Esquel, en Chubut, es el antes de la explotación minera. Jáchal, en San Juan, el durante. Andalgalá, el después de la extracción: cuando el oro ya no está y la montaña es un coloso agujereado. Sólo tres del medio centenar de emprendimientos mineros metalíferos de Argentina, que tienen tantos impulsores como detractores. Estado y empresariado por un lado. Organizaciones sociales y pobladores por el otro. Promesas de inversiones, trabajo y desarrollo de un lado. Denuncias de degradación ambiental, pobreza y saqueos por el otro. Estado de situación de una polémica silenciada.

Las exportaciones mineras del país se multiplicaron en la última década. Según datos oficiales de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería (Sicym), en 1993 Argentina exportaba 15,8 millones de dólares. Después de aprobadas las nuevas legislaciones mineras, el cambio fue drástico: en 1999, fue de 705 millones.; en 2001 de 754 millones, en 2002 de 990; 2003, 1.100; y las proyecciones para 2006 son de 1.466 millones.

Según los mismos datos oficiales: los minerales metaliferos como el oro, la plata y el cobre representan las dos terceras partes del volumen exportado de lo denominado “boom minero”. “Es que las leyes del menemato son seductoras: ambientales e impositivamente son altamente beneficiosas para las empresa”, explica Marcos Pastrana, de Tafí del Valle.

El legislador Carlos Tinnirello, especializado en el tema, aseguró que “las empresas mineras recién inician la invasión en el país, pero las proyecciones de las mismas empresas indican que nos espera una gran invasión de empresas. Y, desde ya, nunca se pueden desarrollar este tipo de emprendimientos sin compromisos políticos de los gobernadores y del ejecutivo nacional, que escuchan mucho a las mineras pero muy poco a las poblaciones que alertan sobre los riesgos, sobre todo las vertientes de aguas que se comprometen”

“Las mineras manejan los medios, las municipalidades, las provincias, a los funcionarios aún más altos. Ejercen hostigamiento sobre las poblaciones que se oponen y engañan prometiendo un bienestar que nunca llegará. En tanto, los poderes ejecutivos, legislativos y hasta judiciales están a disposición de las empresas, que siempre tienen a mano artilugios políticos y legales para conseguir sus fines. Hay que tomar conciencia que se trata del saqueo de los recursos naturales del país”, denunció Tinnirello.

En el lujoso hotel de Toronto, Canadá, donde se desarrolló el Congreso Mundial de Minería, todos los especialistas prominería fijaran sus ojos en Argentina y la catalogaron como “la niña mimada” del sector. Remarcaron que la vedette del momento cuenta con 5.000 kilómetros de cordillera, un 75 por ciento de sus recursos inexploradas y una regalarías de sólo el tres por ciento. Multinacionales de Estados Unidos, Canadá, Australia, Chile y Europa señalaron a Argentina como la región a invertir y a Latinoamérica como del destino de la década. No dejan de fijar las ventajas de legislación vigente. En el shopping minero internacional estuvieron, junto al secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, gobernadores y autoridades mineras de San Juan, Mendoza, Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy y Santa Cruz.

Luego de la feria minera, el secretario de Minería viajó a Washington para mantener un encuentro con el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, quién impulsa la minería como “desarrollo para toda la región”. “Por solicitud del ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación, Julio De Vido, Mayoral se reunió con Iglesias a fin de evaluar planes de apoyo para impulsar la actividad minera de Argentina y fomentar el desarrollo sustentable de la pequeña, mediana y gran minería”, informó la gacetilla de prensa oficial de la Secretaría.

En ese congreso, la minera estatal YMAD –-propietaria del Yacimiento Alumbrera– ofreció a compañías internacionales un conjunto de “áreas ricas en cobre, oro, plata y molibdeno, de Catamarca”. En una reseña comercial titulada “YMAD, A Great Opportunity (La Gran Oportunidad)”, la empresa explicó a los ejecutivos de las multinacionales: “Se han alumbrado nuevas reservas y se ha desarrollado un ambicioso plan de perforaciones. Hay un área con estructuras de oro, plata y manganeso”.

El Plan Bianual 2004-2005 de la Secretaría de Minería nacional insiste con que Argentina cuenta con oportunidades mayores que otras regiones por el “replanteo de marcos tributarios y jurídicos” con los que cuenta (las leyes de la década del 90).

Desde la Cámara de Empresas Mineras (CAEM) publicitan que el sector exporta casi tanto como el trigo. Pero las diferencias radicales son tres: el agro, a pesar de su industrialización, emplea mucha mayor mano de obra; tiene retenciones a las exportaciones (por cada tonelada que sale, un porcentaje queda en el país) y, sobre todo, la tierra sufre una degradación, pero que puede ser tratada; mientras que los minerales son un recurso no renovable: lo que se va, no vuelve. Resulta una zona improductiva, empobrecida –ya sin su riqueza mineral- y contaminada

UNA LEGISLACIÓN A MEDIDA (Por D. A.)

“Las leyes mineras son beneficiosas, al extremo para las empresas”, resumen desde la Red de Comunidades Afectadas por la Minería, que nuclea a habitantes de San Juan, Chubut, Córdoba, Tucumán, Río Negro y Catamarca. SI bien corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos, éstas (dueña del mineral) no pueden cobrar más del tres por ciento del precio internacional de venta de los metales. Pero a ese tres por ciento las compañías deducen los costos de transporte, fletes, seguro, molienda, comercialización, administración, fundición y refinación. “Las multinacionales no tienen retenciones a la exportación, no deben liquidar divisas (no ingresa el dinero de sus ventas al país, todo se dirige al exterior), no pagan impuestos de ingresos brutos, ni a los combustibles (el que todos pagan cuando cargan nafta), ni sellos, ni tasas para la importación; deducen gastos al doble a los fines del impuesto a las ganancias, en los primeros cinco años no pagan impuestos nacionales, provinciales ni municipales. Por ejemplo, no pagan impuestos a las ganancias ni ingresos brutos. No pagan IVA ni impuestos por ingreso de maquinarias”, explican desde la Red de Comunidades. Además, gozan de estabilidad fiscal por 30 años. Esto es: cualquier modificación -–ejemplo: impuesto al cheque, que pagan todos los argentinos, o el corralito de 2001– no los afecta. Eufemísticamente lo llaman: “régimen minero confiable”.

LA SITUACION MUNDIAL (Por D. A.)

Diversos especialistas internacionales aseguran que no es casualidad que en los países de primer mundo (sobre todo Estados Unidos y Europa) la minería de metales esté prohibida o esté regulariza por controles tan estrictos que las compañías huyen de sus países de origen. A partir de los noventa (con nuevas leyes a su favor) las multinacionales comenzaron a operar en toda Latinoamérica. Hoy, el mapa de Latinoamérica muestra, sobre todo el cordón de Los Andes, un sinfín de puntos que exhiben cómo se reprodujeron los emprendimientos mineros en toda la región, siempre en manos de una decena de empresas.

América Latina continúa siendo el primer destino de los fondos destinados a la exploración minera mundial, según indica un informe realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU. En 2004, la quinta parte de recursos internacionales destinados al sector tuvieron como destino la región: 774 millones de dólares.

Perú fue el país latinoamericano que recibió el mayor aporte de fondos para exploración minera con 196 millones; seguido de México con 154 millones; Brasil con 131, Chile con 109 y Argentina con 53 millones.

El informe, titulado “Condiciones y características de operación de la industria minera en América Latina durante el bienio 2004-2005”, realizado por Eduardo Chaparro, asegura que “esta tendencia muestra el interés de las empresas de abrir y ampliar sus portafolios de inversiones y de mirar países en donde aún hay mucho por descubrir”.