MINA VELADERO, San Juan.- A 4400 metros de altura, es la baja presión atmosférica lo que dificulta la respiración. Pero lo que la detiene es un cartel electrónico que marca en números rojos un enorme “00.20”. “¿Ves ese cartel? -dice, orgulloso, el gerente general de esta mina que en los próximos 17 años producirá unos 7000 millones de dólares en oro-. Eso mide la cantidad de cianuro en el aire.” La respiración vuelve dos segundos después, cuando Hernán Vera continúa con su explicación: “Son 0,2 partes por millón [ppm]. Sólo cuando supera las 3 ppm es para preocuparse”.
La manipulación del cianuro, sus posibles filtraciones a los ríos y napas de la Cordillera y su esparcimiento por el aire constituyen algunos de los principales cuestionamientos que las organizaciones ambientalistas hacen a este megaemprendimiento minero de la empresa canadiense Barrick. Por eso exigen que San Juan, como antes lo hicieron Chubut y Río Negro, prohíba el uso de ese producto para la extracción de oro.
Veladero fue inaugurada en octubre último, con una inversión de más de 500 millones de dólares, apenas un tercio de la estimada para el otro gran proyecto de Barrick: Pascua-Lama, una iniciativa binacional que ya fue aprobada -aunque con importantes observaciones- por Chile y que ahora aguarda el visto bueno del gobierno sanjuanino de José Luis Gioja. El gobernador es un ferviente defensor de la minería, pero la fuerte oposición de los ambientalistas a ambos lados de la frontera amenaza con producir un conflicto internacional similar al que vive Gualeguaychú con las plantas de pasta celulósica. Barrick sostiene que los temores de contaminación son infundados y que la mejor prueba de que Pascua-Lama es un emprendimiento seguro es ver cómo funciona, a pocos kilómetros, su hermana menor, Veladero.
Una ciudad en la montaña
Llegar aquí no es fácil. En el camino -siete horas en auto desde la capital provincial- hay que atravesar, además de las nubes, tres puestos de seguridad, dos chequeos médicos y un cambio obligatorio de indumentaria. Las cumbres nevadas, el azul intenso del cielo y la fauna del lugar -guanacos, zorros, liebres- completan un paisaje que es un verdadero premio al esfuerzo. La primera instalación de Veladero es el campamento, un moderno complejo con capacidad para 4000 personas. Es casi una ciudad construida por Barrick en la montaña: tiene desde un hospital y una planta potabilizadora de agua hasta un canal de cable propio y “el puesto de diarios más alto del mundo”.
Aunque estricta en sus políticas de seguridad para evitar accidentes, la empresa ha decidido abrir su mina al público para disipar las dudas que expresan los ambientalistas. Incluso ha invitado a los dirigentes de las organizaciones que se oponen. Ellos han rechazado el ofrecimiento. “Te muestran sólo lo que quieren”, alertan. Pese a esas advertencias, LA NACION no encontró inconvenientes para recorrer, preguntar y fotografiar en todos los sectores de la mina.
El proceso de producción del oro comienza en la mina propiamente dicha, ubicada a 4800 metros de altura. Mediante explosiones con anfo se extrae el material rocoso. Aquí surgen los primeros reparos de los ecologistas: la voladura -dicen- libera metales peligrosos para animales y seres humanos. “Es cierto que se genera polvo -se defiende Vera-, pero son partículas muy pequeñas y el viento, que aquí es muy fuerte, se encarga de dispersarlas.” Mediante gigantes camiones que soportan una carga de 240 toneladas (cada rueda mide casi tres metros de alto), ese material es transportado hasta la planta de trituración. Al salir, las piezas de roca tendrán un diámetro máximo de tres centímetros.
Luego, el material es depositado en el valle de lixiviación, una gigantesca pileta de 14 hectáreas recubierta por una membrana de cinco capas, y es regado permanentemente con una solución de agua con cianuro (se bombean 2000 metros cúbicos por hora). Recientemente se detectó una filtración en la primera de las capas. “Eso es algo normal. Nuestro valle de lixiviación está catalogado como muy bueno en la clasificación mundial”, dice Vera.
Separador de metales
La lixiviación con cianuro es el centro de las críticas de los ambientalistas. Ese producto químico atrae las partículas de oro y plata. El líquido resultante es drenado y luego, mediante un preparado con cinc, se procede a separar los metales del agua con cianuro. Barrick sostiene que, gracias a las membranas y los sistemas de seguridad, sumados al reciclaje de la solución cianurada una vez separado el oro, no hay posibilidad de que ese químico contamine. Pero el reciclaje no es total: cada año hay que agregar 700 toneladas de cianuro al circuito.
¿Qué pasó con ese faltante de cianuro? “Cuando entra en contacto con la luz solar se descompone en carbono y nitrógeno en concentraciones bajísimas. La evaporación del cianuro no afecta el medio ambiente”, explica el gerente de la mina. Y para disipar temores, señala el cartel electrónico con la cantidad de cianuro en el aire. A Hugo González (también ingeniero en minas, como Vera), de la agrupación ambientalista Sanjuaninos Autoconvocados, esa explicación no lo convence. “Ese carbono y ese nitrógeno se transforman en la atmósfera en dióxido de carbono y en óxidos nitrosos, que provocan gases invernadero -dice-. Además, no es cierto que 0,2 partes por millón de cianuro sean inofensivas, porque lo importante es que su efecto es acumulativo en el tiempo.”
La producción de la mina termina con un sistema de filtros que separa la solución cianurada de los metales extraídos de la roca. El material resultante es procesado y fundido en los hornos de la planta para crear los lingotes de doré, una mezcla de oro y de plata. En una bandeja de metal descansan seis lingotes de 17 kilos cada uno. Al lado, los operarios siguen, como si nada, con sus tareas habituales. Esta vez, son unos breves cálculos matemáticos los que volverán a detener la respiración: en esa bandeja, indiferentes a la atención de todos, había un millón de dólares en oro. or Oliver Galak Enviado especial.
Primer minero
SAN JUAN (De un enviado especial).- El primer lingote producido por Barrick en Veladero fue donado a San Juan. “Está guardado en la bóveda de la provincia y vamos a poner un símil de eso en la Casa de Sarmiento, en homenaje a Sarmiento, que fue el primer minero que hubo en el país -dijo el gobernador José Luis Gioja a LA NACION-. No pongo el verdadero porque se lo van a chorear; para qué los vamos a tentar…”
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