A diez años del rechazo de Esquel a la megaminería, la población de Chubut celebra las históricas jornadas. Muestra de fotos, charlas sobre las consecuencias sociales y ambientales del modelo extractivo, y una marcha reafirmando el “no a la mina”. Repaso de una historia de lucha.
Por Darío Aranda desde Esquel, Chubut, para ComAmbiental
Cianuro, lixiviación y escombreras eran palabras tan extrañas como la minería a cielo abierto. Era mediados de 2002, la crisis que eclosionó el 19 y 20 de diciembre aún golpeaba, y los espejitos de colores tomaban forma de proyecto de extracción de oro en Esquel, a sólo diez kilómetros del casco urbano, en cercanías de lagos y cursos de agua. El boca en boca, las discusiones horizontales y sin jefes ni patrones, los vecinos de Esquel se enfrentaron a una multinacional minera (Meridian Gold) y a todo el aparato político (tanto radical como peronista). Y –luego de muchas marchas, asambleas y sin delegar nada– votaron: el 81 por ciento de la población rechazó la explotación minera. A diez años de aquel hito que contagió luchas en todo el país, Esquel refrenda: “La montaña sigue en pie gracias a su gente”.
Esquel era (y es) una ciudad con fuerte incidencia de las actividades ligadas al turismo. Parte de la comarca andina, cercanía al Parque Nacional Los Alerces, lagos de postal y montañas imponentes. Como toda ciudad patagónica, con presencia de población Mapuche y Tehuelche, y receptiva de familias que dejaban las grandes ciudades en busca de tranquilidad, de otra forma de vida.
A fines de la década del 90, y ya con leyes ventajosas (para las empresas) sancionadas durante el menemismo, en la Patagonia comenzó la exploración de empresas mineras. Un nuevo tipo de minería. Ya no con galerías, picos y palas. Megaminería de multinacionales, con grandes cráteres (“open pit”) entre montañas, enormes volúmenes de agua, explosiones y sustancias tóxicas.
La comunidad mapuche Huisca Antieco fue una de las primeras en confirmar la avanzada minera (enero de 2001). La minera Meridian Gold había ingresado a territorio comunitario sin respetar los derechos básicos que constan en la legislación nacional e internacional: no había consentimiento del pueblo originario y la minera ingresó igual. La comunidad exigió que se respeten sus derechos, pero la empresa (y el Gobierno) desoyó los reclamos.
Todos escuchaban de la existencia de una empresa minera, pero no mucho más. Hasta que en comenzó una compaña fuerte del gobierno provincia (José Luis Lizurume, UCR) y de la Meridian Gold, con fuerte apoyo de los medios de comunicación de la provincia. Todas las semanas salían noticias sobre las bondades de la minería y anunciaban que la construcción era inminente.
La primera empresa que se conoció en la ciudad de Esquel fue El Desquite (una “junior”, empresa pequeña del sector). Confirmadas las reservas de oro y plata, y con luz verde del Gobierno, apareció en escena (julio de 2002) la minera Meridian Gold, una empresa con espaldas anchas para encargarse de la construcción y explotación. El gobernador José Luis Lizurume (UCR) y del intendente Rafael Williams (PJ) eran férreos impulsores de la minera.
Distintos grupos urbanos comenzaron a organizarse. La Asamblea de Vecinos de Esquel (AVE), nacida del proceso asambleario de diciembre de 2001 y, por otro lado, grupos de docentes, investigadores y estudiantes vinculados a la Universidad Nacional de la Patagonia (sede Esquel). Ambos espacios organizaron charlas, panfleteadas, informaban.
En octubre de 2002 confluyeron ambos grupos, y muchos otros vecinos, en una asamblea en la Escuela Normal. Los primeros días de noviembre se repitió la asamblea, ya con una concurrencia masiva, 600 personas, y nació formalmente la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el No a la Mina. Se conformaron comisiones de trabajo y ganaron la calle con lo peor que le podía pasar la minera: información sobre las consecuencias sociales y ambientales de la actividad.
El domingo 24 de noviembre de 2002 fue la primera marcha. Masiva.
La instalación de la mina era dado como un hecho. El último paso formal (a entender del Gobierno) para que comenzara la construcción. Los diarios de la época reflejaron la confianza de Meridian Gold y funcionarios, que publicitaban los supuestos puestos de trabajo y tildaban de “minoritarios” a los opositores.
Luego de la masiva marcha del 24 de noviembre, el gobierno de Chubut suspendió la audiencia pública.
El 4 de diciembre fue la segunda marcha. Miles de personas. Segundo golpe para minera y Gobierno.
Todos los 4 de cada mes, hasta la actualidad, se repitieron las marchas en Esquel. Nunca se suspendieron. Ni las nevadas ni el viento lograron suspender las movilizaciones.
Las asambleas en la Escuela Normal ya era semanales. Las propuestas, diversas. Entre ellas, interpelar a los concejales para que se expidan sobre la megaminería (solo dos de los diez concejales habían explicitado su rechaza a la Meridian Gold) y la posibilidad de una votación.
El Concejo Deliberante ingresó en receso. La Asamblea se mantuvo activa en el verano. El 4 de febrero se repitió la movilización. El 5 de febrero, el Concejo Deliberante aprobó tres ordenanzas: desadherir a las leyes mineras, prohibir el uso de cianuro y convocar a consulta popular.
El intendente Rafael Williams vetó las dos primeras y promulgó la consulta popular.
La lectura de la asamblea era que el municipio apostaba a las promesas de trabajo, con un contexto de crisis post 2001, pobreza y desocupación.
Quedaban menos de dos meses para la campaña, con escasos recursos económicos y contra todo el aparato de los partidos políticos (radicalismo y peronismo jugaron juntos por el “sí”) y la minera, los vecinos iniciaron la campaña: informativa, asambleas, charlas, murales, el boca a boca.
Las asambleas eran masivas. Y diversa. Vecinos con pasado militante en los más diversos lugares, de todo el arco ideológico (desde la izquierda hasta de derecha).
El 19 de febrero de 2003 el Juez Civil y Comercial Claudio Petris hizo lugar a la medida cautelar del amparo ambiental y prohibió todos los trabajos de la minera. Una muestra de la diversidad fue la misma presentación del amparo. Fue propuesto por un abogado de la “alta sociedad” de Esquel (Ricargo Tomás Gerosa Lewis) y el abogado de pueblos indígenas Gustavo Macayo. Una vecina de uno de los barrios más humildes (Ceferino), Silvana Villivar, puso el cuerpo para ser titular del amparo, con las consecuencia económicas que eso podría traerle si se perdía el amparo.
Al mismo tiempo, minera y Gobierno bajaron con todo el asistencialismo a los barrios más humildes. Desde Chapas y alimentos, hasta zapatillas y útiles escolares.
En vísperas de la votación, los menores de 18 años, que no podían votar, marcharon por las calles de Esquel. Más de 1000 chicos también dijeron “no”.
El 23 de marzo, de idéntica manera que en las elecciones legislativas o presidenciales, Esquel votó. El 81 por ciento eligió por el “no” a la minería. En paralelo, se votó en Trevelin, Lago Puelo y Epuyén, donde más del 90 por ciento también dijo “no”.
Logros de la lucha
La Asamblea de Esquel hizo un repaso de lo que sobrevino de la mano de la movilización y plebiscito.
· El gobierno provincial debió aplicar la Ley provincial 4032 de Protección Ambiental. Con la obligación de realizar audiencias públicas.
· El Gobierno tuvo que objetar el Estudio de Impacto Ambiental por falencias en su armado.
· El Concejo Deliberante de Trevelin impidió la instalación de un laboratorio de la minera.
· En Epuyén y Lago Puelo se sancionaran ordenanzas declarándose “municipios no tóxicos”.
· En Puerto Madryn se rechazó el desembarco del cianuro.
· Reunieron más de 24.000 firmas de vecinos que se opusieron al emprendimiento minero.
· El Concejo Deliberante de Esquel sancionó la ordenanza declarando a Esquel “municipio no tóxico y ambientalmente sustentable”.
· La Legislatura Provincial sancionó dos leyes prohibiendo la minería a cielo abierto y el uso de cianuro. Leyes 5000 y 5001
· El Juez Civil y Comercial Claudio Petris hizo lugar a la medida cautelar planteada en el amparo ambiental. El fallo ordenó la prohibición total de realizar trabajos mineros sin que antes se hayan cumplido todos los recaudos exigidos por la Ley Provincial 4032 de Impacto Ambiental. Fue ratificado por el Superior Tribunal de Chubut y por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Navidad para pocos
La zona cordillerana de Chubut explicitó un rotundo rechazo a la mina. Pero el gobierno provincial (primero Lizurume, luego Mario Das Neves) apostaron a la “zonificación” de la provincia. En lo discursivo retrocedieron con la minería en Esquel, pero avanzaron en la meseta, zona centro de Chubut (Gan Gan y Gastre como localidades de referencia), con el reservorio de plata y plomo en manos de la multinacional Pan American Silver (PAS). Zona de comunidades tehuelches, la minera y el gobierno avanzaron igual (incluso, violando legislación nacional e internacional, corrieron un cementerio indígena).
En 2007, a este periodista, el gerente del proyecto Navidad (entonces en manos de la empresa Aquiline), Guillermo Salvatierra, reconoció que el proyecto se realizaría y que “lo único que lo puede hacer peligrar” era la posible llegada de la Asamblea de Esquel a la meseta.
En los últimos años nacieron una decena de asambleas en Chubut (Rawson, Madryn, Comodoro Rivadavia y Dolavon, entre otros). Y se conformó una fuerte asamblea en la meseta, con la interesante mixtura entre comunidades mapuches y vecinos no indígenas). El “no a la mina” también se comenzó a escuchar en la meseta, epicentro de la más grande minera de plata del mundo (PAS).
También germinó la Unión de Asambleas Patagónicas (UAP).
Y hubo repercusión nacional. Se conformó primero la Red de Comunidades Afectadas por la Minería y, luego, la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), con un centenar de asambleas socioambientales de todo el país, que cuestionan el modelo extractivo (minería, agronegocios, monocultivo de árboles, avanzada petroleras).
Diez años
Tan firme como el rechazo minero de Esquel es la insistencia del gobierno provincial para avanzar con la megaminería en Chubut. En 2007 le dio la bienvenida a Yamana Gold (una de las grandes empresas del sector y con intención de extracción). En mayo de 2012, el Gobernador hizo público el proyecto de ley (“Marco regulatorio de la actividad minera e hidrocarburífera”), donde de manera explícita se habilita la minería.
A nivel loca, el intendente sigue siendo Rafael Williams (que sigue firme con las mineras).
En noviembre pasado, frente a la posibilidad de sanción de la nueva ley, los asambleístas de Rawson concurrieron a manifestarse a la legislatura provincial. Fueron rodeados por centenares de hombres, muchos con camperas de la Uocra (sindicato de la construcción). Y el grupo de choque reprimió a los vecinos.
La televisión transmitió en directo cómo hombres con cadenas y palos perseguían y golpeaban a hombres y mujeres que se oponían a la megaminería. Hubo decenas de heridos. La Unión de Asambleas Patagónicas (UAP) denunció “zona liberada”, describió la situación como una “carnicería” y responsabilizó al poder político local y a las empresas mineras.
El proyecto de ley no se votó. Y el 13 de diciembre el gobernador Martín Buzzi anunció que desdoblaba el proyecto de ley y dejaba de lado lo referido a minería. Otra derrota de las mineras.
El 20 de diciembre, la poderosa Pan American Silver emitió un comunicado: “Dada la decisión de suspender el tratamiento del proyecto de marco regulatorio para la actividad minera, la compañía ha resuelto reacomodar sus actividades en la provincia”. Explicaron que mantienen la decisión de explotar Navidad “cuando estén dadas las condiciones” y señalaron que mantienen “el sueño de poder desarrollar la actividad minera en la meseta central del Chubut”.
A pesar del tono diplomático, desmontaron las oficinas en la provincia (incluso en la meseta). Un paso atrás para la poderosa PAS.
Cuatro mineras retrocedieron en diez años en Chubut: Meridian Gold (2003 en Esquel). En octubre de 2004, la población de Gualjaina (a 90 kilómetros de Esquel) se lavantó contra la empresa Trinidad, que había instalado maquinarias en el río Lepá. En junio de 2006 fue el turno de Patagonia Gold, titular del yacimiento de oro Huemules (cercano a Esquel y lindero con el Parque Nacional Los Alerces) y que también exploraba en Gobernador Costa (centro oeste de la provincia). Y en 2012: Pan American Silver.
Esquel
La ciudad está empapelada con las boletas del “no” que se usaron hace diez años. Postes de luz, árboles, vidrieras de comercios, autos.
Los cárteles con la ya clásica bandera argentina y la leyenda del “No a la mina” y “no es no” se multiplicaron en las esquinas. A lo alto, en la montaña, aún permanecen las piedras blancas que también dicen “no a la mina”.
Las celebraciones comenzaron ayer en el Centro Cultural Melipal. Una muestra de fotos y artículos que recorren los diez años. Charlas sobre las consecuencias del modelo extractivo, la lucha mapuche, las asambleas socioambientales. Y hoy sábado cierra con un festival en la Plaza San Martín y un gran marcha por las calles de Esquel.
Como hace diez años, en Esquel se respira lucha.