El movimiento asambleísta que se opone a la fractura hidráulica en Allen está integrado por gente de la localidad que se desempeña en diferentes actividades. Forman parte de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua (APCA) y han instalado en la comunidad un debate sobre la actividad que desarrolla la empresa estadounidense Apache en la zona rural.
Fuente: Río Negro
En conferencias de prensa y en asambleas, han advertido sobre las consecuencias nocivas que –aseguraron– tendría el método de fractura hidráulica para el medioambiente.
En un documento que elaboraron declararon el agua como esencia de vida y rechazaron su uso para las técnicas extractivistas de hidrocarburos y megaminería.
“Estamos a favor del agua y de la vida por eso exigimos la prohibición de la fractura hidráulica para la extracción de hidrocarburos. Esta práctica es un atentado a la vida y una violación de los derechos humanos; el ser humano tiene derecho a vivir en la plenitud de la vida sin destruir la naturaleza. Exigimos la expulsión de la empresa Apache de las chacras de Allen y de todas la empresas petroleras que están realizando hidrofractura en las cuencas Río Negro, Neuquén, Limay, Colorado y todas sus afluentes cordilleranas”, expusieron en el escrito.
Se refieren a las multifracturas que se utilizan en la explotación, por ahora experimental, de rocas madres de arcillas compactas (shale), una práctica que Apache dice que no utiliza en Estación Fernández Oro.
Los asambleístas intentaron extraer muestras del repositorio de Apache para enviarlas a analizar a un laboratorio que ellos mismos iban a seleccionar, pero no pudieron hacerlo porque se les negó esa posibilidad. Tampoco confían de los resultados que pueda arrojar el muestreo de los barros que se recogieron por orden de la Defensoría del Pueblo y a pedido del gobierno municipal.
Además de insistir en que la petrolera Apache utiliza un coctel de 600 químicos para fracturar las formaciones y llegar a los reservorios del gas atrapado en las arenas, el grupo de asambleístas denunció públicamente que algunos vecinos de las zonas costeras, que viven cerca de los pozos perforados, ya padecen algunas sintomatologías extrañas.
En los últimos días los ambientalistas anunciaron que impulsarán un plebiscito para que la comunidad de Allen defina a través de la voluntad de sus habitantes si desea o no que se siga realizando en el ejido de la ciudad el método de la hidrofractura.
Impacto de un yacimiento que convive con las chacras
Ambientalistas denuncian los efectos de la fractura hidráulica múltiple en un bloque rodeado de producción frutícola, pero la empresa Apache niega que tales prácticas se apliquen allí.
La explotación del yacimiento Estación Fernández Oro en el oeste del Alto Valle rionegrino quedó sorpresivamente en una polémica luego de muchos años de coexistencia tranquila con la explotación frutícola y las ciudades cercanas. La alteración de esa realidad vino de Allen, donde grupos defensores del medioambiente denuncian acciones contaminantes que la empresa Apache, concesionaria del bloque, niega.
Integrantes del equipo de ingenieros y técnicos de Apache recibieron a “Río Negro” en la base de Estación Fernández Oro, donde lleva adelante un plan de perforaciones en formaciones no convencionales, operativo que continuará el año próximo. Para Claudio Barone, representante del área de relaciones institucionales de la empresa, se ha difundido información que no refleja cómo se está llevando adelante la actividad hidrocarburífera en la zona de Allen.
“Acá no hay multifractura. No hay exploración de shale, ya que para ello se necesita cierta tecnología y la utilización de grandes volúmenes de agua, algo que acá no sucede. Lo que estamos haciendo es la fractura convencional, que tiene una historia probada, la primera que se hizo data de 1948 y es la única forma posible que se conoce para poner en producción cierto tipo de reservorios”, dijo Barone.
Desde la Secretaría de Hidrocarburos negaron que se haya avanzado en ningún sitio de la provincia con las técnicas de la multifractura que denuncian los ambientalistas. A simple vista tampoco se detectaron los poderosos equipos que se precisan para semejante operación.
Los ingenieros que conforman el equipo que tiene a cargo la explotación hidrocarburífera del área aseguraron que las perforaciones que se han realizado hasta el momento son de tipo verticales, no horizontales. Los pozos –señalaron– cuentan un aislamiento que está conformado por cañerías de acero y un cementado, elementos que actúan como una barrera artificial e impiden el contacto con el medio, además de asegurar al máximo el rendimiento de la producción. De los 3.800 metros de profundidad que tienen los pozos, se cementan aproximadamente 2.000 metros.
Las fracturas que se ha ejecutado en este yacimiento –recalcaron los profesionales– se han hecho con agua y arena de grano seleccionado (como agente sostén) y negaron que se estén empleando números exorbitantes de químicos para generar las fracturas. “A lo sumo se utiliza un máximo de 12 productos químicos, pero hay una propensión a usar cada vez menos, a veces hasta tres, por una simple razón de costos. Nosotros perforamos con lodo a base de agua, sin hidrocarburos. Por ejemplo, en otras empresas están utilizando emulsiones. Apache no trabaja con lodo a base de aceite, lo hace con lodo a base de agua, aunque sea más caro y engorroso, para cuidar el medioambiente no sólo en la zona de chacras sino también en la meseta”, destacaron.
Aunque no indicaron qué volumen de agua se utiliza para cada fractura, contaron que la extraen del río, no de las napas. Lo que Apache extrae de los pozos es gas a alta presión con líquido asociado, que generalmente es un petróleo liviano de 56 o 57 grados API.
“Están perforando sobre las napas de agua y en las chacras nosotros consumimos esa agua. Nos falta información sobre el efecto que estaría causando la actividad hidrocarburífera”, dijo el presidente de la Cámara de Fruticultores de Allen, Sebastián Hernández (ver aparte).
Los integrantes de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua (APCA) denunciaron que el impacto de esta explotación ya está en evidencia, pero no presentaron por ahora casos para demostrarlo (ver aparte).
Muchas empresas
En total Estación Fernández Oro tiene alrededor de 87 pozos, de los cuales la mayoría fueron realizados por otras empresas operadoras que tuvieron la concesión del área como Bridas, YPF, Pan American y Pionneer. De ese total sólo 15 pozos fueron efectuados por Apache en su campaña de extracción de gas que se reanudará en el 2013.
Desde Apache negaron que la actividad hidrocarburífera que desarrolla la empresa en medio de las chacras haya causado problemas ambientales con los superficiarios, productores frutícolas que son propietarios de las tierras en las que se localizan los pozos en producción. “El mejor ejemplo que podemos dar es el de un chacarero de Allen que tiene una chacra de producción orgánica certificada por la AFDA y en el medio de la propiedad tiene un aparato de bombeo”, expusieron al agregar que tampoco tuvieron inconvenientes con los chacareros que son vecinos de los superficiarios.
En tierras del Aeroclub Allen Apache instaló en el 2010 piletones de importantes dimensiones que conforman un repositorio. Se trata de cavas construidas en la meseta que fueron impermeabilizadas con capas de bentonita de 10 y 15 centímetros y un nailon de 1.000 micrones.
En los repositorios, que obtuvieron las habilitaciones pertinentes de los organismos públicos de control, se vuelca el cutting (recorte de las perforaciones) con el lodo del mismo origen, todo a base de agua. En ese lugar se emplea un equipo especial por el que se precipitan los sólidos y se recupera el agua, que posteriormente es trasladada hasta la planta de tratamiento de crudo donde se filtra y finalmente se reinyecta en los pozos para la recuperación secundaria. Esa agua, refirieron los ingenieros, se podría utilizar para regar pero por políticas de la empresa aún no se le ha dado ese uso. Con lo que queda del recorte sólido, que termina siendo acopiado en el predio del repositorio, se podrían rellenar caminos, pero hasta el momento tampoco se ha utilizado para tal fin.
Recientemente y a pedido de la intendencia de Allen, la Defensoría del Pueblo de Río Negro que dirige Nadina Díaz tomó muestras del repositorio para someterlas a análisis y determinar si lo que allí se está volcando es o no contaminante para el medioambiente y la salud de las personas.
“No queremos que dañen el suelo”
En contra de la actividad hidrocarburífera en las chacras. De esa forma se manifestó la Cámara de Fruticultores de Allen a través de la voz de su presidente, Sebastián Hernández.
El dirigente frutícola dijo que la postura que ha tomado la institución que encabeza es un rotundo rechazo a todas las actividades que dañen y avancen sobre las tierras productivas que están bajo el sistema de riego.
En su momento –recordó– la Cámara de Fruticultores emprendió una cruzada para evitar que una chacra ubicada en la zona rural de Guerrico se convirtiera en un loteo residencial. “La situación que se está dando ahora con las perforaciones petroleras es muy similar a la que enfrentamos cuando nos opusimos al negocio inmobiliario en las tierras productivas. Nosotros somos una cámara de fruticultores y, el término bien lo dice, no somos la cámara de petroleros ni de inmobiliarios. Y por ese motivo vamos a defender la actividad que en este valle iniciaron nuestros abuelos”, manifestó.
Hernández indicó además que, como sector, la preocupación por el tema también ha sido enfocada en la cuestión ambiental. “Están perforando sobre las napas de agua y en las chacras nosotros consumimos esa agua. Nos falta información sobre el efecto que estaría causando la actividad hidrocarburífera en las chacras pero ante la duda preferimos decirle no a una posible contaminación. Debemos cuidar la calidad de la fruta por las certificaciones que nos exigen para poder vender lo que producimos. Es cierto que nosotros hacemos quemas para defendernos de las heladas, pero cada vez son menos y los productos que utilizamos para pulverizar van avanzando y reduciendo su toxicidad”, agregó Hernández.
Señaló que algunos chacareros están afectando sus tierras para el negocio inmobiliario o para el desembarco de la industria hidrocarburífera, lo que es “lamentable”. “Lo que hay que tener en claro es que, cuando a la fruticultura le va mal, a Allen, por ser un pueblo productor, lo afecta muchísimo y se queda sin la principal entrada económica que tiene”.
Problema y solución orgánicos
Investigación de tres universidades nacionales.Destino sustentable de los biosólidos: Por ahora tiene escala de laboratorio. Trata con elementos del entorno los suelos empetrolados. Alvaro es doctora en Química y docente de la Universidad Nacional del Comahue.
La actividad hidrocarburífera, uno de los pilares de la economía de la región, genera efectos adversos sobre los suelos que pueden afectar la salud de la población y otras fuentes de recursos como la fruticultura. Cada vez, con mayor insistencia, hay sectores que reclaman medidas para remediar la contaminación que genera la extracción de gas y petróleo.
Un equipo conformado por investigadores de las universidades nacionales del Comahue, Río Negro y Buenos Aires trabaja desde hace seis años en un proyecto de técnicas de remediación utilizando enmiendas orgánicas extraídas de las plantas de tratamiento de líquidos cloacales de la región.
“La biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos de petróleo mediante la aplicación de enmiendas orgánicas es una práctica de reciente aplicación en la región y todavía está en el nivel experimental”, explicó la coordinadora de la investigación, la doctora en Química y docente del área de Química Orgánica de la UNC Silvana Alvaro.
Ella junto con Francisca Laos (Sede Andina, Bariloche, Universidad Nacional de Río Negro), Lucas Arocena (UNC), Jorgelina Olave (UNC), Néstor Garrido (UNC) y Norma Nudelman (Universidad de Buenos Aires) participan del proyecto “biorremediación de suelos afectados por la producción hidrocarburífera en la región del Comahue”, que financia la UNC.
El informe con los resultados del trabajo de laboratorio fue publicado en la revista “Petroquímica, Petróleo, Gas y Química” que, a fines del año pasado, realizó un acuerdo con el Conicet para difundir investigaciones científico técnicas con aplicación en la industria.
Alvaro explicó que la investigación se realiza a escala de laboratorio y busca comparar a través del tiempo la degradación que sufren los hidrocarburos en los suelos contaminados de acuerdo a la cantidad de materia orgánica que presentan.
Partieron del hecho de que el ambiente puede subsanar los daños ambientales ocasionados por el derrame de hidrocarburos aunque se requiere de mucho tiempo para lograr los valores establecidos por la legislación.
Las bajas temperaturas, las precipitaciones escasas y las características propias de los suelos patagónicos con poca presencia de materia orgánica son algunos de los motivos.
“Entre los procesos de remediación de suelos contaminados con hidrocarburos, la biorremediación es una de las técnicas más eficientes. Utiliza las actividades metabólicas de ciertos microorganismos para degradar, transformar o remover contaminantes mediante oxidación biológica”, explicaron los investigadores en el informe publicado.
El estudio busca optimizar el proceso natural para lograr la recuperación de los suelos contaminados. Para ello se tomaron muestras en dos sectores contrastantes: suelo de bardas proveniente de la meseta patagónica sometida a la explotación petrolera y suelo productivo de una chacra ubicada en la zona periurbana de Cipolletti. Ninguno presentaba contaminación con hidrocarburos.
Antes de dar inicio a cada tratamiento se contaminó el suelo con petróleo crudo y luego se lo sometió a tres tratamientos de remediación: con lodos cloacales biosólidos de la planta de tratamiento Tronador de Neuquén, compost de biosólidos de la planta de compostaje de Bariloche y fertilización sintética. Finalmente se evaluó cómo se fueron degradando los hidrocarburos.
La investigación determinó que la utilización de biosólidos como enmienda orgánica “produce un notable incremento de la actividad biológica de los microorganismos capaces de degradar hidrocarburos del petróleo (…) alcanzando porcentajes por debajo del valor guía recomendado por la legislación vigente”.
Además, se observó en los diversos tratamientos y niveles de contaminación que “el aumento de las poblaciones microbianas es inversamente proporcional a la tasa de degradación de hidrocarburos de petróleo”.