La presentación de Molina fue en la Casa de Gobierno y durante el acto sobrevoló la posibilidad de reflotar el proyecto San Jorge, incluso uno de los invitados vip al acto, Carlos Ferrer, presidente de la Cámara de Servicios Mineros de Mendoza (CASEM), se entusiasmó con la vuelta al ruedo del polémico emprendimiento situado en Uspallata. Por Javier Polvani El avance de un proyecto minero en la sierra Famatina de La Rioja produjo la nacionalización de la resistencia de los pobladores del lugar que se oponen a un emprendimiento de extracción de metales a gran escala. En Mendoza, la presión social provocó que en la campaña electoral el ahora gobernador Paco Pérez rechazara el proyecto San Jorge que pretendía sacar cobre y oro de Uspallata impulsado por el ex ministro Paco Pérez.
El mandatario dijo entonces que las decisiones conflictivas las sometería a plebiscito, al sostener con fuerza un eslogan que anticipaba un “gobierno abierto”. El viernes asumió al frente de la Dirección de Minería de la provincia Carlos Molina, un ingeniero químico que fue propietario de minas no metalíferas, quien se cuidó de no caldear aún más el clima en su primera aparición mediática. Antes, el gobernador nombró secretario de Ambiente a Marcos Zandomeni, quien viene de trabajar en la actividad minera para empresas extractoras.
En los últimos días, el ministro de Infraestructura de Paco Pérez, Rolando Baldasso, dijo que “en Mendoza hay desconocimiento sobre la minería” y adelantó que va a trabajar para “hacerla amigable”. No dijo nada Baldasso de la promesa del gobernador durante la campaña de plebiscitar los temas conflictivos para la sociedad, como lo es claramente la explotación minera.
La presentación de Molina fue en la Casa de Gobierno y durante el acto sobrevoló la posibilidad de reflotar el proyecto San Jorge, incluso uno de los invitados vip al acto, Carlos Ferrer, presidente de la Cámara de Servicios Mineros de Mendoza (CASEM), se entusiasmó con la vuelta al ruedo del polémico emprendimiento situado en Uspallata. El empresario dijo que sobre San Jorge: “No creo que lo vayan a dejar morir porque es un proyecto interesante” y dio por descontado que la decisión de Pérez durante la campaña pertenece al pasado. “La nueva gestión viene con nuevos aires”, festejó entusiasta Ferrer.
¿Qué va a pasar en Mendoza con la megaminería metalífera? Las chances para el avance de proyectos de este tipo crecen en la medida que se profundiza la incapacidad del gobierno para imaginar un modelo de desarrollo. Por ahora, Paco Pérez se la pasó hablando de “sintonía fina” y siguió usando la misma pilcha de mendigo que sus antecesores.
Lo dijo en la campaña, aunque muchos no quisieron escucharlo: Mendoza depende de la capacidad de mendigar ante el gobierno central o en su defecto ante los mismos organismos internacionales de financiamiento a los que fueron a mendigar os últimos mandatarios provinciales. No hay otro plan declarado.
Sin ir más lejos, antes de anunciar cualquier política activa de desarrollo, el gobernador y sus laderos se la pasaron hablando de créditos, letras, títulos y ateenes.
Para peor, Pérez y su ministro de Hacienda, Marcelo Costa, no se pusieron de acuerdo todavía: Costa le dijo al diario Los Andes que va a conseguir un ATN de 500 millones para pagar el déficit que la Legislatura no le autorizó a eternizar en el tiempo con un crédito y el gobernador lo desmintió sin titubear al día siguiente.
Las compañías mineras saquean todo por donde pasan. Pero pasan porque los gobiernos y en muchos casos los pobladores las dejan, cuando no les imploran que cometan el saqueo. Y sino pregunten en Iglesia, un pueblo que el estado sanjuanino olvidó históricamente, adonde la famosa Barrick Gold, cuestionada en su país de origen -Canadá- por la voracidad contra el medio ambiente, se aprovechó para ganarse a lugareños con unos pocos puestos de trabajo y un puñadito de obras que se terminaron pagando con la producción de oro y no con las ganancias de la empresa.
“No creo que haya clima social en Mendoza para la minería a cielo abierto. La Rioja (está levantado el pueblo de Famatina para impedir el inicio de la actividad de una compañía canadiense) es nada comparado al clima mendocino”, reflexionó un consejero cinco estrellas de Paco Pérez en estricto off the record.
El experto sabe de qué habla. En el arranque de la campaña electoral el hoy gobernador analizó con al menos una decena de dirigentes del peronismo provincial qué hacer con la minería en el discurso proselitista. Pérez era el candidato minero para mucha gente y los rivales radicales se montaron sobre ese rótulo para limarle posibilidades electorales.
¿Era el candidato minero realmente? Hizo mucho para que así se lo enrostraran los antimineros y sus enemigos electorales. Primero compartió un estudio de abogados que tenía empresas mineras de clientes, aunque él dice que con ese tema no se metió nunca. Y siendo el ministro de Infraestructura de Celso Jaque fue su cartera la principal impulsora desde el gobierno del proyecto minero San Jorge, el mismo que echó por tierra cuando acordó con su equipo de campaña que la mejor estrategia electoral era romper con la minería. A pesar de que muy poco tiempo antes uno de sus laderos de máxima confianza, Walter Vázquez, entonces y ahora subsecretario de Hidrocarburos y Minería, casi se trenza a trompadas delante de periodistas con Guillermo Carmona, ex secretario de Ambiente, en defensa del proyecto de extracción de metales en Uspallata.
¿Qué pasó en Mendoza con la megaminería metalífera? Desde el gobierno de Julio Cobos la idea de la Casa de Gobierno fue impulsar la extracción de metales de la montaña por parte de compañías extranjeras, principalmente canadienses, a las que la ministra de Economía de aquel entonces Laura Montero, actual senadora nacional, salió a tentar con un discurso abiertamente favorable a sus intereses. Pero Cobos –que “tiene convicciones fuertes pero transitorias”, al decir de Alfredo Cornejo- volvió sobre sus pasos cuando un grupo de mendocinos medianamente organizados levantaron la voz en contra de esa política provincial.
Así surgió la Ley 7.722 que, si bien no prohíbe la minería metalífera la deja renga al prohibir el uso de cianuro, químico vital para separa la basura del metal después de haber volado en pedazos la montaña que presenta vetas de oro, cobre o lo que fuera que le sirva a las compañías extractoras. Para que exista el negocio minero en la montaña de nuestra provincia debe desaparecer la Ley de Minería.
Aunque los inversores extranjeros están dispuestos a empezar a jugar bajo su imperio, todos (las compañías extractoras y los funcionarios del Gobierno) saben que para que sea negocio hay que cambiar las reglas. Y si se autoriza a dinamitar la montaña se hará con garantías de que más tarde o más temprano será dinamitada la prohibición contra el cianuro de la Ley Provincial. La apuesta sería por demás riesgosa porque, como dice el asesor estrella de Paco Pérez, el clima social en Mendoza es adverso para la minería a cielo abierto.
Por Javier Polvani*