En mayo de 1993, Menen, Cavallo y Gioja, con el lobby del Banco Mundial, impulsaron la modificación del marco legal de la actividad minera, abriendo las puertas del país para el ingreso de las empresas mineras transnacionales. A la luz de lo que ahora sabemos, a partir de allí la Secretaría de Minería de la Nación y su órgano técnico el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), elaboraron en sucesivas etapas los denominados “Proyectos específicos tendientes a incrementar la oferta minera”, que incluyeron la obtención de información sobre la localización, elementos químicos presentes, reservas de mineral, cuantificación, etc. de infinidad de yacimientos dispersos en gran parte del territorio nacional.
Por Roberto Luna
03/05/2011. El nuevo plan exploratorio oficial se inició en 1995 y se extiende hasta el presente. La Secretaría de Minería contrató para esos trabajos de alta tecnología, a diferentes empresas del Canadá.
Desde entonces, la localización de los nuevos yacimientos minerales se hace por medio de la detección de la radioactividad del Uranio, Torio y Potasio; se utiliza una tecnología que se llama”Magnetometría y Espectrometría de Rayos Gamma-Geofísica Aérea, ratio Uranio/Torio”, que consiste en la toma de “imágenes” por un magnetómetro y una cámara gamma montados sobre un avión o helicóptero que efectúan vuelos a baja altura sobre la región a explorar, siguiendo un itinerario de líneas paralelas. Luego esos registros son procesados y volcados en Cartas de Geofísica Aérea.
La Espectrometría de Rayos Gamma es un método geofísico aéreo o terrestre que mide la radiación gamma emitida durante el “decaimiento” de elementos radioactivos naturales que están presentes en la Tierra. Existen muchos elementos radioactivos naturales; no obstante, únicamente tres tienen isótopos (átomos inestables) que emiten radiación gamma con la intensidad suficiente para ser medidos por esa tecnología. Esos elementos son el Uranio (U), el Torio (Th) y el Potasio (K).
La presencia de altos valores de radioactividad, en general, es clara señal de la existencia de un yacimiento o mina, ya que cuando el magma o roca fundida de las profundidades del Planeta subió a la superficie hace millones de años en forma de volcanes o como afloramientos, lo hizo con todos los elementos de la Tabla periódica presentes en ese ámbito y tiempo geológico. Se detectará el Uranio, pero también estarán presentes en esas rocas el Oro, la Plata, el Cobre, algunos Lantánidos, etc.
Localizado de esa forma un yacimiento, para tener más información sobre los elementos químicos esenciales que posee y su concentración (ley), se aplica el “Levantamiento Geoquímico”, en el cual se toman muestras de sedimentos de corriente de cursos de agua, incluídos los secos, las que son analizadas en laboratorios de Canadá , aplicando técnicas de Activación Neutrónica Instrumental (AANI) y de Espectroscopía de Emisión en Plasma Inductivamente Acoplado (ES-ICP).
El SEGEMAR, obviamente por decisión política de los sucesivos gobiernos nacionales desde 1993, ha impulsado esta masiva exploración de los recursos minerales del país, sufragada por nuestros impuestos, para luego entregar los resultados completos a las transnacionales mineras, las que se dedican luego a volar las montañas con explosivos para extraer los metales, utilizando maquinaria en colosal escala para acelerar el proceso extractivo y prescindir de los operarios.
De esa manera, las rocas donde el Espectrómetro de Rayos Gamma y el Magnetómetro detectaron altos niveles de radiación, son las mismas que se hacen volar con explosivos para triturarlas, como lo demuestran esos mismos estudios hechos sobre el terreno, levantando y dispersando en el ambiente toneladas de polvo mineralizado radioactivo.
Esta es la forma en que las transnacionales mineras, en complicidad con las autoridades de Minería nacionales y provinciales, proceden a dispersar partículas con elementos radioactivos (uranio y torio) y otros metales pesados, sobre poblaciones indefensas y vastas regiones de nuestro país, contaminándolas irremediablemente y afectando su salud. De allí surge la explicación a tantos casos de cáncer y enfermedades degenerativas que se registran en Andalgalá y otras ciudades y pueblos agredidos por este inconmensurable flagelo, donde además los funcionarios responsables del Estado están ausentes.