Las mineras multinacionales aplican una metodología propia de aquellos países poderosos que someten al tercermundo al saqueo de sus riquezas a cambio de ofrecerle empleo a algunas personas, resolver problemas asistenciales en las localidades donde se asientan y por supuesto comprar voluntades políticas y empresariales para lograr sus objetivos.
Fuente: OPI Santa Cruz
Ayer en varios diarios locales y provinciales salió una información, indudablemente suministrada por el gobierno de la provincia en sociedad con las empresas, donde resaltan el récord de compras de equipos e insumos para la minería antes del primer semestre del año.
“Es por el fuerte crecimiento de la actividad en el país. Se espera terminar el año por arriba de los 1.200 millones, sólo bajo el régimen de importaciones específicas” remarca El periódico órgano de “propaganda”, “operación” y “acción psicológica” que utiliza tanto el gobierno nacional a través del Ministerio de Planificación como el propio estado provincial, cuando le conviene.
Para amortiguar la opinión de algún estúpido que salga a decir que esos equipos en su mayoría se traen de afuera y no dejan nada en el país, el diario agrega “También se incrementaron los proveedores nacionales con una fuerte incidencia en la generación de empleo”. Ojo, siempre hay que apuntar a los beneficios, aunque estos sean exiguos.
Obvio, lo que no dice o dice a medias la información es que todo ese equipamiento es necesario para esquilmar lo más rápido posible las comarcas y las montañas del país en las distintas provincias, incluyendo la nuestra y que son todos insumos necesarios para llevar adelante en el menor tiempo posible la extracción de minerales que tal como actualmente está la legislación minera, en Argentina es una verdadera ganga.
Curso de cipayismo acelerado
El término “cipayo” tiene como significado “soldado indio al servicio de una potencia extranjera”: la adaptabilidad de este vocablo a nuestra realidad sería algo así como “funcionarios, políticos y empresarios que se corrompen para servir a las empresas extranjeras en función de los dineros de retorno y en detrimento del país y su soberanía”. Nunca tan bien utilizado el término, aún cundo personalmente no soy muy afecto a este tipo de léxico con fuerte raigambre nacionalista.
Pero en el caso de las mineras, la situación en Argentina es sumamente floreciente para ellas y describe un pasado oscuro para las generaciones venideras que seguramente si no se adecuan políticas menos corruptas, van a ser víctimas de un pasivo ambiental que no les va a permitir desarrollarse.
En el sitio digital “La Página de Tucumán” se encuentra una bonita explicación de cómo operan las mineras y bajo el sugerente título exculpatorio “En silencio, los empresarios mineros también pagan retenciones” redacta aspectos que no por conocidos dejan de ser claves a la hora de entender cómo operan los capitales transnacionales en el Tercer Mundo y desde una óptica eminentemente conformista y partidaria señala entre otros párrafos de poca información y mucho engaño:
“Cuando Bajo la Alumbrera comenzó la explotación de cobre y oro, hacia fines de la década pasada, la libra de aquel metal estaba a 0,64 de dólar, contra los 3,40 actuales. Hace diez años se exportaban a Chile 12 mil toneladas de cal, contra las 280 mil actuales”.
Está más que claro cuál es el interés de las empresas por “invertir”.
Lógicamente en países tan inestables económica y políticamente como Argentina, los capitales de este tipo toman recaudos para acelerar el proceso de “recolección” (explotación) ya que no desestiman en sus prospecciones que estas sociedades altamente volátiles puedan sacar de la galera en cualquier momento un Chávez o un Evo Morales.
Luego el texto inserta el logro empresario cuando expresa “Esa empresa, una sociedad entre los suizos de Xstrata Copper y los canadienses de Gold Corp y Yamana Gold, ya acumuló en la Argentina 2000 millones de dólares de utilidad neta y hoy explica la mitad de los 3067 millones de dólares que la minería exportó durante el año pasado. Pujanza que, todo indica, seguirá. Como en Argentina no hay fundición y separación de minerales, éstos se exportan íntegramente. China y otros países asiáticos que dinamizaron la demanda seguirán haciéndolo, evalúan los especialistas. Son algunas de las coincidencias con la soja, que se consume poco en el mercado interno y cuyo alto precio en el mercado mundial reporta un beneficio extraordinario”. Clarísimo. Además de dejar plenamente establecido que la producción pasó los límites de todo pronóstico, reconoce que en nuestro país la falta de hornos para fundición y separación de minerales, hace que todo se exporte “por el mismo precio”. Luego del procedimiento de decantación y separación de los minerales, la empresa obtiene un saldo impresionante, imposible de obtener en otro país que no sea aquellos donde el hambre acecha en cada esquina y se entrega la tierra por un pedazo de pan.
¿No será mucho?
Sin embargo el artículo deja bien aclarado que “Frente a este marco, hacia fin de año el Gobierno aplicó un impuesto sobre las ventas externas del 5 por ciento sobre el oro y del 10 por ciento sobre el cobre. Pero lo hizo a través de resoluciones aduaneras, ya que, de otro modo estaría vulnerando la promesa de estabilidad fiscal consagrada en la Ley 24.196 de Inversiones Mineras que invocan los empresarios para resistir ese tributo”.
Extraordinario. Quien diga algunas leyes no están hechas para delinquir y vaciar al país como ésta por ejemplo, está demente. 5% sobre oro y 10% sobre el cobre es absolutamente irrisorio y es una vergüenza que diputados, senadores, concejales, Intendentes, gobernadores y la propia presidenta, miren para el otro lado mientras secundan esta entrega desmañada en beneficio de quien sabe cuáles negocios.
La nota deja claro, por supuesto, que el gobierno les aseguró estabilidad fiscal, amparadas bajo la ley 24.196 de Inversiones Mineras, artilugio legal donde se amparan las mineras que nos roban día a día un pedazo de suelo.
“Es cierto que el precio de los minerales subió mucho en el mercado internacional. Pero también es cierto que nuestras inversiones necesitan años para recuperarse y que, en los primeros cinco, ese valor estaba planchado”, se defendió el gerente general de Bajo la Alumbrera, Jorge Montaldi. El presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, Manuel Benítez, apuntó en el mismo sentido al destacar que “el promisorio panorama de inversiones (hay proyectos por 8300 millones de dólares en estudio de prefactibilidad) tiene como soporte central la seguridad jurídica”.
A no dudarlo, no es necesario agregar algo sobre las palabras dichas por estos representantes de las multinacionales y solo queda seguir cuidadosamente su propias aseveraciones para terminar de NO entender por qué mientras esto ocurre y se saca alegremente toda la riqueza mineralógica fuera del país, los jubilados, los docentes y el trabajador de una imprenta, paga Ganancias, el campo es asediado por la quita del 50% de su renta, mientras las supermillonarias mineras nos saquean sin abonar un peso.
¿Esta es la redistribución de la riqueza de la que habla el gobierno?-
Ya para cerrar la mentira y no dejar afuera a los espejitos de colores, el sitio digital cita “El funcionario del Ministerio de Planificación Federal (de Julio De Vido) fue y dijo desde el estrado algo similar a lo que sostiene en privado: “Mantener el elevado margen de ganancia que tienen ustedes implica también contribuir a la renta social”.
Y remató con la frase más canalla y cipaya a la que podía recurrir “Las empresas consideran que ese objetivo está honrado por varias vías. A través de los programas asistenciales como “ayuda a hospitales”. Con el pago de regalías y con la participación directa que el Estado tiene en algunos emprendimientos”.
Quiere decir que con esto ya está ampliamente satisfecha la obligación de las empresas “altamente comprometidas” con la sociedad. Según las mineras los objetivos están “honrados” ayudando a los hospitales, pagando regalías (como si se tratara de una donación a voluntad) y con la participación directa del Estado en los emprendimientos que no es otra cosa que un buen socio de coyuntura, pero altamente infame con aquella gente que depositó en ellos la confianza del voto.
Inversión social cierta: cero
Nunca se les ocurrió a las mineras y muchos menos al Estado exigirles a éstas, por ejemplo, una inversión real; que construyan en el país las plantas separadoras de minerales, lo cual allí si daría empleo genuino y dotaría a la Argentina de un proyecto que la podría posicionar en la región?. No claro, esto dejaría de ser “rentable” para las mineras, porque por un lado deberían asignar grandes capitales para el desarrollo de una infraestructura como la requerida, pero por sobre todo se les terminaría el negocio de exportar “escoria” a un valor vil y luego del tratamiento en plantas procesadoras de otros países obtener millonarias ganancias a costa del sufrimiento de trabajadores argentinos mal pagos.
Este gobierno (provincial y nacional) como los otros no ha hecho nada al respecto. Sin embargo, como en el petróleo, observamos una acción rápida y concordante con las empresas para venderle a la gente un futuro “promisorio” solo regado por unos cientos de puestos de trabajos y miserables dádivas que seguramente se reparten entre algunos vivos antes de que llegue a la bolsa de Economía.
Está muy buena la aparición de estos movimientos de protestas como No a la Mina, los Autoconvocados de Los Antiguos y tantas organizaciones que hay en el país, para oponerse a este maltrato y esta esclavización de un territorio al que sumergen en la promiscuidad. Es bueno que se le recuerde al Gobernador lo que aseguró con respecto a las mineras en Santa Cruz porque a veces lo ataca la amnesia en sus discursos.
También es bueno que los medios, sin distinción de ideologías multiplique la protesta, se confronte con los gobiernos y las empresas y se impida, no el desarrollo minero que es tan importante para nuestro país por la riqueza que guarda el suelo, sino el robo de las riquezas y los negocios en manos de pocos.