Un importante equipo de reconocidos investigadores del CONICET, liderados por el Lic. Carlos A. Aschero, la Dra. Ana M. Aguerre y el Dr. Damián Bozzuto llevan adelante una trascendente tarea en el campo de la antropología y arqueología, en el norte de la provincia de Santa Cruz. Esta iniciativa científica es apoyada económicamente por la empresa minera Patagonia Gold.
Fuente: Argentina.diariocrítico
23/04/2012. Científicos estudian hallazgos de pueblos originarios de la Patagonia
Esta campaña se lleva a cabo en la zona conocida como “Lomada de Leiva”, dentro de la estancia “La Paloma”, ubicada a 45 km de la ciudad de Perito Moreno. Este grupo además incluye a estudiantes de arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán, y con esta visita, es la tercera incursión en la zona.
El relevamiento y enfoque académico les insumirá quince días de extensión, concluyendo la misma a fines de abril. En esta oportunidad, los científicos han podido avanzar en los estudios de la bautizada “Cueva Altamirano” o “Arroyo Feo”, la que posee grandes similitudes a la internacionalmente famosa, “Cueva de Las Manos”. Ahora, se han descubierto estas manifestaciones en la cercanía a un arroyo, efluente del río Pinturas.
Toda esta zona integra el área arqueológica de la cuenca del río Pinturas, y se denomina Altamirano, en honor a un ocupante marginal, que en los 70′ todavía ocupaba este predio.
Esta manifestación, de lo que actualmente se especifica en el término “Industria Cultural”, incluye pintura rupestre e importantes rastros de poblaciones antiguas que ya permiten avizorar un tiempo de 9.300 a 9.800 años a.C. Sin duda es un descubrimiento de alto valor científico que ofrece detalles inimaginables de nuestra “temprana historia Americana” que reemplaza, técnicamente, el concepto de “prehistoria”.
Mientras Aschero, que lleva estudiando la zona desde hace cuarenta años, muestra con entusiasmo una “plantilla” hecha de raíces, tierra y hojas, con lo cual los antepasados de esta zona de la Patagonia se defendían del frío. Además expresa al periodista que estas referencias halladas recientemente los encuentra a ellos “movilizados y expectantes, al ser un descubrimiento que aporta certezas y nos dará – tras los estudios de carbono 14 en laboratorio – otras informaciones que delatarán los alcances” de estos descubrimiento.
Por su parte la experimentada Dra. Aguerre, detalló que las investigaciones que ella misma emprendió, en esta área, “se remontan a 1972 cuando comenzamos a efectuar campañas de localización y estudio”. Y que en esta oportunidad son descubrimientos “de suma importancia” para la paleontología de Argentina.
En esta coyuntura, bajo la coordinación del Magister Mario Palma Godoy, perteneciente a la empresa Empoderar RSE, experta en Responsabilidad Social Empresaria y que asesora en temas de Relaciones Comunitarias de empresas mineras y energéticas, se obtuvo una suma de voluntades para concretar este estudio in situ en la zona del río Pinturas.
A los efectos de obtener los mejores resultados, Palma Godoy articuló una propuesta para que la empresa Minera Patagonia Gold, que construye un yacimiento de oro y plata a escasos 3.000 metros del descubrimiento, financia la campaña de profesores, científicos y alumnos, logrando su cometido. Al mismo tiempo, en esta tarea de RSE de la minera, se incluyó un estudio de las incidencias de las explosiones en la estructura rocosa, que tras las pruebas, arrojó resultados negativos de incidencia de los mismos sobre la montaña y se comprobó que no existen peligros que afecten el hábitat donde se ubica el descubrimiento.
Al referirse a los estudios y seguimiento de esta tarea que reúne a distintos actores sociales como universidades, fundaciones, empresas mineras, CONICET, provincia, municipio etc., Palma Godoy explica que él está “convencido que la responsabilidad empresaria minera, se instituye en la etapa de exploración y luego se transforma en una política a seguir” dentro de la comunidad.
Los resultados a los que pudo acceder en esta crónica, se remota a un logro gestado en el año 2007 donde el trabajo articulado es “una política cultural en que intervienen pluralidad y actores en conflicto, donde persiste el interés de preservación” dijo el profesional. Donde la tarea de los distintos actores es monitorear y actuar coordinadamente con el Estado (autoridad de aplicación) entre superficiarios, autoridades, ONG interesadas, escuelas locales con orientación en el patrimonio cultural y sin dejar de lado la mirada crítica de quienes se oponen al desarrollo minero y se llaman autoconvocados.
El espectacular río Pinturas
Los cañadones del río Pinturas siguen entregando más y más arte rupestre a la humanidad. Su principal exponente: La Cueva de las Manos, ya mostró pistas de cómo se expresaban los antiguos pobladores con más de 9.000 años AC, dejando para las generaciones futuras, esos matices que fueron esbozados y constituyen su arte. Al mismo, tiempo esos gráficos, que se develan imperfectos y sencillos, permitieron acceder a testimonios y descripciones, capaces de trasladarnos a la historia y efectuar su interpretación.
Las figuras aparecen una y otra vez en las amplias pizarras, paredes de las cuevas, con colores amarillo u ocre amarillo (limonita), en rojo (hematita), blanco (calizas) o en negro (manganeso o carbón vegetal) tonos predominantes que aparecen una y otra vez en las estepas de la precordillera santacruceña.
Entre manos, bastones, guanacos y figuras que despiertan a la imaginación, estampadas en las paredes multiformes y porosas, son en esencia la expresión de los pueblos sudamericanos con mayor antigüedad. Así lo testimonia los estudios y lo precisó la UNESCO al declarar a aquel descubrimiento Patrimonio Cultural de la Humanidad, en el año 1999.
Aquel primer descubrimiento en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia Argentina, hoy sigue impecable. Custodiado por los orgullosos habitantes de la zona. Explorado anualmente por miles de turistas que llegan desde diversas ciudades del mundo, para observar y vivir esta riqueza antropológica, humana, multiplicada en miles de fotografías, pero que se permiten avistarlas casi con tacto.
El Parque Nacional Perito Moreno, donde están estas reliquias de la humanidad, posee en sus entrañas, un riquísimo parque arqueológico. Este espacio territorial que es custodiado por la provincia de Santa Cruz y la Dirección Nacional de Parques Nacionales, lleva el nombre de Francisco Pascasio Moreno, un pionero perito en límites, que recorrió la Patagonia haciendo soberanía a su paso. Si bien recorrió estas zonas en el siglo XIX, allá por el año 1876, posteriormente, los estudios de esta zona se efectuaron con investigadores argentinos, lo que se remonta al año 1964.
“Cueva Altamirano o Arroyo Feo”
Con este antecedente, aparece en escena un desconocido espacio, con nuevos testimonios gráficos, restos de diferentes o similares etnias que son las que surgen en esta nueva zona. Y están aquí, en el umbral del siglo XXI.
Las manos, que aparecen en las cuevas investigadas, no fueron pintadas sobre la roca en forma directa, sino que se imprimieron estarcidas sobre la piedra. Los antiguos pobladores, para lograr su esbozo final, apoyaban la palma de la mano sobre el logrado color y luego obtendrían la forma de su eterna pintura. Se especula que los descubrimientos son semejantes a las encontradas hace 70 años.
El correlato de la historia reciente, explica que fue el sacerdote salesiano Alberto De Agostini (1883-1960), quien en 1941 dio a conocer estas obras de arte rupestre mediante fotografías en colores. Desde 1964 las estudió sistemáticamente el investigador Carlos J. Gradin, quien la hizo conocer en el mundo. Y se sumaron en el año 1972 sus colaboradores Carlos A. Aschero y Ana M. Aguerre, esta última, se convirtió en esposa de Gradín, todos continuaron como investigadores ocupándose y obteniendo, como premio, un alto prestigio internacional. Esta es “Una tarea sin calendarios que a veces trasciende la vida de los investigadores” reflexiona Aschero.
“La Cueva de las Manos” pertenece a una serie de sitios arqueológicos americanos, como Monte Verde (Chile), Pedra Furada (Brasil), y Piedra Museo (Argentina), entre otras áreas que están deliberando y disputando el concepto tradicional sobre la teoría del poblamiento tardío de América. De esta manera se suman fundamentos que posicionan esta nueva corriente ascendente que sostiene la teoría del poblamiento temprano concebida como “pre-Clovis”.
Esta nueva concepción se basa en una serie de estudios y hallazgos arqueológicos, lingüísticos y genéticos relativamente recientes, basada en la cultura Clovis, y han generado un amplio y dilatado debate internacional sobre el tema. Aquí los científicos involucrados no tienen una posición común sobre el origen del hombre en América, ni sus resultados parecen conducir linealmente a una respuesta coincidente.
Por último, el trabajo actual de este equipo de científicos, que permitió el acceso de periodistas, admite vislumbrar, sin temor a equivocarnos, que entre el Parque Nacional Perito Moreno, la Cueva Altamirano, y la Cueva de las Manos, se establecen señales inequívocas del poblamiento de América del Sur y posiciona a la Patagonia Argentina dentro de la historia de la humanidad. Y esto, precisamente, no es un dato menor.
La cultura clovis o cultura del llano
Ambas apreciaciones, comienzan a ser consideradas a mediados del siglo XX como la cultura indígena más antigua del continente americano. Su datación por radiocarbono calibrada indica un periodo entre el 10.600 a. C. y el 11.250. Esa época corresponde a los últimos años de la Glaciación o Era de hielo.
Durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX, los descubrimientos acerca de esta cultura sostuvieron lo que se conoce como el Consenso Clovis, fundamento de la teoría del poblamiento tardío del continente americano. Pero a partir de las dos últimas décadas del siglo XX, nuevas investigaciones científicas cuestionaron las conclusiones del Consenso Clovis y aportaron pruebas de la existencia de culturas amerindias mucho más antiguas. Tales como el descubrimiento efectuado en las márgenes y cuevas del río Pinturas en la provincia patagónica de Santa Cruz, en la República Argentina.