Yo lo invito a tomar un vaso de agua en San Juan y un vaso de agua tomada del Riachuelo, en Buenos Aires, y después me dice cuál contamina”, provoca Juan José Bustamante.El emisario del gobernador José Luis Gioja llegó hace menos de una semana al stand provincial de Tecnópolis con una sola misión: convencer a los visitantes de que la mala prensa de explotación minera no se condice con la realidad.
Fuente: Tiempo Argentino
El secretario Técnico de Minería sabe que no es un tarea sencilla pero cuenta para la ocasión con un formidable respaldado artístico-tecnológico que poco tiene que envidiarle a Disney. En efecto, mediante simuladores, pantallas de 360 grados y proyecciones, busca resaltar el impacto laboral, social y económico que genera la actividad.
La puesta fue ideada por Juan Carlos Baglietto. Sí, el cantante rosarino, ahora en su rol empresario, montó el stand de 1500 metros cuadrados junto a técnicos, arquitectos, artesanos y escenógrafos, tras un trabajo de instrucción y conocimiento previo en las minas sanjuaninas de Gualcamayo y Veladero.
“Tuvimos que estudiar, conocer viajar, hablar con la gente que conoce la actividad desde hace años. Sin entender nada yo era un hombre que no tenía simpatía por la actividad minera, pero desde la nada, porque yo no entendía nada. Pero cuando uno se empieza a involucrar empezás a entender. Esto sirve para que la gente tenga un acercamiento a temas que muchas veces no son transmitidos de forma exacta”, señala el músico.
–¿Pero sabe de los peligros de esta actividad?
–Acá nosotros fuimos fieles a la realidad, en cuanto a transmitir los conceptos generales y también poner de manifiesto cuáles son los peligros que puede transmitir esta actividad, que los tiene, sin dudas, como casi cualquier actividad industrial.
La entrada al stand está flanqueada por dos imponentes tractores amarillos off road y la escenografía se completa con unas paredes escarpadas, que imitan el dibujo de la terraza de una montaña tras la explotación minera a cielo abierto. Esa instantánea resulta convocante y se forman enormes filas de grandes y chicos, ávidos por experimentar el promocionado “viaje al interior de la tierra”.
La bienvenida la ofrece un textual de Domingo Faustino Sarmiento, el sanjuanino más famoso, quien en 1862 ordenó la elaboración del mapa topográfico minero para impulsar la actividad en la provincia. “Hoy las minas son el fuego que conduce a los pueblos al desierto para poblarlo; y como requieren inteligencia, civilizan a la par que pueblan”, reza el cartel.
El primer tramo es un “túnel cronológico” en cuyas paredes se explica el papel que cumplió la minería en la historia de la humanidad. Comienza en el año 41 mil antes de Cristo, tiempo en el que el hombre paleolítico extraía hematites (óxido de hierro) para realizar pinturas rupestres. El túnel desemboca en una enorme sala con video mapping. Se trata de una técnica de proyección de video desde el techo hacia una superficie irregular, que oficia de pantalla, transformando imágenes de 2D en 3D. Así, los pliegos y los relieves de la geografía confirman a las retinas lo que el audio hace repiquetear en los oídos: el 80% de San Juan se asienta sobre cerros y montañas y sólo el 2,4% de su terreno es cultivable.
Los más chicos aprovechan y se toman fotografías con cascos de trabajo que gentilmente les proveen los guías; los más grandes escuchan la retahíla de minerales que se pueden extraer mediante la explotación subterránea y la que se realiza a cielo abierto.
De esa sala, los visitantes pasan a dos enormes ascensores virtuales, con la promesa de viajar al centro de la Cordillera. Simulan bajar a una mina, replicando movimientos, sonidos y cambios de iluminación. En las ventanas, también virtuales, se ve el transcurrir de un día soleado hacia las más lúgubres cavernas donde se aprecian sedimentos y texturas de distintos minerales. El guía, un viejo minero, acompaña el “descenso” explicando que la arcilla y el carbón están más cerca de superficie que el oro y el sulfato de plata. El efecto es muy logrado.
La cuarta etapa del show, en una sala contigua, nos retrotrae a la minería de principios del siglo pasado. Se reproduce una vagoneta –el viejo carrito con el que se trasladaba la carga– y en una pantalla “aparece” la silueta de un fantasma de 1800, que por momentos se esfuma y por momentos vuelve. Es un minero resaltando el orgullo de clase.
El salto entre ese pasado con el futuro es literal. La quinta etapa del recorrido ofrece un cine a 360º, de tres metros de alto y 30 de diámetro. Los visitantes se acomodan en una inmensa plataforma circular donde se ven envueltos por imágenes de objetos de la vida cotidiana, una manera de anclar la minería con la realidad de las grandes urbes. Instrumental quirúrgico, celulares, cubiertos, aparatos de televisión. Todo, explican, es fruto de la minería. El audio que acompaña las imágenes promete “un futuro mejor”.
La gente aplaude embelesada con la propuesta tecnológica “Sustentabilidad”, “impacto controlado” y “conciencia ambiental”, son palabras recurrentes a lo largo de la travesía. Por si no hubiera quedado claro, en el sexto y último tramo del circuito se vuelve sobre el tema. Media docena de plasmas, dispuestos en media luna, reproducen distintas voces experimentadas en defensa de la actividad: desde el presidente de la Cámara Minera, hasta el responsable de áreas protegidas, pasando por una licenciada en Geología.
En el medio de esa sala, una columna cilíndrica y transparente deja ver muestras de oro, plata, yeso, caliza, travertino, dolomías y cuarzo. Ciro Romero, el guía que despide a los distintos contingentes, se muestra abierto a las preguntas. Están los curiosos, los aduladores y también los escépticos, los que inquieren por la contaminación.
“Hay muchas dudas por el uso del cianuro. No es la gran mayoría pero de las 3500 personas que pasan por día siempre hay quien pregunta. Nosotros le explicamos que hay un proceso, el de lexiviación, que es un sistema de cianurización cerrado, que evita las pérdidas en el exterior”, dice, ayudado por una placas ilustrativas de la galería de egreso del stand.
“Una almendra tiene cianuro. Todos comemos almendras y nadie se muere. Lo que decimos es que si hubiera una mínima pérdida no pasaría nada. Pero sabemos que tenemos mala prensa y estamos tratando de revertirla”, se despide y deja la posta a Bustamante, el funcionario del desafío del vaso de agua del Riachuelo.
–El Riachuelo contamina pero hay fuertes cuestionamientos en San Juan y en otras provincias a la minería a cielo abierto.
–Mire, en nuestra provincia, de aproximadamente 680 mil habitantes, 20 mil ocupan puestos directos en la minería, cifra que se eleva a 80 mil con los puestos indirectos. Si consideramos que los grupos familiares son de tres personas, podemos concluir que 240 mil personas dependen de la actividad.
–Son cifras discutibles.
–La cifra es más o menos la que le digo. En el 2003 había tres Pyme (pequeñas y medianas empresas) que eran prestadoras de servicios mineros. Hoy son 1200, que tributan en San Juan y que toman mano de obra en San Juan En el 2005 nace la primera metalífera, en Veladero. Es una industria pujante y la estamos defendiendo.
–¿A costa del medio ambiente y la salud de la gente?
–Hay mucha desinformación y mucha mentira sobre el tema.
–¿A qué se refiere?
–Le voy a dar un ejemplo. Nosotros exhibimos acá, en el stand de Tecnópolis, una imagen de un pumita, sano y salvo, que pertenece a la Reserva de Biósfera San Guillermo. Esta es la verdad. No lo que hizo Greenpeace, que mostró a un animal, con pintitas, que no es de la zona, y después mostrar imágenes de explosiones, para decir que estamos contaminando el ambiente.
–Esa imagen fue parte de la campaña “Salvá a San Guillermo” de los daños de la minería a cielo abierto realizada por la empresa canadiense Barrick Gold.
–Pero lo que mostraron no es de San Guillermo. No sé dónde hicieron las imágenes pero de ahí no. Por ley ahí no hay actividad minera.
–San Guillermo es un área declarada por la Unesco como la primera reserva de Biósfera del país. Además de una profusa vida silvestre, contiene áreas de glaciares y ambiente periglaciar. ¿Greenpeace enloqueció? ¿Inventó todo? ¿Con qué objetivo hablaría de la contaminación de cianuro si no fuera cierto?
–El gobernador Gioja y la empresa emitieron sendos comunicados. Allí no hay actividad minera. La Reserva se ha ordenado espacial y funcionalmente en tres zonas interrelacionadas: Zona Núcleo, Zona de Amortiguación y Zona de Transición. De acuerdo a este ordenamiento la Zona Núcleo es una zona intangible en la que no se permite ninguna actividad minera y en consecuencia no se registran proyectos mineros de ninguna índole. Greenpeace miente. Ya le dije: vaya a San Juan y tomé un vaso de agua de cualquier río. Yo lo hago: ¿Usted lo hace? Yo la que seguro no tomo es la del Riachuelo de Buenos Aires. Esa sí que no la tomo.