundo. Además, la industria consume una cantidad considerable de agua dulce.
Según los operadores de la mina, la extracción de agua salada del desierto no tiene ningún efecto en el suministro de agua dulce de la zona. “La salmuera, rica en minerales, no es adecuada para el uso agrícola o como agua potable. Y estamos trabajando muy de cerca con las comunidades locales para asegurarnos de que estamos actuando de manera sostenible”, dijo a DW Hailey Quinn, gerente de comunicaciones de Albemarle.
Alteración del ecosistema
Existen pocos estudios científicos independientes sobre la cantidad de agua consumida durante el proceso de evaporación o sobre los efectos de la extracción de salmuera en el ecosistema. Una de las pocas expertas en este campo es la microbióloga Cristina Dorador, quien ha estudiado los microorganismos de los salares del desierto de Atacama.
“Los microorganismos son la base de todo… La explotación de la salmuera que ha tenido lugar en los últimos 10 o 20 años ha reducido la cantidad de microorganismos y ha afectado al ecosistema”, declaró la bióloga. Los microbios que viven en el agua proveen alimento para el plancton y los crustáceos. Estos son consumidos por animales más grandes, como por ejemplo, los flamencos, la especie más emblemática de la zona.
Pocos derechos sobre al agua y la tierra
A varios cientos de kilómetros al sur del salar de Atacama se encuentra el salar de Maricunga, que también se está explotando para la producción de litio. Actualmente, casi toda la minería de litio en Chile se realiza en Atacama, pero se cree que Maricunga (más pequeño) alberga las segundas reservas de litio más grandes del país. Además de SQM, la compañía australiano-canadiense Salar Blanco está desarrollando un proyecto de litio en la misma zona junto a Codelco, operador de minas de cobre chileno de propiedad estatal.
Las proyecciones de expansión de la minería de litio preocupan a los miembros de la comunidad indígena Colla Pai-Ote. Los pueblos indígenas de Chile apenas tienen derechos de propiedad formales sobre sus tierras ancestrales. “Nadie le preguntó al pueblo Colla si querían minería en su territorio. Nadie le dijo al pueblo Colla cual era el impacto que podría tener la minería en las fuentes de agua en el salar de Maricunga”, señaló a DW el abogado Ariel León, quien asesora a la comunidad.
Chile es uno de los pocos países del mundo donde los recursos hídricos y la gestión del agua están casi 100% privatizados. Esto y la inadecuada protección de los derechos indígenas se remonta a la constitución de 1980, que sigue vigente hoy en día y que fue promulgada bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.
Según el abogado León, el Estado ya está violando la Convención de la ONU sobre los Pueblos Indígenas debido a la falta de participación de los indígenas en las zonas de minería de litio. Este convenio obliga a los gobiernos a consultar a los pueblos indígenas cuando los proyectos más grandes afectan a su medio ambiente.
“Los autos eléctricos no son la solución”
Muchos de los habitantes de Atacama ven que el cambio climático está acelerando la escasez de agua en el desierto. Pero también dicen que los problemas en la zona solo comenzaron con la minería del litio y del cobre.
“Nos vinieron a decir que la solución eran estos autos eléctricos, la salvación del mundo y todo, pero en realidad no es la salvación. La salvación es la conciencia de cada ser humano, que sepa respetar este territorio como lo respetamos nosotros. Si todos tomáramos conciencia de respeto hacia la tierra, no tendríamos que decir que los autos eléctricos van a salvar el planeta”, dijo Jorge Álvarez Sandon, perteneciente a la comunidad de Coyo.
En síntesis, las mineras agotan el agua cualquiera sea su origen afirmando una vez más que TODA MINERÍA ES MINERÍA DE AGUA.
Fuentes: Fundación Terram – El mostrador – DW –