Miramar, Costa Rica – 11/09/07. Los vecinos de Miramar, Puntarenas, siempre se opusieron a la instalación en su comunidad de la Mina Bellavista, operada ahora por la empresa canadiense Glencair Gold Corporation. Su principal temor era que la actividad minera para la extracción de oro y plata dañara el medio ambiente. Un año y medio después de operaciones los problemas han empezado a presentarse. Funcionarios de salud y medioambiente dicen que no hay peligros para la salud. La minera confiesa que hace un año se detectó el comienzo de los deslizamientos pero los controles estatales no los advirtieron.
Fuentes: Diario Extra
El pasado 25 de julio los administradores de la mina decidieron suspender los trabajos de extracción de oro y plata porque el terreno empezó a ceder a razón de dos centímetros diarios en algunos puntos.
La mayoría de los 350 trabajadores fueron despedidos y los temores de los habitantes de este cantón puntarenense aumentaron.
El viernes anterior representantes municipales y de organizaciones conservacionistas convocaron a los vecinos a una reunión en el Liceo de Miramar para explicarles lo que ocurre en el cerro donde opera la empresa.
Ronald Morales, presidente del Concejo, dijo después de visitar la mina que “hay muchas partes deslizándose y abundante agua que baja por todo lado”.
LOS TEMORES
El cianuro es una de las sustancias químicas que la empresa utiliza en el proceso de extracción del mineral y aunque los trabajos fueron suspendidos, los vecinos temen que las aguas con cianuro se filtren en el subsuelo y provoquen contaminación en las fuentes de agua que abastecen a los habitantes.
Rolando Salazar, director regional de Protección al Ambiente Humano del Ministerio de Salud Pública, aseguró a DIARIO EXTRA que los vecinos de Montes de Oro pueden estar tranquilos porque las aguas que consumen están libres de cianuro.
Ante las denuncias de los vecinos, el ente rector ha realizado inspecciones de campo y análisis de la calidad del agua. “El agua salió libre de cianuro en todos los muestreos que se hicieron y no tiene ningún contaminante”, garantizó Salazar.
En el pueblo muchos comentan sobre los problemas de salud que supuestamente padecen algunos ex trabajadores y la muerte de la doctora Isabel María Dos Ajoz Almeida, conocida como Isabel Prado, quien trabajaba en la mina y falleció el 30 de junio de 2007.
Los vecinos creen que los problemas de salud de los ex trabajadores están relacionados con la histoplasmosis, enfermedad producida por las condiciones húmedas de los túneles. Sin embargo los ministerios de Salud y de la Producción descartaron estas versiones después de algunos análisis.
Sonia Torres, presidenta de Comunidades Ecologistas Usuarias del Golfo de Nicoya, dijo que aunque se descartó la presencia de la histoplasmosis, las dudas sobre los males que aquejan a estas personas siguen sin aclararse Rolando Salazar, del Ministerio de Salud, dijo que las enfermedades que presentan quienes trabajaron en la mina son los males propios de la época de invierno. “Nada relacionado con lo laboral, esto se ha descartado totalmente”, afirmó.
DEMANDAN MAYOR ATENCIÓN
Los vecinos consideran que las autoridades gubernamentales no han puesto la atención debida a este caso. Según afirman, ni el Ministerio de Salud, ni el Departamento de Geología y Minas han dado respuesta a todas las interrogantes de la comunidad.
“El gobierno no ha asumido, el gobierno a todo lo que la empresa le ha dicho está de acuerdo. La empresa estableció un panel de expertos internaciones y nosotros creemos que el gobierno es quien tiene que hacerlo”, indicó Torres.
Los representantes de estas organizaciones ambientales se reunirán con autoridades del Ministerio del Ambiente y de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental para exponer el tema y pedir la conformación de un grupo de expertos que estudie el caso y emita un dictamen. Además exigirán la cancelación de la viabilidad otorgada a este proyecto, de esta forma se anularían automáticamente el resto de los permisos.
Los vecinos temen que la empresa minera no pueda detener los problemas de deslizamientos y decida irse del país sin aplicar el cierre técnico adecuado.
“Algunos expertos dicen que se necesitan $10 millones solo para remediar estas tortas, pero tenemos una garantía ambiental de $250 mil”, dijo Torres, quien considera urgente que ese monto se amplíe a $15 millones preventivamente y que se embarguen los bienes de la firma.
Gabriel Rivas, de la Federación de Conservación de la Naturaleza, considera que la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias y las municipalidades de Puntarenas y Miramar deben tomar un papel protagónico en este caso.
¿Cuál es su mayor preocupación por lo que ocurre en la mina?
• Rogelio Flores, Miramar:
“El grave riesgo que estamos corriendo en estos momentos con la contaminación de las aguas y los ríos, y las enfermedades. Los beneficios que puedan justificar el peligro que están ocasionando no se han visto en el cantón”.
• Humberto González, Las Delicias, Miramar:
“Nos quitaron el agua y no nos dejan ni entrar a ver qué es lo que está pasando realmente. Ese escarbadero está lanzando un montón de árboles en los ríos”.
• Silvestre Mora, Miramar:
“Lo que está pasando ahora lo veíamos venir, esto no es nada nuevo para nosotros. El gran peligro es para el pueblo de Miramar y para el Golfo. Nos botaron las montañas y no hay dólares para pagarnos eso”.
• Jeanette Velásquez, Puntarenas:
“Yo no estoy al tanto de lo que ocurre. Esta es la primera vez que escucho lo que ocurre con la mina y Miramar debe preocuparse por la problemática que tiene”.
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Gastón Araya, gerente de la mina: “Es imposible que se de un desplazamiento brusco”
Las fuertes lluvias caídas en lo últimos tres años parecen ser la explicación del desplazamiento del suelo donde está la Mina Bellavista, ubicada en Miramar, Puntarenas, y que obligó a suspender operaciones indefinidamente. Al menos esa es la razón que dan los expertos contratados por la firma Glencair Gold Corporation, que realizan un estudio detallado del problema.
Gastón Araya, gerente general de la Mina Bellavista, conversó con DIARIO EXTRA el viernes y confirmó que los movimientos de tierra no se detienen y que el riesgo por contaminación con cianuro está descartado, según los análisis.
Además las 120 toneladas de cianuro que permanecían en bodegas para la operación de tres meses fueron retiradas de la mina.
MONITOREO CONSTANTE
Los expertos internacionales que trabajan en la mina tendrían listo su informe a finales de este mes y de estos resultados dependerá el futuro de la actividad minera para la extracción de oro y plata en el lugar.
Para los expertos es muy probable que este movimiento se detenga de forma natural. “Continuamos perforando, mandando al laboratorio las muestras, controlando el subsuelo y la superficie, y tratando de mejorar al máximo posible los drenajes de agua”, comentó Araya.
SILENCIOSO PROBLEMA
Rolando Salazar, director regional de Protección al Ambiente Humano del Ministerio de Salud Pública, afirmó que pese al constante monitoreo, los problemas de deslizamientos nunca fueron detectados por la Secretaría Técnica Nacional Ambiental, ni por del Departamento de Geología y Minas.
Sin embargo Araya dijo que el problema fue identificado por la mina en octubre anterior, cuando empezó a deformarse una banda transportadora, pero se vio como un problema en ese punto específico. No obstante, con la llegada del invierno comprobaron que el problema era mucho más grave de lo que se imaginaban.
Los estudios previos a la instalación de la empresa nunca revelaron que esto pudiera ocurrir. Los análisis se hicieron a 20 y 40 metros de profundidad, pero el movimiento que ocurre actualmente se da entre los 60 y los 70 metros.
ANALIZAN SOLUCIONES
Araya agregó que el objetivo de la empresa es seguir operando, por eso analizarán las diversas propuestas que formulen los expertos y aplicarán las recomendaciones que sean factibles desde el punto de vista económico y amigable con el medio ambiente.
Es muy probable que se deban aplicar algunos cambios al diseño original, tanto en la mina como en la planta de proceso, considera el gerente. Hasta ahora la empresa ha invertido $90 millones (¢46.800 millones) y según Araya se ha extraído oro por valor de $5 millones (¢2.600 millones).
En el peor de los escenarios la Mina Bellavista dejaría de operar si los costos de las medidas correctivas no son rentables económicamente hablando. No obstante, Araya recalcó que de llegarse a este extremo aplicarían el plan de cierre, tal como está contemplado.