Carta abierta al gobernador Jorge Sapag. “Como bien sabrá, los creyentes del catolicismo como Ud. y como gran parte de los neuquinos aceptan que las Encíclicas papales son consideradas Doctrina de fe. El 29.06.2009 el Papa alertó sobre los riesgos de guerras por el agua y reclama el respeto al medio ambiente y cambios globales en las formas de tratar la tierra”. Los vecinos de Loncupué “preocupados por el apoyo de su gobierno a emprendimientos mineros tales como los que se pretenden imponer en el territorio de la Comunidad mapuche Mellao Morales”, transcriben párrafos de la Encíclica papal que “como católico y como gobernante, debería prestar atención para reconsiderar las decisiones políticas que al respecto ha tomado hasta ahora”.

Gobernador de Neuquén, Jorge Sapag. Por Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Loncopué
Loncopué, Neuquén – 04/08/09.

Carta Abierta al Sr. Gobernador
de la Provincia del Neuquen
Dr. Jorge SAPAG:

No han sido pocas las oportunidades en que Ud. públicamente ha hecho profesión de su fe católica.

Como bien sabrá, los creyentes del catolicismo como Ud. y como gran parte de los neuquinos aceptan que las Encíclicas papales son consideradas Doctrina de fe.

El 29.06.2009 el Papa alertó sobre los riesgos de guerras por el agua y reclama el respeto al medio ambiente y cambios globales en las formas de tratar la tierra.

La version oficial íntegra de la Enciclica Caritas in Veritatis podrá consultarla aquí

A los fines de que la Doctrina de fe de la iglesia Católica guíe el gobierno que ejerce en la provincia, y preocupados por el apoyo de su gobierno a emprendimientos mineros tales como los que se pretenden imponer en el territorio de la Comunidad mapuche Mellao Morales, entre otros, transcribimos algunos aspectos relevantes de la Encíclica papal que entendemos, que como católico y como gobernante, debería prestar atención para reconsiderar las decisiones políticas que al respecto ha tomado hasta ahora.

Lo que está en negrita fue destacado por nosotros.

“…En nuestra tierra hay lugar para todos: en ella toda la familia humana debe encontrar los recursos necesarios para vivir dignamente, con la ayuda de la naturaleza misma, don de Dios a sus hijos, con el tesón del propio trabajo y de la propia inventiva. Pero debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola. Eso comporta «el compromiso de decidir juntos después de haber ponderado responsablemente la vía a seguir, con el objetivo de fortalecer esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos». Es de desear que la comunidad internacional y cada gobierno sepan contrarrestar eficazmente los modos de utilizar el ambiente que le sean nocivos. Y también las autoridades competentes han de hacer los esfuerzos necesarios para que los costes económicos y sociales que se derivan del uso de los recursos ambientales comunes se reconozcan de manera transparente y sean sufragados totalmente por aquellos que se benefician, y no por otros o por las futuras generaciones. La protección del entorno, de los recursos y del clima requiere que todos los responsables internacionales actúen conjuntamente y demuestren prontitud para obrar de buena fe, en el respeto de la ley y la solidaridad con las regiones más débiles del planeta. Una de las mayores tareas de la economía es precisamente el uso más eficaz de los recursos, no el abuso, teniendo siempre presente que el concepto de eficiencia no es axiológicamente neutral….” (Pto. 50)

“…El modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa. Esto exige que la sociedad actual revise seriamente su estilo de vida que, en muchas partes del mundo, tiende al hedonismo y al consumismo, despreocupándose de los daños que de ello se derivan. Es necesario un cambio efectivo de mentalidad que nos lleve a adoptar nuevos estilos de vida, «a tenor de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un crecimiento común sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones». Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales, así como la degradación ambiental, a su vez, provoca insatisfacción en las relaciones sociales. La naturaleza, especialmente en nuestra época, está tan integrada en la dinámica social y cultural que prácticamente ya no constituye una variable independiente. La desertización y el empobrecimiento productivo de algunas áreas agrícolas son también fruto del empobrecimiento de sus habitantes y de su atraso. Cuando se promueve el desarrollo económico y cultural de estas poblaciones, se tutela también la naturaleza. Además, muchos recursos naturales quedan devastados con las guerras. La paz de los pueblos y entre los pueblos permitiría también una mayor salvaguardia de la naturaleza. El acaparamiento de los recursos, especialmente del agua, puede provocar graves conflictos entre las poblaciones afectadas. Un acuerdo pacífico sobre el uso de los recursos puede salvaguardar la naturaleza y, al mismo tiempo, el bienestar de las sociedades interesadas.
La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. Y, al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos. Debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo. Es necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la «ecología humana» en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia.. Así como las virtudes humanas están interrelacionadas, de modo que el debilitamiento de una pone en peligro también a las otras, así también el sistema ecológico se apoya en un proyecto que abarca tanto la sana convivencia social como la buena relación con la naturaleza….” (Pto.51)

“…la técnica nunca es sólo técnica. Manifiesta quién es el hombre y cuáles son sus aspiraciones de desarrollo, expresa la tensión del ánimo humano hacia la superación gradual de ciertos condicionamientos materiales. La técnica, por lo tanto, se inserta en el mandato de cultivar y custodiar la tierra (cf. Gn 2,15), que Dios ha confiado al hombre, y se orienta a reforzar esa alianza entre ser humano y medio ambiente que debe reflejar el amor creador de Dios…” (Pto. 69)

Por todo ello solicitamos a Ud. sea coherente con la fe que profesa e instruya a los legisladores de su partido para que traten, debatan y aprueben el proyecto de ley de prohibición de la minería metalífera a cielo abierto que tramita en la Legislatura.

Dios lo ilumine, lo guíe y lo bendiga,

A.V.A.L.
Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Loncopué
Loncopué – Neuquén
Patagonia Argentina