Cuando escucho a gobernantes sostener que no hay contaminación ambiental por las explotaciones mineras como las que se quieren intentar en Famatina, me pregunto a quién quieren engañar. Antonio Gómez., Fiscal Federal de Tucumán.

Cada vez que leo que la minería a cielo abierto no contamina me pregunto de dónde sale semejante información. Cuando escucho a gobernantes sostener que no hay contaminación ambiental por las explotaciones mineras como las que se quieren intentar en Famatina, me pregunto a quién quieren engañar.

 

¿Por qué no le van a decir eso a los niños de Abra Pampa, Jujuy, que en su gran mayoría sufren plombemia y saturnismo por la concentración de plomo en sangre? La cantidad de causas penales que me tocó iniciar por delitos ambientales causados por las explotaciones mineras que hacen dinero a base de la salud de los más humildes pueden leerse en nuestra página www.fiscaliagraltucuman.gov.ar/medio-ambiente/mineras-varias.

¿Cómo sabemos que es un delito ambiental? Fácil: la ley nacional 24.051 y su decreto reglamentario establecen los niveles de contaminación por encima de los cuales estamos cometiendo un crimen. Son delitos federales. Por ejemplo, en la causa penal que seguimos contra Minera La Alumbrera, cuando la cámara federal de Tucumán procesó a Julián 
Rooney, uno de los máximos directivos de la empresa, estaba acreditado en el expediente a través de la propia información dada por la compañía 
que se estaría volcando un promedio de mil kilos anuales de estroncio a la cuenca del río Salí-Dulce. ¿Recuerdan Fukushima?

Dicho en otros valores, La Alumbrera informó que volcó cadmio (entre muchos metales pesados) cien veces por encima de los valores permitidos por la ley penal ambiental. Volcó plomo en un valor excedido 50 veces; cobre, 69 veces; mercurio, 300 veces, y así sigue una larga lista de sustancias contaminantes que, día a día, se tiran hasta hoy en un canal que lleva todos estos desechos al dique El Frontal, en las termas de Río Hondo, Santiago del Estero. No debe olvidarse que toda esta carga se va depositando en los cursos de agua que llegan hasta Mar Chiquita, en Córdoba.

Puede preguntarse el porqué de tantas demoras judiciales con estos expedientes. Para hacer dinero en este mundo globalizado es imprescindible contaminar. Países como los de América latina abren sus brazos a estas inversiones multimillonarias. Aquí está el eslabón más débil: no hay cárcel para los que contaminan