Son decenas los tranques de relave o diques de colas en la zona afectada por las intensas lluvias entre Antofagasta y Coquimbo y son una de las preocupaciones de quienes sufren por las inundaciones y aluviones en la zona norte del país. Según Sernageomin, hay nueve tranques en situación crítica en la Región de Atacama y tres en la de Coquimbo, además del resurgimiento de antiguos depósitos tóxicos en el río Salado provenientes de la mina El Salvador. La autoridad aseguró que solo una vez que pase la tormenta se podrá medir el real impacto en los tranques.
Fuente: El Mostrador
Cuando ayer la Presidenta Bachelet arribó a los albergues instalados en la Región de Atacama, los habitantes de la zona la sorprendieron con preguntas sobre la situación de los tranques de relave que rodean sus comunas y que abundan en casi todo el norte del país, epicentro de la actividad minera en el país.
La Mandataria intentó tranquilizar a quienes la rodeaban. “Según la información que manejamos, no hay ninguna razón para creer que el tranque pueda ceder”, dijo en referencia a Pampa Austral, unos de los tranques de Codelco que se ubican en la Provincia de Chañaral, y que durante todo el día protagonizó el rumor que aseguraba que su desborde era el responsable de los aluviones que tienen a cientos de habitantes del lugar resguardados en albergues.
La inusual tormenta que afectó a buena parte del norte ha despertado el temor sobre la situación de los tranques de relave –que son contenedores construidos con arena compactada donde se depositan los desechos tóxicos de la actividad minera–, que proliferan entre Antofagasta y Coquimbo. Al interior de estos tranques conviven elementos como arsénico, mercurio, plomo y cobre, los que pueden generar graves consecuencias en las personas y el medio ambiente en caso de ser liberados.
Según información entregada por el Servicio Nacional de Geología y Minería, Sernageomin, a El Mostrador, no se han producido rebalses de los tranques, aunque varios de ellos se encuentran en situación “crítica”.
De acuerdo a la información oficial, en la Región de Atacama existen 164 depósitos de relaves. De ellos, 55 están activos, 18 paralizados y 91 abandonados. De ese total, nueve están en riesgo debido a las condiciones climáticas: Tranque El Gato, ubicado a la entrada de la quebrada Paipote; Tranque III Planta Matta de Enami, también en la entrada de Paipote; Depósitos en Tierra Amarilla; Tranque Coemin, de la Mina Carola en Tierra Amarilla; Tranque de la Mina Candelaria; Tranque Las Cruces, de Minera Pucobre; relaves abandonados Hoschild, en Copiapó; Depósitos de Lamas, de la Minera Casarones, en la cabecera de la cuenca del Río Copiapó; y el tranque de la Planta Enami, de Vallenar.
De acuerdo a la información oficial, en la Región de Atacama existen 164 depósitos de relaves. De ellos, 55 están activos, 18 paralizados y 91 abandonados. De ese total, nueve están en riesgo debido a las condiciones climáticas: Tranque El Gato, ubicado a la entrada de la quebrada Paipote; Tranque III Planta Matta de Enami, también en la entrada de Paipote; Depósitos en Tierra Amarilla; Tranque Coemin, de la Mina Carola en Tierra Amarilla; Tranque de la Mina Candelaria; Tranque Las Cruces, de Minera Pucobre; relaves abandonados Hoschild, en Copiapó; Depósitos de Lamas, de la Minera Casarones, en la cabecera de la cuenca del Río Copiapó; y el tranque de la Planta Enami, de Vallenar.
“La información disponible a la fecha indica que ellos resistieron el temporal y sus condiciones de seguridad deberán ser evaluadas una vez superada la emergencia”, señalan desde Sernageomin. El servicio obtuvo la información respecto de estos relaves directamente de las mineras a cargo de administrarlos. No hubo personal estatal que constatara estos datos.
La información para la Región de Coquimbo indica que están en situación crítica los tranques de la localidad de Quebrada Marquesa, cerca del Río Elqui, y los ubicados en la cabecera de la Quebrada de Los Choros, en la comuna de La Higuera.
Las autoridades de Sernageomin agregaron que la mañana del jueves sobrevolaron los relaves de Coquimbo y pudieron constatar que “no hay depósitos de relaves dañados por el temporal en esta región”. En esta región existe un total de 293 relaves, de los cuales 86 están en actividad, 179 inactivos y 28 abandonados.
El informe del servicio no detalló la situación en la Región de Antofagasta, aunque el jefe del Departamento de Depósitos de Relaves, Waldo Vivallo, indicó a El Mostrador que en ese lugar y “según información entregada por la Dirección Regional, no se reportan emergencias relacionadas con depósitos de relaves”.
Un catastro subido a la página web del Sernageomin hace dos semanas sobre relaves ubicados en Chile, dio cuenta de que no existe información sobre el estado de 91 relaves en Atacama, 28 en Coquimbo y dos en Antofagasta. Al respecto, el servicio indicó que “la mayor parte de esos depósitos de relaves están abandonados, en el caso de la Región de Coquimbo, en un sobrevuelo realizado hoy (ayer) en la mañana no se han detectado depósitos de este grupo, que hayan sido afectados por el agua o crecida de los cauces de agua”, señaló, sin entregar mayores detalles sobre los ubicados en las regiones de Atacama y Antofagasta.
DESECHOS EN EL SALADO
Una situación más peligrosa podría generarse en los alrededores del Río Salado, cuyo desborde arrasó con el centro de Chañaral, el pueblo de Diego de Almagro y con el pueblo de El Salado, en la Región de Atacama. Pese a que la autoridad competente descartó que el tranque de relave de Pampa Austral haya colapsado –teniendo como fuente información emanada de Codelco–, sí se advirtió que antiguos desechos que permanecen en el río podrían haber sido arrastrados hacia el valle.
Según los datos oficiales, “en el pasado, a lo largo del río Salado, existieron plantas artesanales de reprocesamiento de los relaves provenientes del Salvador, cuando la empresa descartaba sus relaves en la bahía de Chañaral. Estas plantas no generaban depósitos de relaves sino que los eliminaban a través del río, los que se acumularon en sus bordes. Probablemente el aluvión erosionó y removilizó estas acumulaciones de relaves a lo largo del cauce”, indicó el informe emanado desde Sernageomin.
En palabras de Waldo Vivallo, “los recursos disponibles en situaciones catastróficas como las enfrentadas siempre son escasos, no obstante esto se supera con el compromiso de los funcionarios con las tareas que se deben asumir”.
La directora del diplomado de Medidas de Mitigación para la Gestión de Riesgos de origen Natural de la Universidad Mayor, Susana Zúñiga, explicó a El Mostrador que el caso del Río Salado no sería tan grave, debido a la gran cantidad de agua que acompañó los desechos que resurgieron con el temporal. “Cuando el desecho minero está en un riachuelo, es más difícil que se disuelva ese mineral tóxico o ese desecho de cobre o mercurio porque el agua es muy escasa, pero en un río grande no se llega a notar tanto la contaminación porque se mezcla con la gran cantidad de agua. Entonces mientras más agua corra disminuye el riesgo. Es distinto si fuera solo el relave, porque en ese caso es mucha más concentrada la contaminación”, señaló. De todas formas, aclara que esto aplica para los desechos que residen en el Río Salado, un caso distinto, asegura, ocurriría con un tranque de relave grande, como el tranque El Mauro, donde “ni la cantidad de agua podría diluir esos desechos”.
A juicio de la experta, que el 2013 trabajó en la metodología que se utilizará en la nueva ley de cierre de faenas mineras, la gravedad del desborde de un tranque de relave es tal, que las propias mineras fiscalizan constantemente su situación, además del Sernageomin: “Continuamente se está monitoreando, porque es tan grave que el tranque de relave se rebalse, que las mismas mineras están continuamente monitoreando. Porque si llega a rebalsarse, las mineras cierran, así de simple”.
Para Zúñiga, el principal riesgo reside en las actividades mineras ilegales, ya que nadie fiscaliza. En todo caso, dice que la contaminación generada por un eventual rebalse de un tranque no solo afectaría a las personas que se vieran expuestas a esos materiales, sino que también a la vegetación de la zona, la que tendría gran dificultad para regenerarse.
Un eventual derrame de relaves tóxicos podría afectar también las napas subterráneas de donde se extrae el agua usada para consumo humano, o contaminar el ambiente que rodea las ciudades y poblados del norte del país. Tal como aseguró la autoridad, solo cuando pase la emergencia podrá revisarse con detalle la situación de los tranques ubicados en la zona afectada por los temporales.