Un torrente de barro desaforado –compuesto por millones de toneladas de mineral de hierro de la empresa Samarco Mineração S.A- destruyendo todo lo que había a su alrededor: aldeas, 349 casas, escuelas e iglesias. Pero también contaminando los ríos Gualaxo del Norte, el Río del Carmo y el Río Doce. Esta dramática situación aconteció el 5 de noviembre del año 2015 tras la ruptura de la presa de Fundão, en el municipio de Mariana, Minas Gerais, Brasil. Diecinueve muertos y millones de afectados siguen esperando justicia a dos años de la tragedia en Bento Rodríguez.
Fuente: Aleteia
“¡La presa se ha roto!”, fue el grito de desesperación de Paula Geralda Alves, una residente de la pequeña localidad. “La bocina de mi moto es muy floja, pero, ese día, no sé por qué, estaba alta (…) En el momento que sucedió eso, salí a toda velocidad, agarrando a un niño y a un anciano para colocarlos encima de la camioneta, ayudé a una vecina a cargar a su padre que no anda. Solamente después de eso subí a una colina y miré para abajo. Desde ahí vi que estaba todo invadido por el barro. Bento ya no existía”, expresó la mujer.
Este testimonio y la imagen son desgarradores.
En aquella oportunidad “fallecieron 19 personas y millones de personas se han visto afectadas directa o indirectamente”,recuerda Manos Unidas -que recoge el testimonio de Paula-, una ONG vinculada a la Iglesia y comprometida para que lo allí acontecido no quede en el olvido.
“Según la empresa consultora americana Bowker Associates, el derrame de millones de metros cúbicos de barro (se estima que entre 32 y 62 millones de m³), la extensión de la destrucción de 680 Km. y los daños – calculados entre 5 y 55 billones de dólares – convierten a Mariana en el peor desastre mundial de la historia de la minería”.
A dos años de aquella tragedia, en cuanto a reparaciones e indemnizaciones, “la mayoría de las personas alcanzadas o afectadas todavía esperan que se haga justicia”.