El 7 de mayo fue el Día de la Minería en Argentina. Radio Seis dialogó con el intendente de Sierra Grande, ciudad que vive desde hace 6 años de la explotación del hierro a manos de una compañía china que se lleva todo a oriente. La extracción se sostiene usando agua de manantiales y le costó la vida al arroyo Los Berros. Nación y provincia quieren avanzar en explotaciones en toda la Línea Sur donde el agua vale más que el oro.

Fuente: Bariloche 2000

Cada 7 de mayo, Argentina conmemora el Día de la Minería, para recordar la primera ley de Fomento Minero Sancionada en 1813. A pesar del tiempo transcurrido, el país cuenta con escasa tradición minera, salvo por algunas excepciones como en San Juan y Catamarca.

Desde mediados de la década de 1990 cuando se sancionaron nuevas leyes para la promoción de la megaminería, las empresas multinacionales y gobiernos prometen desarrollo y prosperidad para los pueblos.

En la provincia de Río Negro la experiencia más conocida es la de Sierra Grande donde el Estado explotó una mina de hierro durante muchos años, explotación que actualmente aprovechan capitales de origen chino.

MCC Minera Sierra Grande está ubicada a solo 7 kilómetros de la ciudad en la que viven unos 14.000 habitantes. Y tanto la explotación como los vecinos, consumen agua de los manantiales ubicados a unos 200 kilómetros de distancia, en las nacientes de los arroyos Ventana y Los Berros, en la Meseta de Somuncura.

Dos acueductos construidos por la Dictadura Militar en la década de 1970 salen del lugar y van hacia la zona costera para alimentar una gran cisterna que administra la empresa Aguas Rionegrinas SA (ARSA). Desde hace unos 6 años, el mayor porcentaje de esas aguas prístinas -y propiedad de todos los rionegrinos- son destinadas a la extracción privada de hierro que demanda más de 1.000.000 (un millón) de litros por día.

Esta actividad que representó un crecimiento importante para el pueblo de Sierra Grande retribuye con escasas regalías al Estado de Río Negro y a la propia ciudad. Así lo reconoció el intendente de esa localidad, Renzo Tamburrini, en diálogo con La Mañana de Radio Seis.

Sin embargo, para Tamburrini la instalación de la minera “genera una actividad económica prospera” que llega indirectamente a través de los 600 empleados que viven en la ciudad, por el movimiento económico que genera, y por aportes directos de la multinacional al gobierno municipal.

“No es mucho lo que nos llega por regalías”, reconoció el funcionario público en diálogo con Radio Seis para aclarar que “tenemos mayor renta por los aportes directos de la empresa al municipio que por el pago de las regalías que llegan a través de la coparticipación”. “Y esto es así por propia voluntad de la empresa que hace acompañamientos a la gestión y está presente en momentos difíciles”, expresó.

Según Tamburrini, el problema radica en que las leyes mineras “son leyes viejas pero las empresas lo saben y realizan aportes por su propia voluntad que son más importantes que las regalías que recibimos y dependen de la relación que cada gobierno pueda entablar con la empresa”, añadió para aclarar que “es algo que tendría que estar reglamentado por ley” pero en este momento funciona de hecho.

Acueducto, temporal y después

Luego del temporal ocurrido los primeros días del mes de abril en gran parte de la provincia, el acueducto construido por los militares para HIPASAM se rompió y la provisión de agua bajó al 50 por ciento.

Las precipitaciones hicieron crecer el caudal de los arroyos y arrasaron con los acueductos. Esta situación hizo que la mina de hierro “más grande de Sudamérica” -según destacan sus promotores- reciba 6 litros por segundo y no 12 como requiere.

Su reparación requiere de una inversión importante, que debe realizarse en el medio del campo, para reemplazar al menos 15 kilómetros de cañería. Para esas obras, la empresa y los gestores municipales y provinciales, lograron un compromiso del gobierno nacional.

“La idea es darle entre 12 y 15 litros por segundo. Estamos estudiando los consumos de la localidad para ver cómo podemos ir interactuando con la minera para administrar el recurso”, afirmó el intendente.

Ni arroyo ni berros

En mayo en 2013 vecinos de Arroyo Los Berros presentaron un reclamo muy particular ante la Defensoría del Pueblo de Río Negro a cargo de la abogada Nadina Díaz. Los habitantes del lugar manifestaron que “a pesar del nombre del lugar, allí no había arroyo y mucho menos berros”.

En la oportunidad, explicaron que los problemas para esa localidad, comenzaron a principio de la década del 70, cuando el gobierno militar decidió entubar los arroyos Ventana y Los Berros, con el objetivo de proveer de agua a la empresa minera HIPASAM, y poco pudieron hacer para evitar que la autoritaria medida terminara con la vida del lugar, tal cual lo habían conocido.

En nota entregada a la defensora, los vecinos manifiestan que el arroyo Los Berros que le dio nombre al paraje “nos permitió crecer a sus orillas con un paisaje muy diferente al actual, árido y desértico, por lo tanto, necesitamos rediseñar este sistema hídrico de manera de compartir el agua con Sierra Grande pero recuperar nuestro arroyo”.

Agua o minería

La meseta de Somuncurá está ubicada hacia el centro-sur de la provincia de Río Negro, en una región con población escasa y bastante dispersa. Es una meseta representativa de la región por su gran extensión y una altura que ronda los 900 msnm. Está formada por varios cañadones que fueron alguna vez valles fluviales que formaban parte de un sistema hidrográfico que hoy ya no existe. La meseta de Somuncurá reviste interés geológico, geomorfológico, hidrológico, climático, biológico, ecológico y también turístico. Tiene especies y subespecies endémicas que atraen al mundo científico.

El agua de las lluvias y de la nieve derretida, se infiltra por sus grietas y fisuras y corre en forma horizontal debido a la capa impermeable de arcilla que se encuentra debajo del basalto. Este agua alimenta a las vertientes y los mallines de los pequeños valles en las zonas que rodean la meseta. Todo este complejo sistema hídrico hace de esta meseta, uno de los acuíferos más importantes de la Patagonia (1).

Los parajes y pueblos se ubican hacia los límites de la meseta. Entre ellos se destacan El Caín, Prahuaniyeu, Cona Niyeu, Sierra Pailemán, Rincón Treneta, Comicó, Aguada Cecilio, Arroyo Los Berros, Chipauquil, Arroyo Ventana, Yaminué, Aguada de Guerra y Nahuel Niyeu. Las ciudades más cercanas a la meseta y más importantes son: Valcheta, Sierra Colorada, Ministro Ramos Mexía, Los Menucos, Maquinchao y Sierra Grande.

Una singular manera de analizar resultados positivos

La reactivación de la mina de hierro y la decisión de extraer agua prístina de las nacientes de dos arroyos para la extracción del metal actualizó los debates sobre el medio ambiente y, principalmente, sobre el uso de un recurso estratégico y escaso: el agua.

Para el gobierno de Sierra Grande, la reactivación de la extracción a mega escala tiene una ecuación que da “absolutamente positivo”.

“A la vista está el resultado. Después del cierre pasamos de 20 mil a 6 mil habitantes. Hoy con 6 años de actividad recuperamos la población a 14 mil habitantes. El impacto obviamente dio positivo porque si no, no estaríamos desde hace 50 años con los acueductos como funcionan”, aseguró Tamburrini quien considera que la inversión realizada hace muchos años atrás -cuando no se hablaba del agua como un bien escaso ni de contaminación ni de cambio climático-, es garantía suficiente.

“Yo no creo que lo hayan hecho al azar. Son más de 200 km de acueducto. No creo que el Estado nacional -según definió Tamburrini en referencia a los militares golpistas- haya invertido tanto para realizar una obra que afecte al ambiente. En aquel momento deben haber tenido todo en orden”, aseguró.

Según aclaró, los métodos actuales no utilizan separación química (que es la que más agua requiere) porque el metal que se extrae se lleva a un 50 por ciento de su separación del resto de minerales de la roca, con métodos mecánicos y magnéticos.

La preocupación por contar con agua sin conflictos se refleja en una propuesta de los empresarios chinos que instalarían una planta desalinizadora para contar con el líquido destinado al uso industrial.

Pero este mecanismo que permitiría liberar los manantiales, recién estaría en marcha dentro de un año y medio.

“El agua que tomamos como serranos es de manantial, que no requiere prácticamente tratamiento y volcarla a la producción no es nada gratificante” aseguró para señalar que “es una obra a largo plazo que va a producir una solución parcial pero mientras tanto tenemos que cumplir con el abastecimiento”.