Cuando se pensaba que lo peor había pasado en la Ciudad de Buenos Aires, ayer amanecimos con la triste novedad de la real dimensión de la tragedia en La Plata, agravada en la noche del martes. El gobernador Daniel Scioli primero confirmó 25 víctimas fatales, pero al terminar la jornada el número mortal subió a 48 personas. Se teme que sean aún más. Faltan las precisiones, pero algunos aparecieron en sus casas, otros en la vía pública. La mayoría son ancianos. Cuesta imaginar la desesperación de quienes murieron ahogados. Entristece la improvisación. Duele. La Presidente Cristina Fernández recorrió la zona afectada y decretó tres días de Duelo. Un tiempo que debiera transformarse en jornadas de reflexión y aprendizaje para toda la dirigencia, que solamente repite discursos exculpatorios. Exhibiendo en los medios -con hiriente orgullo- un gran analfabetismo ambiental.
Por Eduardo Soler publicado en Comunicación Ambiental
Buena parte de la ciudad de La Plata, urbanizada sobre un humedal. Foto: Infobae.
Así están las cosas. La falta de cultura ambiental en los sectores dirigentes mata. No estamos afirmando que todas las muertes eran evitables, pero si una sola vida se puede salvar y no se hizo, es una tragedia. Y realmente así es en muchos casos que deben estudiarse con seriedad. Claro que no se trata de un crimen doloso, premeditado. Por el contrario, en términos legales, se dice: “Obra culposamente el que produce el resultado típico, que no previó siendo previsible o previó confiando en que no se produciría, en virtud de la violación a un deber de cuidado, que debía y podía observar según las circunstancias y condiciones personales”. No estamos diciendo que la política deba considerarse en términos judiciales. Sin embargo, previsiones hay, y de distintos tipo, pero no se toman en cuenta. Por el contrario, los dirigentes de todos los partidos gobernantes compitieron por evadir sus responsabilidades. Para ello utilizaron distintas estrategias discursivas, que aquí nos proponemos descifrar las dos principales.
“Una tragedia climática”. Tanto Scioli ayer como Mauricio Macri el lunes recordaron que existe el cambio climático para enfatizar el sentido catastrófico de los hechos. Y es cierto, como ya hemos dicho, que la tendencia es que los fenómenos extremos se incrementan en intensidad y frecuencia por esta problemática global. Pero aquí la primera salvedad es que no hay correspondencia directa entre una tormenta temporal (la “lluvia récord” en La Plata de 181 milímetros oficiales) y un fenómeno climático. Aún aceptando esto, invocar el cambio climático porque tiene dimensión global no puede transformarse en una excusa. No exime de culpa y cargo a la dirigencia local. Para prever estas cuestiones, en los estudios y aún en las negociaciones se habla de las políticas de adaptación a los impactos. Debemos prepararnos para estas contingencias, pero la cuestión es si estamos cada vez más seguros, dentro de lo posible, o sumamos cada vez más factores de riesgo.
Ayer habían dado una interesante opinión dirigentes como el legislador Pablo Bergel (Verde al Sur) y el ex-diputado Luis Zamora (AyL). Hoy se pronunciaron también organizaciones ambientalistas. Para Greenpeace: “El primer paso para hacer frente al cambio climático es reconocerlo como problema y no como excusa, y eso aún no pasó en Argentina a nivel político. No sólo es necesario estar prevenidos para este tipo de fenómenos cada vez menos excepcionales, también se debe actuar políticamente para mitigar el cambio climático, y en este punto, el país aún está en pañales”. Por Los Verdes, Juan Carlos Villalonga expresó: “Las autoridades deben empezar a hablar seriamente sobre las inundaciones y los fenómenos extremos que ocasiona el cambio climático” así como “las inundaciones y la vulnerabilidad de las ciudades requieren bastante más de lo que se ha hecho hasta ahora”.
“Falta financiamiento para obras”. El otro elemento es ya un clásico, se escucha hace décadas. En su libro “Buenos Aires, ciudad inundable”, Antonio Brailovsky lo denominó la “soberbia tecnológica” y tiene que ver con una ideología de dominio de la naturaleza que como tal es responsable de gran parte de la crisis ambiental a nivel general. Sin embargo, otra vez, no podemos engañarnos. Con tal fin, vamos a exagerar: No necesitamos “más infraestructura”, sino por el contrario “menos infraestructura”. Esto no quiere decir que en la Ciudad no hagan falta obras de entubamiento, sino que este tipo de tecnología ingenieril actúa como torpe mitigador de una falta grave: No hay ordenamiento territorial. La urbanización, mediante la presión del negocio inmobiliario, avanzó sobre los terrenos inundable. Y buena parte de esto tiene que ver con la misma soberbia tecnológica. Luego cuando el agua vuelve a su cause, ¿podemos echarle la culpa a “la naturaleza”? Para colmo, la cuenca del Maldonado también se inundó.
Este último punto es clave. Desde este punto de vista, el gobierno de la Ciudad no es responsable de no cumplir con sus promesas de acabar con la inundación. Es totalmente irresponsable por proferir este tipo de promesas, como base de su plataforma electoral de tinte moderno y claramente publicitario: “Va a estar bueno Buenos Aires”. Mientras tanto, avanzar sobre el espacio verde que queda es solamente otra forma de agravar la situación. Por otra parte, si uno observa las imágenes de La Plata totalmente inundada, nos damos cuenta de que las infraestructuras pudieran contener o desviar una parte de las aguas. Pero el territorio no deja de ser un humedal simplemente porque se edifica arriba de él. Hace tiempo, se escuchaban también denuncias porque luego de la construcción de la autopista (tierra alta) se formaban piletas de inundaciones.
Casos. La cuenca arroyo “El Gato” es un ejemplo relevante (del curso mencionado por Cristina, hoy entubado). En el temporal, fue uno de los terrenos más inundados, afectando a Melchor Romero, San Carlos, Ringuelet y Tolosa. Esto no es resultado de la catástrofe “natural”, porque es muy diferente que el terreno sea inundable a que haya población allí y sufra esta eventualidad previsible. Un informe reciente de la Universidad Nacionalidad de La Plata, informa: “se destaca la expansión urbana sobre las planicies de inundación del arroyo, en especial en la cuenca baja y media”. En particular: “Proceso de asentamiento de viviendas carenciadas que ocupan la ribera y la planicie de inundación del curso, expuestas a un elevado riesgo de inundación”. Y entre las conclusiones: “El agua superficial es parte de la cotidianeidad en su vida y ante inundaciones o desbordes en la llanura de inundación, exponen a la sociedad a factores que afectan la salud humana”.
Si en el caso anterior se permite que la población se asiente en territorios bajos, inundables, contaminados, en otros casos los proyectos inmobiliarios de alto valor también se desarrollan sin ningún control del Estado. En el caso del Proyecto “Costa del Plata” del grupo Techint, conocido como un “segundo Puerto Madero” por su envergadura urbanística, pero que en este caso afectaría al Bosque Ribereño Avellaneda- Quilmes. Aunque el caso puede judicializarse gracias a la Ley de Bosques, más bien debe entenderse como una defensa de esta importante zona de humedales. En el contexto del cambio climático, parece totalmente irrazonable incentivar este tipo de “proyectos”. Sin embargo, debieron actuar vecinos, como la Asamblea “No a la entrega de la costa Quilmes – Avellaneda” para frenarlo. Por ahora, el Juez Federal de La Plata les dio la razón con una medida cautelar.
DOT – IRSA. La última referencia es para la inundación del barrio Mitre, donde también hubo muertos. Porque ilustra como, frente al condicionamiento global del cambio climático, y el desatino de habitar un terreno inundable, aún hay espacio para decisiones políticas que tienen que hacen al conflicto ambiental. Los vecinos de ese barrio denunciaron hace meses que desde la construcción del shopping DOT sus casas se inundan, por acción de bombas que protegen el estacionamiento de los clientes. La Presidente recorrió ayer esa zona y el cable de Telam recogió que tal vez no le “correspondía” estar allí. Debe informarse mejor el periodista militante, porque se trata de un emprendimiento del Grupo IRSA. La corporación de Eduardo Elsztain está al menos apañada por el gobierno nacional. Y a pesar del amparo de legisladores kirchneristas, entre los acuerdos conocidos como “PRO-K” del diciembre pasado, se encuentra la autorización para la construcción de un nuevo shopping, para el mismo Grupo IRSA.
Palabra de Brailovsky. “Este descenso de la ciudad se ha realizado por presiones económicas y al amparo de obras de atenuación de crecidas, las que, casi invariablemente, fueron presentadas como “la solución definitiva” al problemas de las inundaciones en la zona dada. El resultado es que los terrenos en los que se han realizado inversiones se valorizan y pueblan muy rápidamente. Poco después se revelan las limitaciones de estas obras: la zona se inunda cada vez más (al aumentar la impermeabilización de la cuenca) y se degrada aceleradamente. Al atribuirse a las obras efectos diferentes de los que pueden tener, el resultado es que se ha logrado disminuir el nivel de las inundaciones, pero al actuar como factor de atracción poblacional, ha aumentado sustancialmente la cantidad de inundados” (Buenos Aires, Ciudad Inundable, 2010).