La “Ley Monsanto” que será votada a fines de agosto por el Senado chileno, concitó masivo rechazo ciudadano en veinte capitales y ciudades del país en respuesta a la convocatoria de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile (YNQT). Multitudinarias marchas se realizaron en Valparaíso, Santiago, Talca, Chillán, Concepción y Temuco. Otras actividades informativas y/o de intercambio de semillas, tuvieron lugar en Arica, Iquique, Vallenar, Ovalle, Melipilla, Rancagua, Curicó, La Serena, San Fernando, Casablanca, Cauquenes, Puerto Montt, Valdivia, Ancud e incluso en la isla Robinson Crusoe (archipiélago Juan Fernández). Foto: Votación a mano alzada rechazando la Ley Monsanto al pie del cerro Huelén en Saniago
Fuente: Periodismosanador.blogspot
La “Ley Monsanto” que será votada a fines de agosto por el Senado chileno, concitó masivo rechazo ciudadano en veinte capitales y ciudades del país en respuesta a la convocatoria de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile (YNQT). Multitudinarias marchas se realizaron en Valparaíso, Santiago, Talca, Chillán, Concepción y Temuco. Otras actividades informativas y/o de intercambio de semillas, tuvieron lugar en Arica, Iquique, Vallenar, Ovalle, Melipilla, Rancagua, Curicó, La Serena, San Fernando, Casablanca, Cauquenes, Puerto Montt, Valdivia, Ancud e incluso en la isla Robinson Crusoe (archipiélago Juan Fernández). Familias con niños y niñas presentes en la movilización nacional asumían que el presente y futuro de los más pequeños y vulnerables está en juego. Así lo entendió Vicente Colío, un niño de 11 años que leyó su poema “Esperanza Terrestre” y concluyó afirmando “No nos rendiremos”, emocionando a los adultos y jóvenes que colmaban la plazoleta y calles aledañas al Mercado Central en Santiago.
Ximena Rincón y Juan Pablo Letelier votaron en contra del citado proyecto en la Comisión de Agricultura, en tanto que los senadores Fulvio Rossi, Jaime Quintana, José Antonio Gómez, Alejandro Navarro y Antonio Horvath annciaron su rechazo a la iniciativa. Pero aun no se pronuncian Isabel Allende, Camilo Escalona, Guido Girardi, Ricardo Lagos y Eugenio Tuma. Tampoco lo han hecho Pedro Muñoz, Soledad Alvear, Eduardo Frei, Mariano Ruiz Esquide, Hossain Sabag, Jorge Pizarro, Patricio Walker, Ignacio Walker, Andrés Zaldívar, ni los independientes Carlos Bianchi y Carlos Cantero. Se presume que las bancadas RN y UDI votarán a favor de Monsanto, como ya lo hicieron Hernán Larraín, J. Antonio Coloma y José García Ruminot.
La campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile (www.yonoquierotransgenicos.cl, el facebook Yo No Quiero Transgénicos en Chile, twitter @YNQTransgenicos) llevada adelante por organizaciones sociales, campesinas y ambientales, y por profesionales del área de salud y la educación, difunde los riesgos de la transgenia en comunidades, universidades y organizaciones de norte a sur del país. Informa asimismo sobre el rol de las transnacionales productoras de híbridos y transgénicos, tales como Monsanto, Dupont/Pioneer, Syngenta y Dow, principales beneficiarias del proyecto de Ley de Derechos de Obtentores Vegetales (Boletín 6355-01), un paso imperativo para la implementación de la adhesión de Chile al convenio UPOV 91 ya aprobado por el Senado. La actual Ley de semillas reconoce la propiedad intelectual de las variedades patentadas, lo cual hace innecesaria esta nueva ley. La Ley Monsanto maximizaría las ganancias y derechos de los productores de semillas manipuladas genéticamente, un negocio ya altamente rentable y en gran medida subsidiado por el Estado.
Derechos versus despojo
Los voceros de la campaña en Valparaíso (Joel González), Santiago (Lucía Sepúlveda) y Región del BioBio (Guillermo Riveros) coinciden en señalar que esta ley posibilita a los productores de híbridos y transgénicos patentar todas las variedades de semillas, despojando a los campesinos de su derecho a guardar e intercambiar semilla libremente. Así se perderán por desuso las semillas locales utilizadas por generaciones, y las endémicas, ya que el mercado, y las entidades del Estado privilegiarán –como ya hacen- la venta y uso de las semillas patentadas.
Chile no cuenta con ningún sistema legal de protección de su patrimonio genético, lo cual pone en riesgo a todas las variedades susceptibles de ser “descubiertas” o declaradas “nuevas” por transnacionales que no reconocen ningún derecho a los campesinos. Ninguna variedad local puede ser “descubierta” por un obtentor pues todas son el resultado de la selección y trabajo de generaciones y generaciones de campesinos e indígenas. Asimismo, la definición de “semilla nueva” de la ley, se refiere a que no haya sido comercializada por las grandes semilleras como Seminis y Anasac, propiedad de Monsanto, poniendo en riesgo las variedades intercambiadas en forma de trueque a nivel local, y las yerbas medicinales.
“El objetivo final y no declarado de esta ley, es expulsar del campo a los campesinos y comunidades indígenas, que enfrentados a los altos precios fijados por el cartel de la semilla liderado por Monsanto, emigrarán a la ciudad. Así las transnacionales podrán dedicar el campo chileno a la “innovación y desarrollo” nombre que este proyecto da a los transgénicos y a los farmocultivos que pretenden impulsar, para que Chile produzca lo que pocos países aceptan: drogas medicinales hechas a partir de cultivos alimentarios”, afirma Lucía Sepúlveda, de la Red de Accion en Plaguicidas RAP-Chile.
Resguardar la soberanía alimentaria
“No aceptaremos que conviertan a Chile en un país transgénico. Por el contrario la agricultura orgánica y la producción agroecológica, es lo que puede distinguirnos como país y darnos un sello de calidad. Tenemos que producir alimentos sanos, al alcance de todos, y resguardar la soberanía alimentaria,” señala Guillermo Riveros, presidente de BioBio Orgánico. A su vez Joel González, de la organización “Tierra Nueva”, docente en Limache y músico, anuncia los próximos pasos de la campaña: “Permaneceremos en movilización permanente, hasta que Monsanto y sus secuaces desistan de extender sus sucias manos en nuestro territorio. Debemos colmar las graderías del senado cuando el proyecto sea votado, con miles de voces afuera del congreso, para que los senadores comprendan que en Chile estar al servicio de las transnacionales tendrá un costo electoral y social muy importante.”
Frente al ícono turístico de la alimentación de los chilenos y chilenas, el Mercado Central de Santiago, donde se inició la marcha, Francisca Rodríguez, dirigente de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI, declaró a Telesur: “Las miles de semillas que existen son obra de los pueblos campesinos e indígenas. Esta ley las pone en peligro de desaparecer para afianzar el negocio de la alimentación que está en manos de las transnacionales”.
La prensa nacional ignoró olímpicamente la convocatoria y la movilización, cubierta a nivel internacional por TeleSur, Hispan TV, Global Voices y RT e incluso por Associated Press AP y Xinhua, la agencia china de noticias. La masividad de las manifestaciones obligó a los medios del duopolio nacional y a radios a informar sobre el tema ausente en las pautas y noticieros de los grandes medios de comunicación chilenos, pese al inminente despacho del proyecto por el Senado.
En todo el país una enorme diversidad de redes sociales y organizaciones, como –entre muchos otros – el colectivo Pacto Mundial Consciente, Tierra Nueva, Exige Vivir Sano, Colectivo Socio Ambiental Symbiosis, Red Socio Ambiental del Norte, Caravana Ahimsa, Revolución de la Cuchara, Red Socio Ambiental Semillas, OLCA, RAP-Chile, Red de Semillas Libres, Mapuexpress, Colectivo Ecológico de Acción, Grupo de Trabajo Social, Marcha Mundial de Mujeres, AMAPACH, Chiloé Libre, Greenpeace, Red de Soberanía Alimentaria Sexta Región, PALTTA, Red Socio Ambiental del Mataquito, Red de Soberanía Alimentaria Región del BioBio, BioBio Orgánico, UNE (Unión Nacional de Estudiantes), Grupo Tun, organizaciones de defensa del pueblo mapuche, junto a simples ciudadanos y ciudadanas y activistas de la campaña YNQT, mostraron con pancartas, y performances su rechazo a la Ley Monsanto. “Vénganse a marchar, póngase a sembrar” cantaban alegremente por las calles mientras grotescas representaciones de Monsanto y sus tóxicos productos eran alzadas por los manifestantes. “Semillas libres de patentes, alimentos libres de transgénicos” decía la convocatoria. Los organizadores evaluaron que los primeros brotes de esta siembra contra Monsanto están asomando con la primavera que se asoma ya en nuestro territorio.