Mientras Hernán Brienza nos llama a “pensar Famatina”, Dante Palma describe a una “izquierda oenegeista” y Ricardo Forster nos habla de la “dialéctica local-global”, los pobladores de Andalgalá viven hoy un virtual estado de sitio, con los accesos a su localidad administrados por una conjunción de “empresarios” y “trabajadores mineros” que tienen con el crecimiento y el desarrollo sostenible la misma relación que yo puedo tener con el bosón de Higgs: alguna vez escuché que alguien lo nombraba, pero no tengo la más puta idea de lo que sea.

Por Hernán Horacio Schiaffini *

14/02/2012. Como si fuera poco, las últimas noticias que nos llegan indican que estas patotas, junto con la policía, están allanando distintas casas. Me pregunto si en Andalgalá existirán como en Famatina carpetas con listas negras como las que se olvidó el señor Gustavo Zullieger en un restaurant. La FM El Algarrobo viene sufriendo interferencias, que se han denunciado incluso en la AFSCA, desde el día de la represión en Tinogasta, y temen que si la allanan deje de salir al aire. El periodista Gabriel Levinas, de plazademayo.com, no pudo ingresar al pueblo, puesto que se lo impidieron estos personajes, que además no dejan pasar a nadie con “mochila y pelo largo o apariencia hippie”. Sería irrisorio si no estuviera pasando ahora mismo.

Si Clarín quisiera podría hacerse un festín con todo esto, pero se limita a sacar escondidas notas en lugares marginales de su pasquín. ¿Por qué será? También la llamada oposición podría plantear una crítica de estas situaciones, pero se llamó a silencio. ¿Por qué será? ¿Acaso porque comparten la política minera? ¿Porque están de acuerdo en priorizar los intereses de corporaciones transnacionales por sobre la voluntad de los pobladores afectados?

Así que ahora, más de 15 años después de la instalación de Minera Alumbrera en Catamarca y a más de 10 años de los primeros conflictos entre poblaciones y empresas mineras, se nos convoca en Tiempo Argentino, en Radio Nacional, en 678, a discutir sobre el desarrollo, a dar “un debate en serio”, “sin chicanas, sin cobardías y sin falsas imputaciones”. Con el hecho consumado y los palos pegados llega la gran convocatoria al debate sincero.Bueno, bienvenido sea el tardío debate. Pero dejen de pegar palos, porque no se puede discutir bien cuando te están golpeando la puerta, cuando te tiran a la cara con balas de goma, o cuando unos gordos te dicen quién puede pasar a discutir, y quién no.

* Antropólogo. FFyL. UBA.