José María Aznar, político del conservadurismo de España, se reunió en privado con Cristina. Resulta que recién asumió como Director de Barrick Internacional y quería asegurarse que el “modelo kirchnerista” seguirá favoreciendo los negocios mineros del grupo que representa. Por supuesto que CFK le dió esa seguridad.
Esta información fue extractada del “popular y democrático” Ambito Financiero, en su sección “charlas de quincho”.
Para tener en claro hacia dónde nos lleva la “reafirmación del modelo”
Por este país tan agitado de internismo pasó durante tres días el expremier español José María Aznar, el que prometió nunca volver al poder en su país pero al que pocos le creen ahora cuando su partido, el Popular, que tiene a Mariano Rajoy como abanderado, está en las mejores posibilidades de suceder al declinante socialismo de Rodríguez Zapatero.
Hombre con muchos amigos en la Argentina, este conservador se instaló en el Palacio Duhau de Buenos Aires y buscó entrevistarse con todo el arco político, empezando con Cristina de Kirchner, con quien habló de su verdadero propósito para visitar la Argentina, que no fue sólo mostrarse con Mauricio Macri, amigo de siempre. Aznar no sólo representa a fondos de inversión con intereses en el país -uno de ellos tiene fuertes negocios inmobiliarios en Córdoba-.
También viene de asumir como director de la minera Barrick Internacional, cuyos intereses parecen siempre amenazados por las campañas ambientalistas, y quiso saber si la Argentina en un nuevo Gobierno Kirchner modificaría su posición frente a esta actividad. Se fue tranquilo porque no habrá cambios, a diferencia de los que amenaza Humala en Perú; los Kirchner vienen de una provincia minera y saben que es algo clave para la economía de los estados con ese recurso.
Es el motivo por el cual el Gobierno apoyó el proyecto de peri-glaciares que perdió la batalla en el Senado frente a los ambientalistas, a los que se les unió por sorpresa el senador Daniel Filmus.
Este legislador terminó por ese posicionamiento contra la Casa de Gobierno -además precipitó una derrota para el Gobierno- de perder el favor del oficialismo, y se comprueba en el apoyo a reglamento que hace de su candidatura porteña.