Un informe del Instituto de Estudios Fiscales y Económicos indica que las mineras en Argentina generan ingresos extra por la suba del oro pero no participan al Estado. En los últimos años, pasaron de apropiarse del 66% a más del 75%. Explica que debido a este interés Cerro Vanguardia a pasado a utilizar las técnicas de lixiviación por pila, mecanismo más costoso y contaminante, pero conveniente por alto precio de venta del oro en el mundo.

Por Alejandro Bercovich – BAE publicado por OPI Santa Cruz

Por la disparada del precio del oro en los dos últimos años, las multinacionales mineras que lo extraen en el país pasaron de apropiarse de un 66% de la renta generada por su explotación a alzarse con más de tres cuartas partes, lo cual redujo en la misma proporción la participación del Estado. El dato surge de un informe especial elaborado por el Instituto de Estudios Fiscales y Económicos (IEFE), un think tank heterodoxo con sede en La Plata que fundó el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella.

El trabajo especifica que por la estabilidad fiscal de la que goza el sector y la suba de la cotización internacional del metal, la renta extra que embolsarán las cuatro firmas extranjeras que se reparten el negocio aurífero en el país alcanzará este año los 1.918 millones de dólares, un 43% más que la percibida durante 2010.

El informe explica por qué las grandes compañías del rubro, como la santacruceña Cerro Vanguardia (propiedad de la sudafricana Anglogold Ashanti), empezaron en los últimos meses a desplegar nuevas técnicas de extracción del metal, como la “lixiviación por pila”. Se trata de mecanismos más costosos y más contaminantes que los tradicionales, pero aun así convenientes por lo caro que se vende el oro en el mercado internacional.

El cáculo del IEFE parte de estimar los costos nacionales por onza de la extracción que realizan las megamineras, que en el caso del oro son de origen sudafricano, suizo y canadiense. Ese costo unitario fluctuó muy poco, de 436 dólares por onza en 2008 a 494 dólares por onza este año. Pero en el mismo lapso, por la disparada de la cotización que impulsó la crisis del sistema financiero global y el “vuelo a la calidad” de los inversores a refugios de última instancia como los metales, el margen unitario de rentabilidad saltó de 437 dólares a 1.046 dólares por onza.

La estimación se basa en los métodos recomendados por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), que calcula la renta como la diferencia entre el precio internacional y el costo declarado por las compañías. Este último, aclaró el IEFE, incluye costos de minas y plantas, gastos generales y gastos de venta. “También considera una rentabilidad del capital del 12%, que según la Unctad es el beneficio normal de este tipo de inversión”, agrega el informe.

La renta, así, es la masa de recursos que queda por repartir una vez remuneradas las inversiones de las empresas y el trabajo de los empleados. Y según los cálculos del IEFE, “se ha duplicado en los últimos cuatro años”. Independientemente de quién se la apropie, esa renta surge de un recurso no renovable, cuya extracción acarrea un pasivo ambiental y económico que en muchos casos pagan otras actividades que compiten con ella, como la agricultura, la ganadería o el turismo.

En estos últimos tres años, además del alza de los precios, la producción también se incrementó: pasó de 1,3 millones de onzas en 2008 a 1,9 millones en 2011.

Incorporando ese dato, la renta total a repartir saltó de u$s552 millones en 2008 a u$s651 millones en 2009, u$s1.339 millones en 2010 y 1.918 millones en 2011, siempre según el IEFE.

De esa renta, el fisco (nacional y provincial sumados) se alzaba con un 34% en 2008, redujo su participación al 32% en 2009 y terminó por caer al 24% en 2010. Las empresas, simétricamente, aumentaron su porción de la torta del 66% al 76% en el mismo lapso.

El instituto, habitualmente afín a la política económica oficial, propone en este caso abrir “una discusión sobre la explotación de los recursos naturales no renovables en nuestro país”. Y advierte que “a pesar de que existen varias voces marcando estas cuestiones, el Gobierno nacional insiste en profundizar el modelo minero”. El secretario del área, Jorge Mayoral, suele rechazar en cambio las críticas al esquema impositivo privilegiado que aprovechan las megamineras en pleno boom del precio mundial de los metales, que llevó a rediscutir las condiciones de concesión en varios países de la región.