Honduras, Guatemala y México – 26/02/07. Tal como su hermana Barrick Gold, la canadiense Goldcorp, que operará la mayor mina de oro en México, acumula quejas por violaciones medioambientales. En Honduras, autoridades estudian acciones en su contra. Guatemala también sabe de su presencia.
Fuentes: El semanario ambiental de América Latina y diario La Nación (Chile)
Un estudio encargado por grupos ecologistas halló peligrosas cantidades de plomo y arsénico en la sangre de aldeanos hondureños que viven cerca de una controvertida mina de oro y plata de una subsidiaria del gigante canadiense Goldcorp Inc, la tercera minera del mundo.
Según los ambientalistas, rastros de plomo y arsénico en cantidades superiores a las recomendadas por estándares internacionales (70 ug/dl) fueron encontrados en una muestra de diez personas que habitan cerca de la mina San Martín, en el municipio de San Ignacio, en el central Valle de Siria.
Este estudio, presentado el año pasado y desestimado por la industria, es un elemento más en el abultado expediente abierto en Honduras contra la operadora de la mina, que ha suscitado protestas locales e internacionales desde que se abrió en 1999.
Aunque es operada por Entre Mares, firma hondureña subsidiaria de la canadiense Glamis Gold Ltd., ahora está a cargo Goldcorp Inc., con sede en la ciudad canadiense de Vancouver, que compró Glamis en noviembre.
Ese cambio de dueño convierte a Goldcorp en la tercera mayor productora de oro del mundo, con concesiones mineras en todas América y Australia.
Uno de los proyectos más ambiciosos de la firma pronto iniciará en México, en el estado de Zacatecas, donde acaba de obtener todos los permisos de forma muy expedita a mediados de enero. Se trata de Peñasquito que, con un costo de 882 millones de dólares y reservas probadas y probables estimadas en 9 mil 98 millones de onzas de oro, se convertirá en la mina aurífera más grande del país.
Goldcorp, que se proclama con orgullo, “la productora de oro de más bajo costo del mundo”, mantiene varias minas convencionales a cielo abierto, como San Martín en Honduras, que usan una solución de cianuro de sodio basado en agua que es vertido sobre enormes pilas de mineral para separar el oro.
Toxina mortal
La solución de cianuro sobrante es una toxina mortal y tiene que ser almacenada cuidadosamente. Este proceso se utiliza comúnmente, pero expertos ambientales dicen que consume enormes cantidades de agua fresca y genera subproductos altamente tóxicos, incluyendo metales pesados como plomo, mercurio y arsénico, que pueden contaminar cuerpos de agua que sirven para el consumo humano.
Durante mucho tiempo, comunidades del Valle de Siria se quejaron de afecciones a su salud y escasez de agua causadas por la mina San Martín, de la que Glamis ha retirado unos 15 mil kilos de oro desde 2001, por un valor aproximado de 412 millones de dólares.
Los más recientes estudios, que detectaron el arsénico (que puede causar graves efectos en el sistema gastrointestinal, cardiovascular y nervioso), fueron encargados por grupos ecologistas, entre ellos el Comité Ambientalista del Valle de Siria, al activista italiano Flaviano Bianchini, quien ha realizado estudios de este tipo en varios países de América Central.
Las pruebas de Bianchini han sido criticadas por representantes oficiales y de la industria por supuestamente carecer de calidad científica.
Por lo pronto, el Ministerio hondureño de Medio Ambiente tiene planeado enviar muestras a especialistas en Colombia para confirmar la contaminación.
“Estamos estudiando el caso y a la espera de los resultados que enviaremos a Colombia para tomar una determinación contundente”, dijo la ministra del ramo, Mayra Mejía. “Hay evidencias fuertes que apuntan a una alta contaminación en la zona”, señaló por su parte uno de los titulares de la Fiscalía del Estado, Aldo Santos.
Goldcorp también posee una mina similar, pero más nueva en Guatemala, llamada Marlin, también de Glamis, en la municipalidad de Sipakapa y San Miguel Ixtahuacán. Las protestas locales dejaron dos muertos y muchos heridos.
Pero Goldcorp niega las acusaciones. “Ya operamos las minas San Martín y Marlin de acuerdo con estándares de América del Norte”, dijo Jeff Wilhoit, vicepresidente de relaciones con inversionistas de la firma.
En el caso de Marlin, estudios que mostraban contaminación del río Tzalá “han sido refutados y desaprobados” y que “las comunidades más cercanas a la mina votaron en favor de (la permanencia de) esta”, aseguró Wilhoit. Con respecto a San Martín el ejecutivo sostuvo que la mina no ha provocado desabastecimiento de agua, ni contaminación.
La firma también refuta a representantes de comunidades aledañas a San Martín y Marlin quienes han denunciado que nunca fueron consultados respecto de estos proyectos mineros.
“Goldcorp es muy activa a la hora de trabajar con comunidades donde están ubicadas nuestras minas. Contribuimos inmensamente con la educación, la salud y la seguridad de aquellas comunidades que han estado poco representadas por algunas organizaciones no gubernamentales que tienen sus propias agendas”, dijo Melanie Pilon, directora de relaciones con inversionistas.
Wilhoit añadió que en el caso específico de Marlin, la empresa trabajó por “incluir a todas las partes interesadas en el proceso de consulta. Se prestó particular atención a cómo traspasar la barrera del idioma. Todas las comunicaciones se llevaron a cabo en español y mam (idioma originario)”.
Casi 60% de las compañías de minería y exploración del mundo son canadienses, y generan más de 40 mil millones de dólares anuales, lo que representa alrededor de cuatro por ciento del producto interno bruto de Canadá.
Un informe oficial sobre la regulación de las operaciones del sector fuera del país se presentará ante el gobierno canadiense en breve. Aunque su contenido permanece en secreto, se espera que recomiende la instauración de un mecanismo independiente de quejas y una defensoría del pueblo para investigar quejas y realizar auditorías.