Una mina en la costa sureste de Cuba significa un motor de ingresos para un gobierno carente de dinero, pero al mismo tiempo presenta desafíos para un país que se enorgullece de sus reservas ambientales.
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Fuente: CiberCuba
Columnas de humo causadas por la interacción de ácido sulfúrico y agua se elevan sobre el río Moa, que sigue su camino a través de la cercana localidad del mismo nombre. El ácido se filtra en los estanques de almacenamiento, que sostienen la escorrentía de la transformación de níquel de los pozos de los alrededores de la mina. Los residentes dicen que se han acostumbrado al aire y agua contaminados, cuyo polvo vienen de la excavación de níquel de la tierra, liberando los gases cuando el níquel se procesa en la planta.
No hay datos disponibles de funcionarios mineros ni del gobierno cubano sobre el alcance del impacto ambiental en la región. Sin embargo, un estudio publicado por Springer Publishing en 2005, llamado “las cuestiones ambientales en el Caribe y América Latina”, describe cómo toneladas de cromo, magnesio y aluminio, junto con toneladas de ácido sulfúrico se vierten todos los días en las aguas y tierras que rodea la mina. Toda esta polución termina en las antiguas aguas cristalinas de la bahía de Moa. El citado estudio dice que los arrecifes de coral, los manglares y la pesca se han visto afectados gravemente.
Los residentes más cercanos dicen que se mantienen fuera de las aguas cercanas a la mina, que son tan ácidas, que corroen los cascos de los barcos que se limpian cuando vienen a cargar el níquel procesado de la planta.
Las autoridades locales de la región reconocen el problema de la contaminación y dicen que están trabajando para minimizar el impacto de la mina en el medio ambiente con la actualización de la planta de procesamiento y la construcción de infraestructuras para contener los subproductos tóxicos de la extracción de níquel en el suelo.
Con la cuarta mayor reserva de níquel del mundo, y como sexto mayor productor de un metal ampliamente utilizado en muchas aplicaciones industriales y de fabricación, Cuba necesita las minas de níquel para el crecimiento económico del país, y como una importante fuente de ingresos extranjeros. Para las personas que viven en la pequeña ciudad de Moa, los beneficios económicos de las minas de níquel han tenido un costo, dejando a algunos residentes esperando que el gobierno y los mineros presten atención a su preocupación por el medio ambiente y hacer más para mitigar los efectos de las operaciones mineras.