El proyecto minero Dominga, de la empresa Andes Iron, pretende extraer 150 mil toneladas de concentrado de cobre y 12 millones de concentrado de hierro. Este proyecto ha sido una de las propuestas más controversiales de los últimos años. Ha generado un debate entre los actores del sistema político, la academia, movimientos ambientalistas y los habitantes de la comuna de La Higuera, ubicada al norte de la región de Coquimbo. La comuna de La Higuera está dentro de una zona con una biodiversidad única, con potencial para generar turismo sustentable, que según el informe realizado de Oceana debería ser declarada Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) ya que posee una diversidad de especies y hábitats importantes para el ecosistema, siendo su emblema más reconocido que sólo a 30 kms de ahí viven pingüinos de Humboldt.
Por Pía Flores y Camila Carrasco publicado en El Mostrador
Durante el segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, el proyecto tuvo una fuerte presencia en la agenda pública, ya que hubo diferentes visiones de las autoridades sobre la realización del proyecto minero. Entre ellas, la recordada declaración de la propia presidenta que señaló: “Necesitamos que el crecimiento vaya de la mano con el cuidado del medio ambiente. Hablaba de la economía verde y la economía azul, porque hay gente que cree que si uno se preocupa por el medio ambiente la economía no va a poder seguir creciendo”, también estaba la preocupación del ministro de Medio Ambiente Marcelo Mena, por el impacto en la biodiversidad y la bullada renuncia de los exministros Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes. A pesar de las diferentes polémicas, en agosto del 2017 el Comité de Ministros rechazó el proyecto Dominga, producto de que consideraban que las medidas de reparación, mitigación y compensación eran insuficientes, por lo tanto, el impacto podría dañar a la población de la zona donde se instalaría este proyecto. Por otro lado, es real que la biodiversidad podría estar amenazada, pues la empresa no entrega una información detallada de las externalidades negativas en el entorno, es decir la empresa no ha ponderado de manera correcta los riesgos y el daño ecológico que el desarrollo de su negocio generará conforme a la línea de base donde se encuentra emplazado el proyecto.
Desde la academia, el Dr. Aldo Saavedra plantea que Andes Iron no entrega información precisa sobre los impactos negativos del proyecto. Incluso, se publicó una carta suscrita por distintos científicos expertos en la materia, quienes manifestaron su rechazo a dar luz verde al proyecto, porque, entre otros argumentos, La Higuera es una de las comunas con el mayor valor ecológico, un ejemplo emblamático es que posee un fenómeno llamado surgencia de aguas profundas, frías y ricas en nutrientes.
Es urgente la colaboración y articulación entre quienes rechazamos este proyecto minero. Hay ejemplos exitosos de que el medioambiente puede protegerse. Está el caso del movimiento social Patagonia Sin represas en la región de Aysén, quienes denunciaron los impactos negativos que sufriría la Patagonia por la implementación de la termoeléctrica Hidroaysén, se movilizaron, articularon actores, generaron repertorios de acción colectiva y finalmente lograron que el año 2017 este proyecto no haya tenido futuro y haya sido retirado del mapa. Por eso, trabajemos juntos en que este proyecto sigo siendo un fantasma y no vuelva a la vida.
A pesar de la serie de argumentos sobre lo que podría sufrir el ecosistema de la zona, la empresa comenzó una ofensiva para revertir las decisiones y en diciembre del año 2017 ingresó una reclamación al Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, la cual fue acogida para su tramitación. Sin embargo, además del conflicto que el impacto ambiental supone, está también el conflicto de interés entre el actual presidente Piñera y Andes Iron. Primero, es de conocimiento público, que la familia del presidente era socia y accionista mayoritaria de Andes Iron, a través de un Fondo de Inversión Privado, por medio de una de las empresas del grupo Bancard (se podría seguir un árbol genealógico de conflicto de intereses, pero este es el que se quiere exponer en esta oportunidad). Por lo tanto, no resulta extraño que, en este casi primer semestre de mandato, en relación con el medioambiente, el Gobierno ha en el ámbito medioambiental, ha intencionado retomar la posibilidad de la aprobación de este proyecto. Sin ir más lejos, la última noticia fue el pasado 27 de abril, donde el Tribunal Ambiental de Antofagasta, acoge la reclamación de la empresa, y ordena que el proyecto debe volver a la Comisión de Evaluación de Coquimbo, instancia que ya había rechazado el proyecto anteriormente.
Entonces, según lo que dice el Tribunal, el proyecto debe volver a la etapa anterior, donde los nuevos ministros, designados por el presidente Piñera (vinculado como empresario en el proyecto) deben decidir sobre si Dominga se realiza o no. Resulta difícil pensar que estas autoridades vayan a votar por las condiciones técnicas del proyecto o velen por la protección del medioambiente, entendiendo que la persona que los designó en sus cargos es prácticamente el accionista mayoritario del proyecto. Además, el informe consolidado, que es el último paso previo para aprobar o rechazar un proyecto, vendría favorable, siendo que no se ha cambiado un ápice del proyecto., entonces, ¿Qué fue lo que cambió? ¿Cómo se pasó de decir que este era un mal proyecto para el medioambiente a decir que este es un buen proyecto para el medio ambiente? Por que, si el proyecto sólo volvió a la etapa de votación, y las autoridades no se han hecho cargo de ningún punto por el cual fue rechazado en su comienzo, este debería aprobarse ahora, si no existe la argumentación técnica que respalde este cambio en el criterio ¿Preocupante o no?
En ocasiones se intenta arrastrar el debate hacía que existe una contradicción entre el desarrollo económico y la protección del medioambiente. Pero el fondo del debate es que se necesita avanzar en un desarrollo económico que tenga variables medioambientales, que valore lo que proveen los recursos naturales a la sociedad, revise las externalidades negativas y se informen, como además es importante tener consciencia de las consecuencias negativas del calentamiento global en el mundo producto del cambio climático, donde Chile no ha estado ajeno de desastres naturales. Este avance es necesario y ha demostrado, en otros países, ser posible, es posible avanzar en el cuidado del mediambiente y crecer economicamente a una buena tasa.
Es necesario estar alerta a los siguientes pasos del Gobierno de Sebastián Piñera, de Andes Iron y del Tribunal Ambiental de Antofagasta, pues con todo lo señalado anteriormente no existe garantía alguna de que las decisiones que tomarán las autoridades políticas serán objetivas. Es urgente la colaboración y articulación entre quienes rechazamos este proyecto minero. Hay ejemplos exitosos de que el medioambiente puede protegerse. Está el caso del movimiento social Patagonia Sin represas en la región de Aysén, quienes denunciaron los impactos negativos que sufriría la Patagonia por la implementación de la termoeléctrica Hidroaysén, se movilizaron, articularon actores, generaron repertorios de acción colectiva y finalmente lograron que el año 2017 este proyecto no haya tenido futuro y haya sido retirado del mapa. Por eso, trabajemos juntos en que este proyecto sigo siendo un fantasma y no vuelva a la vida.