Después de haber organizado la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra cada vez más se está hablando de Bolivia y de su proceso tan atrayente. Circulan en los medios de comunicación alternativos opiniones de personas relevantes e incluso protagonistas de la realidad boliviana. Y en cuanto al cambio climático, se puede decir que en Bolivia ha pasado algo.
Por Alejandro Yanniello – Organización Ecologista Piuke- Bariloche-Patagonia
Si, era lógico que se movieran todas las piezas del tablero cuando alguien surge con una idea provocadora, como lo fue y es la convocatoria de Cochabamba.
Siempre hablando de Cambo Climático, el tema se incorporó a la agenda y al entendimiento de cientos de organizaciones sociales y de base. Esto implica un cambio de actores en el escenario tradicional, que siempre fue monopolizado por organizaciones ambientalistas y técnicas. Ahora mucha gente pide pista.
La invitación del gobierno de Bolivia
Fue una convocatoria a Pueblos y Organizaciones. Un espacio que no existía. La principal diferencia con las COPs (Conferencias de las Partes de la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas, Cumbres) es que éstas son un ámbito dentro de la ONU en el cual los gobiernos realizan negociaciones multilterales. Allí sólo discuten y opinan los gobiernos. En cambio en la Conferencia de Cochabamba hemos discutido todos.
El disparador principal de la convocatoria fue la Cumbre de Copenhague, COP 15, donde se operó hasta la vergüenza la mercantilización de las soluciones propuestas para reducir el Calentamiento Global y se arriesgó la futura habitabilidad de la tierra. Los países poderosos, más allá de ser los “generadores del modelo” causante de la crisis climática, intentaron e intentan realizar acuerdos con metodologías reprochables desde el punto de vista ético, y por eso hay unanimidad en la opinión pública mundial en el rechazo a estos circos de poderosos.
Esto tiene muchas implicancias. Nos obliga a tomar posturas.
Ante tal fiesta economicista de los gobiernos ahora se convoca a los pueblos a una Conferencia donde se manifiesta la existencia de los derechos de la Madre Tierra. Contrastante, inconcebible, hasta idílico.
En principio el título de la convocatoria, marca un cambio de eje fundamental en la discusión. Incluye, como dijimos, a los Pueblos, al Cambio Climático y la Madre Tierra.
Ya hoy este tema genera enconadas discusiones. Desde la crítica al Pachamamismo dentro de Bolivia por parte de intelectuales socialistas, como veremos después, hasta la pregunta retórica que dejó formulada Moira Millán en una actividad autogestionada del evento: ¿quiénes somos nosotros para estar aquí reunidos a decidir si le damos o no derechos a la Madre Tierra?
Qué revuelo que se armó
Más allá del título de la convocatoria, las preguntas disparadoras para trabajar en las 17 mesas marcaban un rumbo, anunciaban un cuestionamiento ideológico y no una protesta en defensa del ambiente.
Por lo tanto se predecía que iba a haber un debate difícil entre los que presentaban como causante del Cambio Climático al Capitalismo, los que nunca habían cuestionado al capitalismo, en especial las Ongs con mucho seguimiento del tema y otros que pensaban que además del cuestionamiento al capitalismo, había que revisar la relación neo-extractivista entre el Norte y el Sur como eje principal.
Después de varios días de trabajo, los grupos pudieron consensuar sus declaraciones.
El acuerdo final se plasmó en la declaración que tiene denso contenido político y postura definida.
Se fue directo al hueso, se enfiló hacia las causas estructurales y no hacia una simple mitigación a través de compensaciones del Mercado.
Selecciono un pequeño párrafo de la Declaración Final: denuncia “cómo este modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y militariza los territorios expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de sus territorios, impidiendo la Soberanía Alimentaria y profundizando la crisis socioambiental”.
Si nos guiamos por la producción de los 35.000 concurrentes, dentro de los cuales había 9000 extranjeros, lo que se plasmó en el documento es legítimo. Comparándolas con este documento, las demandas más radicalizadas del Klimaforum, “Cumbre Popular por el Clima” paralela en Copenhague, resultan pequeñas, inocentes.
Mesa 18
Hubo 17 mesas más la mesa 18 no autorizada por el gobierno pero funcionando a dos cuadras del evento. El gobierno argumentó que dicha mesa abarcaba problemas interiores de Bolivia y dudaba de su pertinencia.
Allí estaba la Conamaq, cuyos líderes muy guerreros tienen una tradición de lucha, incluso armada (el mallku Rafael Quispe), y una historia llena de conflictos con el vicepresidente García Linera.
Uno hubiera podido ningunear a dicha mesa aduciendo que son problemas domésticos o que no son problemas sobre el Cambio Climático. Pero aun así los temas que anunciaban tratar eran temas paradigmáticos y actuales en Latinoamérica, como “Actividad Minera y Territorios Indígenas Campesinos” o “Actividad Petrolera en Territorios Indígenas” o “IIRSA y megaproyectos”.
Allí la palabra del Mallku Antonio Machaca que queda flotando es, refiriéndose a la relación Norte-Sur, “los minerales van en bruto y allí lo convierten en armas para matarnos” y “estamos con ánimo de seguir fortaleciendo al Hermano Evo para que con su discurso vaya a los hechos”.
Esta situación dada que nos sirvió a muchos participantes para revisar o reafirmar nuestras posturas previas, también provocó alguna confusión en las observaciones posteriores de muchos analistas. La Conferencia de Cambio Climático trabajó en democracia y produjo un documento político. Ese objetivo fue cumplido y satisfactoriamente, con una declaración de un tenor antes inimaginable. No fue el objetivo principal realizar una auditoría al Estado de Bolivia ni a la política interna de Evo. Aunque sí participamos libremente de las actividades que interpelaban al gobierno de Evo, pero el centrar los debates en este eje de crítica hacia la Bolivia interna es una subestimación al trabajo de las organizaciones.
El desarrollo fue democrático y no hubo mucho espacio para tratar de incorporar propuesta de maquillaje capitalista. Sí hubo acuerdo en explorar las alternativas al capitalismo y entre ellas el “Buen Vivir”. Esto despertó también discusiones diversas.
Algunos daban por supuesta que la única alternativa al capitalismo es el socialismo. Más allá de que pudieran tener razón, en más de una ocasión representantes de pueblos originarios hicieron saber, en los debates, que el Buen Vivir es preexistente al socialismo.
El Sumak Kawsay (Buen Vivir) lo divulgan las comunidades, algunos funcionarios del gobierno boliviano y las organizaciones que gestaron este planteamiento que sitúa a la vida y a la naturaleza como ejes centrales. Evo en su discurso hizo mención a los principios del Buen Vivir: Ama Sua (no robar), el Ama Llulla (no mentir) y el Ama Q’ella (no ser flojo). El canciller David Choquehuanca explicó los detalles de estos principios reconocidos en el artículo 8 de la Constitución Política del Estado (CPE). “Para los que pertenecemos a la cultura de la vida lo más importante no es la plata ni el oro, ni el hombre, porque él está en el último lugar. Lo más importante son los ríos, el aire, las montañas, las estrellas, las hormigas, las mariposas (…) El hombre está en último lugar, para nosotros, lo más importante es la vida”.
Pero este tema despertó dos discusiones: una entre bolivianos, donde interpelan esta idea y la consideran poco programática, incluso cuestionan al abordaje indígena sobre las alternativas al capitalismo y lo denominan “pachamamismo”. La otra discusión que generó interés se pregunta si no será oportuno aprovechar este momento histórico donde muchos movimientos y organizaciones están cuestionando al capitalismo sin haber llegado a esta postura a través de la lectura de Marx.
De aquí al futuro es todo por construir. Si bien las organizaciones sociales ya son protagonistas de la lucha por el clima, se vería con mucho agrado que las Ongs que acceden a la información sobre las negociaciones que se vienen llevando puedan socializarla en las bases. Con Cochabamba no es suficiente. Hay que meterle mano al asunto donde se decide el futuro de nuestro planeta, con nosotros dentro.
Historia y actualidad
En Montreal 2005 se reunieron los países del Protocolo de KIOTO para su seguimiento y allí se estableció el Grupo de Trabajo Especial sobre los Futuros Compromisos de las Partes del Anexo I (países desarrollados con obligaciones) parara ver los acuerdos que se tomaran después del 2012, fecha de finalización del Protocolo de Kioto.
En Bali 2007 se llevó a cabo una reunión de seguimiento del Protocolo de Kioto y se estableció un plan de acción de dos años que proponía en el 2009 Copenhague para consensuar el post 2012. Este plan establece áreas de trabajo determinadas: mitigación, adaptación, finanzas y tecnología y propone el tratamiento de “una visión compartida para la cooperación a largo plazo.
El Documento de los Pueblos reunidos en Cochabamba, propone que una “visión compartida” para la “Acción Cooperativa a Largo Plazo” no debe reducirse, en la negociación de cambio climático, a definir el límite en el incremento de la temperatura y la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino que debe comprender de manera integral y equilibrada un conjunto de medidas financieras, tecnológicas, de adaptación, de desarrollo de capacidades, de patrones de producción, consumo y otras esenciales como el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra para restablecer la armonía con la naturaleza.
Los países desarrollados, principales causantes del cambio climático, asumiendo su responsabilidad histórica y actual, deben reconocer y honrar su deuda climática en todas sus dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio climático.
La declaración de la Cumbre también aprovecha la oportunidad para contarle al mundo lo que está pasando:
“Deploramos el intento de un grupo de países de anular el Protocolo de Kioto el único instrumento legalmente vinculante específico para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países desarrollados.
Advertimos al mundo que no obstante estar obligados legalmente las emisiones de los países desarrollados en lugar de reducir, crecieron en un 11,2% entre 1990 y 2007.
Estados Unidos a causa del consumo ilimitado aumentó sus emisiones de GEI en 16,8% durante el periodo 1990 al 2007, emitiendo como promedio entre 20 y 23 toneladas anuales de CO2 por habitante, lo que representa más de 9 veces las emisiones correspondientes a un habitante promedio del Tercer Mundo, y más de 20 veces las emisiones de un habitante de África Subsahariana.
Rechazamos de manera absoluta el ilegitimo “Entendimiento de Copenhague”, que permite a estos países desarrollados ofertar reducciones insuficientes de gases de efecto invernadero, basadas en compromisos voluntarios e individuales, que violan la integridad ambiental de la Madre Tierra conduciéndonos a un aumento de alrededor de 4ºC.
Territorio
Ahora esto recién empieza. Las ONGs que históricamente se ocupaban del Cambio Climático deben consensuar con movimientos que cuestionan al Capitalismo. Acostumbradas a moverse en ámbitos de cumbres gubernamentales y en un marco donde solamente se conciben hacer acciones para “incidir”, resulta que se encuentran con un escenario donde hay movimientos y organizaciones que pasaron de la “incidencia” a la “resistencia” y eso, aunque estemos lejos de los escenarios revolucionarios como Bolivia, Cuba, Venezuela, no lo podemos soslayar: Andalgalá, Famatina, Tinogasta, Esquel, Gualeguaychú.
Quizás la diferencia más notable cuando uno volvió a su país es que siente un hueco entre la resistencia y construcción.
Y para territorializar aún más la lucha, Evo habló en su discurso sobre la Huella Ecológica y ese es un concepto nuevo en los ámbitos políticos convencionales. Es uso de nuestro Territorio para producir lo que otros van a derrochar coincide con el “alerta” que señalaron los Mallku de la Mesa 18.
Un nuevo camino se abrió y hay un rumbo, un espacio y un acuerdo. Tenemos mucho que aprender.