“Si bien estas medidas resultan extremadamente dolorosas de tomar, esta reducción de dotación la hemos hecho sin afectar la producción”, sostiene el presidente ejecutivo de la estatal, Nelson Pizarro, dejando en claro cuáles son las prioridades de la mega minera esttal chilena.
Fuente: El Mercurio
Cuando Nelson Pizarro Contador, presidente ejecutivo de Codelco, afirmó hace dos meses que la estatal estaba en “economía de guerra, total y absoluta” e iba a “cortar costos hasta el hueso”, no lo decía en sentido figurado. La principal productora de cobre del mundo está en un ajuste profundo que incluye recortes en su plantilla. Hasta ahora solo se conocían los despidos en las líneas ejecutivas y profesionales, de 397 personas.
Pero a estos se suman otras 3.895 personas desvinculadas más, que corresponden a operarios de Codelco y también contratistas. La suma de todos estos movimientos es que 4.292 empleados han dejado Codelco, transformando a la estatal en la minera en Chile con más despidos en medio de esta crisis del metal rojo.
“Si bien estas medidas resultan extremadamente dolorosas de tomar, quisiera destacar que esta reducción de dotación la hemos hecho sin afectar la producción”, señala Pizarro, quien agrega: “Es más, durante el último año elevamos en un 5,5% la producción a pesar de la caída de la ley del mineral cercana al 10%, y con una baja en los costos del 11%”.
Este ajuste en Codelco se realiza en momentos en que el precio del cobre se ha desplomado desde el máximo de US$ 4,6 por libra que anotó a inicios de 2011. La cotización cerró este viernes en US$ 2,3 por libra, un nivel en el cual Codelco ya no entrega excedentes al Fisco.
Hasta ahora, las mayores salidas se dan en los llamados “Rol B”, los mineros propiamente tales. Según explica Pizarro -quien carga con el apodo “manos de tijera” de su anterior paso por la corporación estatal-, en relación a estos trabajadores “nuestros esfuerzos están enfocados en materializar los planes de retiro, a través de los cuales más de mil trabajadores han abandonado la empresa” (ver infografía). Solo este año y a través de planes de egreso, se han ido de la estatal unos 800 trabajadores Rol B.
Estos programas no tienen límite en cuanto a número de personas a desvincular y se espera que más trabajadores se sumen a ellos en los próximos meses. Pero vendrán más despidos en otras áreas. En una entrevista a Radio Cooperativa, el presidente del directorio, Oscar Landerretche, señaló que “la situación puede ser peor” y que para el próximo año se prevé una reducción del orden del 20% del presupuesto para labores externalizadas dentro de la compañía, es decir, las labores que hacen los contratistas.
Codelco no es la primera minera que realiza estos ajustes de dotación y probablemente no será la última. Solo este año, El Abra cerró una línea de producción y despidió a 650 personas. Collahuasi desvinculó a 300 personas y Antofagasta Minerals a un número similar. Anglo American realizó un recorte de entre 120 y 140 profesionales, mientras que de BHP Billiton Chile han salido más de 1.000 personas este año.
La cuprífera estatal tiene la dotación más grande, tanto de trabajadores propios como contratistas, y tanto en la compañía misma como en la industria hablan claramente de que existe sobredotación.
Según cifras de la corporación, a fines de 2014 la dotación propia llegaba a 19.078 trabajadores y los contratistas más que duplicaban esta cifra, con 45.340 personas. Una parte de ellos participa en la construcción de los llamados proyectos estructurales, que son aquellos que buscan extender la vida útil de yacimientos de la minera.
En este contexto, la estatal está buscando la mayor eficiencia en el uso de los recursos. Esto incluye disminuir el costo de las inversiones y otros ítems. Debido a este clima de menos recursos y más austeridad, el Ministerio de Hacienda entregó solo US$ 600 millones a la corporación, aunque ésta había solicitado un poco más.
Codelco reduce inversiones en US$ 3 mil millones
A la par de este ajuste en dotación y el plan de contención de costos, la estatal tiene en marcha un programa para reducir sus inversiones, que abarca tres frentes: planes estructurales, inversiones en otras áreas y aportes a firmas relacionadas. En términos generales, la minera postergó todas aquellas inversiones para el 2016 que no afectan el desarrollo de largo plazo de los proyectos estructurales. “Esto no obsta a que durante 2016, según la evolución del escenario económico, se puedan evaluar y adoptar medidas adicionales, si fuera necesario”, dicen en la empresa.
Codelco ha analizado distintos planes alternativos de inversiones, sin que con ello se sacrifique la producción y generación de excedentes en el futuro. Así, este plan disminuye las inversiones pasando de US$ 25 mil millones a US$ 22 mil millones en el quinquenio que va entre 2014 y 2018, detalla Pizarro.
El ajuste mayor se dará en los proyectos estructurales, que son los que extienden la producción de Codelco para las próximas décadas. A la fecha, la minera estatal se encuentra ejecutando tres iniciativas de este tipo: Chuquicamata Subterránea, que presenta un avance 22,1%; el cambio de las instalaciones de Andina, que posibilita continuar con la explotación del yacimiento, plan que anota un progreso de 17,7%; y el Nuevo Nivel Mina Teniente, que registra un desarrollo de 34,5% del proyecto global.
Existen otros tres proyectos en estudio o en fase de tramitación de permiso ambiental: Radomiro Tomic Súlfuros Fase II; la expansión Andina y el proyecto Rajo Inca, que busca extender la vida útil de Salvador.
En este sentido, la reestructuración más importante y que más impacta en los ahorros de la cartera estructural es Andina, que se haría por fases y no de una sola vez. Se estima un ahorro superior US$ 2 mil millones por ello.
En el resto de las inversiones, la compañía redujo los recursos en exploración e innovación tecnológica y atrasó los reemplazos de maquinaria y algunas refacciones que no son críticas.
En cuanto a las fundiciones, Codelco tiene planificado desembolsar US$ 2 mil millones. Esta es una inversión que no se puede recortar y es para cumplir la nueva normativa de emisiones.
Otro frente de restricción son las empresas filiales y coligadas de Codelco, que son más de 50. Aquí la política general es no hacer inversiones. La única excepción es el proyecto Molyb -que cuesta US$ 150 millones-, una planta procesadora de molibdeno situada en Mejillones y que resulta estratégica para la estatal. Además, ya tiene un avance considerable como para detener las obras.