La compañía minera estadounidense Newmont recibió hoy el “Oscar de la Vergüenza” en la categoría internacional al ser considerada la más irresponsable ecológica y socialmente, y por el que compitió con un selecto grupo de multinacionales de distintos sectores. En representación de las comunidades afectadas por ellos, el activista ghanés Daniel Owusu-Koranteng explicó ante una audiencia de más de 200 personas que la mina Ahafo, cuya producción empezó en 2006, causó la contaminación de los ríos, el desplazamiento de 10.000 pequeños propietarios, mientras que en una segunda fase podría obligar a igual número de personas a abandonar sus tierras. Los premios Public Eye Awards se conceden desde hace cinco años en el marco del Foro de Davos y tienen como objetivo “recordar a los líderes empresariales reunidos en el evento su responsabilidad social y medio ambiental”.
Fuente: agencia EFE
La minera estadunidense Newmont recibió hoy en Davos, Suiza, el premio “Ojo Público” concedido por un grupo de organizaciones no gubernamentales a la empresa más irresponsable del mundo en materia ecológica y social.
Los premios Public Eye Awards se conceden desde hace cinco años en el marco del Foro de Davos y tienen como objetivo “recordar a los líderes empresariales reunidos en el evento su responsabilidad social y medio ambiental”.
La entrega de estos “Oscares de la Vergüenza” se realiza tradicionalmente el primer día de la reunión anual del Foro de Davos, considerado por sus críticos como una de las mayores cajas de resonancia de los dogmas del neoliberalismo en los últimos 30 años.
Este año el premio fue atribuido por las ONG Greenpeace, defensora de causas medioambientales, y la suiza Declaración de Berna, promotora del desarrollo sostenible, en un evento celebrado en Davos, coincidiendo con la inauguración en esta localidad alpina del Foro Económico Mundial. Sin embargo, ése no fue el único “galardón” que recibió Newmont, pues también recibió aquél que asigna la gente a través de su voto por internet, en ambos casos como una expresión de condena por el grave impacto ecológico y social de sendos proyectos mineros en Ghana.
En representación de las comunidades afectadas por ellos, el activista ghanés Daniel Owusu-Koranteng explicó ante una audiencia de más de 200 personas que la mina Ahafo, cuya producción empezó en 2006, causó la contaminación de los ríos, el desplazamiento de 10.000 pequeños propietarios, mientras que en una segunda fase podría obligar a igual número de personas a abandonar sus tierras.
Un segundo proyecto “prevé la destrucción de importante superficies forestales”, agregó.
En la misma categoría “internacional”, los otros nominados eran el banco francés BNP Paribas, cuya financiación “ha permitido la construcción de una planta nuclear próxima a una zona poblada de Bulgaria conocida por ser una zona sísmica”, según las ONG.
El tercer nominado era la cadena de distribución Tesco, cuyas “demandas a sus productores de Bangladesh obligan a los trabajadores a trabajar 80 horas por semana bajo las peores condiciones”, agregaron las organizaciones de la sociedad civil.
En la categoría de “peor empresa suiza” figuraban la agroalimentaria Nestlé, el banco UBS y la empresa de energía BKW, pero fue esta última la que “ganó” por intentar dar una imagen de “compañía verde” en su país de origen, mientras invierte en Alemania más de 1.000 millones de euros en una central térmica a carbón, la fuente de energía más contaminante.
En la intervención de apertura del evento, el ex ministro democristiano alemán, Heiner Geissler, analizó la crisis económica actual y advirtió de que aquellos que confían “en la capacidad del sistema capitalista de curarse a sí mismo una y otra vez están equivocados”.
Consideró que hay tres premisas que deben cumplirse si se quiere evitar que esta crisis conduzca al mundo a un verdadero desastre.
“Primero, el sistema financiero necesita bases éticas. El capital no es malo en sí mismo, pero debe servir al ser humano y no dominarlo”, explicó el político alemán y miembro de la organización antiliberal Attac, tras pronunciarse también por un control efectivo de los mercados financieros.
Seguidamente criticó la “economización” de la sociedad, incluso en áreas que deberían mantenerse al margen de conceptos como la rentabilidad, la educación y la salud, al tiempo que subrayó que el mundo no afronta un problema de falta de dinero, sino el de su pésima distribución.
Por su parte, la parlamentaria socialista suiza Susane Leutenegger acusó al Foro Económico de Davos de haber sido la plataforma ideológico del capitalismo y consideró “arrogante” que los causantes del problema (en referencia particularmente a los banqueros) intenten ahora dar las soluciones.
“No necesitamos los consejos de ellos. La liberalización y el capitalismo sin control nos ha llevado al borde del abismo”, subrayó.
Las ONG organizadoras de este evento también quisieron ofrecer un premio realmente positivo para el que eligieron a los sindicalistas colombianos Jairo Quiroz Delgado y Freddy Lozano por su trabajo en favor de las poblaciones amenazadas por las actividades de la mina El Cerrejon, la mayor explotación de carbón a cielo abierto de Latinoamérica.